Tribuna
Falta de mantenimiento
Exregidor de Cultura de l’Ajuntament
Ayer decidí mirar de frente el Banco de España, cerrado y sin pena ni gloria durante quince años. Me dejó en penumbra el principio de descomposición y oxidación de las puertas cristaleras de hierro forjado, ligero síntoma de algo mas profundo. Puedo equivocarme, pero incluí el edificio en mi grupo de aquejados de FM (no Frecuencia Modulada, sino Falta de Mantenimiento) y por sentido común, anuncio de alarma en el interior. Revisando mi archivo leo la descripción periodística, sintética y certera del edificio tras su inauguración: «Concepción en su exterior, líneas armónicas de género neoclásico que honra la ciudad, quedando verdaderamente admirados del interior, de depurada estética en el arte decorativo, concepción genial de gran artista. Confort y opulencia de lujo, los materiales nobles, maderas finas, marmol, bronce, cristales decorados, estilo moderno pero equilibrado, de gusto exquisito, sin ninguna tendencia al neobarroquismo hoy tan generado». Me sobrecoge la idea actual de remodelación integral –futura y sin fecha, presupuestada en 4,5 millones– para divulgación científica. ¿Por qué coherencia secreta se insiste en dedicarlo sin pestañear a Química o eso otro, cuando los ciudadanos y la asociación de vecinos del centro lo cuestiona y prefiere propuestas mas necesarias. Me niego totalmente a creer el rumor de servilismo incomprensible o motivado por ahorro de personal y mantenimiento futuro.
Paso al sector Tabacalera, que campa a sus anchas aquejado por FM en varias zonas: Necrópolis Paleocristiana, Área funeraria arqueológica romana más antigua e importante de la península Ibérica. Recientemente ha sufrido graves desperfectos la ligera carpa que la cubre. El edificio central, cerrado hace 24 años, víctimas de un robo, ambos ofrecen efecto de abandono. El jardín vertical, costó tres millones, excesivo, sin embargo lo consideré principio de activación en la zona. Seis años después, demuestra estar aquejado de FM. La gran pantalla, apelando al pasado solo funciona gris, como el antiguo No-Do. Lo verde alberga zonas de clara alopecia, la estructura metálica oxidada, el riego problemático, alto coste económico y difícil acceso para mantenimiento, pretendía ser ejemplo en Europa. La edificación de la antigua fábrica, diez años municipal, el 80 % de la superficie en degradación espera lentamente su destino. Está fuera de duda que comprobado su FM la Asociación de Amigos de Tabacalera, afectados por su dejadez y expolio pensara llevar el Ayuntamiento a los tribunales.
Tema Auditorio Campo de Marte. Fue cerrado por orden del exconcejal de Cultura por incumplir la normativa vigente, actualmente, se ratifica en que abrirlo es una temeridad. Nueva orden optimista, ahora funcionará sin haber realizado obras ni correcciones, no obstante la actual concejal reconoce que precisa una inversión económica para ponerlo al día. Osea, que está en situación FM. Surge la inevitable pregunta: ¿y la carpa? Tiene muchos años. Leí que, según un informe, «no se ve que claramente nada que haga pensar que haya algún peligro estructural inminente ¿No es algo imprudente o ya se tiene certidumbre absoluta de seguridad? No pretendo parecer pesimista, pero según dijo Francóis Truffaut «Un pesimista es un optimista con experiencia».
Cambio de tercio, con una mirada clásica y respetable hablando de la Catedral, de su equilibrio y armonía al afrontar los primeros años de su nuevo milenario. Me causó inquietud la noticia de humedades y grietas en algunas capillas y la nave central. La preciada joya y corazón de la ciudad tiene 847 años, sigue recia, con potente efecto religioso y cautivador. Desearía que tuviera capacidad de regeneración pero, a su edad, aún siendo la casa de Dios, ligeras cicatrices ha de sufrir. Confío que recibirá pronto la ayuda crucial para remediar esos desperfectos. Históricamente gozamos de ella gracias a un brillante pensamiento que iluminó al Papa Inocencio II, que en su Bula del año 1131 ordenaba a los sufragáneos (Jurisdicción del Obispo y autoridades) que contribuyeran en la obra futura de la Catedral. Al fin, el 1171, durante el Pontificado de Guillermo de Torroja, comenzó la obra con la desescombración del terreno, sobre los cimientos del templo romano. Por separado del inmenso valor cristiano, la considero como la gran obra de arte viva y nuestro monumento más importante. Se cumplen ahora 18 años, cuando sintiéndome honorado por ostentar el cargo de concejal del Patrimonio y diputado del Parlament de Catalunya, consciente de que a nadie se le había ocurrido y con el beneplácito del alcalde J.M.Nadal, propuse al Parlament la inclusión de Tarragona en la declaración de Patrimonio de la Humanidad. En mi alocución, valoraba que nuestro patrimonio no acababa con la magnificencia de la época romana, sino que la Catedral, por si sola ya merecía la consideración de ese mérito. Mi propuesta se aprobó por unanimidad. Fue en esa ilusionada época al frente de Patrimonio, ya cercana al final de mi singladura política, cuando, como un bobalicón fantasioso y pasado de revoluciones, me proponía estudiar la posibilidad de acabar la fachada de la Catedral mediante arquitectura efímera desarmable, como primer paso y suave bálsamo incitador a una hipotética obra real. La referida coyuntura que acabó mi tiempo político me impidió impulsar aquella, para algunos, descabellada idea.
Ahora, admirando la fachada en alzado, los dos pilares formando el segundo cuerpo del frontis, imaginando su remate que según parece habían de concluir en forma piramidal, que quedaron incompletos y truncados aminorando mucho esa belleza en cuyo centro se abre el magnífico y grandioso rosetón, de los mas bellos del arte cristiano. De ese tercer cuerpo dijeron Piferrer y Pi i Margall «debíanse formar un airoso triangulo que hubiese coronado dignamente toda la obra hundiéndose en la atmósfera su ligera y aguda cúspide, símbolo de amor y fe que dominara sobre toda la ciudad. Imagino posible que la cumbre central con las tres ventanas incompletas que componen el triangulo, pudieran contener una imagen de Santa Tecla. Como la Sagrada Familia, inacabada obra de Gaudí, que consolida el avance de su reconstrucción, también nuestra Catedral, en su fachada, merece recibir la obra de su espléndido remate final».