Diari Més

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El populismo es una realidad instalada en muchas sociedades, como Trump en EEUU, Putin en Rusia, Le Pen en Francia, y Pablo Iglesias en España, a quien se le une en el otro extremo político Santiago Abascal. El populismo es un movimiento político que surge de la propia calle, no es copia de los partidos políticos que se han conocido hasta ahora, que se definen por una ideología política concreta, donde alrededor de la misma basan su organización y proyectos. De éstos, lo único que han copiado y han hecho muy bien, es que el valor del voto se centra en el propio sentimiento de quien lo deposita, más que en la veracidad del mismo o el realismo de su solución.

Esa dualidad, presente en la sociedad y en nuestras propias vidas, está basada en la emotividad o el raciocinio. Esa dualidad, decía, es la principal diferencia entre los partidos políticos y los populismos. Estos últimos basan toda su actuación y movilización en los sentimientos de los votantes, que no en el realismo de la solución.

Los populismos conectan directamente más con los problemas de la calle que los propios partidos políticos, de los que se han alejado sus votantes, provocando unos votos transversales que responden más problemas sociales que a ideologías propias.

Es en este auge populista, que se localiza en diversos países, en el que irrumpe en España VOX en las últimas elecciones autonómicas de Andalucía. Los pronósticos que otorgaban a VOX una simbólica representación en el parlamento andaluz se convirtieron en unos resultados exitosos cuyas consecuencias no pasarán desapercibidas en las próximas elecciones que se celebren en España.

Del resultado de VOX se pueden hacer y se han hecho diferentes lecturas pero quisiera poner el acento hoy en cómo un movimiento populista, encasillado en la extrema derecha, ha recibido votos de la izquierda.

La respuesta puede encontrarse en los sentimientos de muchos votantes andaluces que se sienten defraudados ante un gobierno que no ha sabido dar un solución a los dos problemas que más preocupan en la actualidad: la inmigración y el conflicto catalán.

VOX ha sido extremadamente contundente durante la campaña tanto con un tema como con el otro. Sin embargo, es harina de otro costal si las soluciones que proponen son realistas o una más de las utopías política que tanto han decepcionado a los votantes.

Quisiera poner el acento, también en el hecho que la fragmentación de la derecha iniciada por Ciudadanos cuenta ahora con un nuevo actor, VOX. Javier Arenas ganó las elecciones de 2012 en Andalucía con 50 parlamentarios y la derecha ha sumado, el pasado 2 de Diciembre, 59 diputados, ejemplo de la fragmentación del voto de la derecha y del trasvase de votos de la izquierda.

No creo que el modelo a seguir ahora por el PP sea imitar a VOX, las imitaciones nunca han sido buenas en política. Al PP las elecciones de Andalucía le ha dejado un espacio de centro derecha donde recuperar su identidad, mientras Ciudadanos continuara con su política de hoy liberal y mañana socialdemócrata.

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