Tribuna
UGT: Mejor, más unión, mejor más general
Responsable sindical del Saneamiento Urbano en las Comarcas de Tarragona y 35 años afiliado a UGT
Asisto atónito al papel que estamos asumiendo los sindicatos ante el conflicto independentista. Creo que ha llegado el momento de abrir una reflexión seria y honesta sobre lo que debe hacer UGT en el momento actual.
Como sindicalista, sitúo los hechos en parámetros sindicales: 7 de los 13 miembros de un Comité de Empresa deciden convocar una huelga indefinida ilegalmente y lo hacen, solamente, con el apoyo de la mitad de la plantilla y obviando las consecuencias reales de tal decisión. Su reivindicación es por un mejor convenio, mejores condiciones laborales y más estabilidad de los puestos de trabajo. Las tres causas son justas, pero el camino de la huelga ilegal es «su decisión». La dirección de la empresa, inspección de trabajo y los propios asesores jurídicos sindicales advierten a los convocantes de la huelga de los riesgos que asumen y sus más que probables consecuencias, pero ellos aseguran que su causa es justa y legítima, porque la mayoría del Comité de Empresa y la mitad de la plantilla la apoya.
Inexorablemente, llegan los expedientes disciplinarios, las multas y los despidos. Ante eso, los 7 sindicalistas se atrincheran psicológicamente bajo varias premisas: somos buena gente, defendemos causas justas, la plantilla nos ha legitimado, el marco legal es injusto y las autoridades que lo ejercen son autoritarias.
Estoy convencido que nadie en UGT aceptaría este relato como ejercicio de sindicalismo responsable, el que históricamente ha practicado nuestra organización. Pero si cambiamos reivindicaciones laborales concretas por aspiraciones políticas subjetivas, entonces ya podemos cerrar el chiringuito.
¿Por qué UGT acepta el actual relato independentista si es contrario a la lógica sindical? Si lo trasladamos a la tradición sindical de UGT, dicho relato se rompe por los cuatro costados. Para nosotros la actitud de los 7 delegados sindicales sería radicalmente ajena a nuestra cultura sindical. No me gustan las leyes que rigen actualmente las relaciones laborales, las quiero cambiar, pero no saltándome otras leyes.
Llegados a este punto, no entiendo ni acepto que la actual dirección de UGT de Cataluña lleve a nuestro sindicato a posiciones ajenas a nuestra cultura sindical, simplemente por afinidades ideológicas y personales de una parte de esa dirección. Nuestra afiliación es políticamente muy plural, por ese motivo el sindicato debería mantenerse al margen de determinados conflictos. Es falso que la democracia esté en juego; lo que está en juego es el futuro de determinadas opciones políticas.
Pero acepto que dentro de UGT puedan darse las dos opciones e incluso otras interpuestas. Por este motivo reclamo igual respeto para todas. Sería penoso que en eso que se dice «pluralidad», descubriésemos que sobramos muchos o que hay afiliados de primera y de segunda y hasta de tercera.