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Cataluña, en el centro del debate

Ex-senador i ex-diputat

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Nos acercamos a las próximas elecciones generales del 28 de abril con Cataluña en el centro del debate. No todo es el conflicto catalán, también están en la agenda política la inmigración, la economía y la corrupción pero estos temas se hallan muy alejados de las aventuras de los cuatro de Waterloo, Puigdemont, Comín, Serret y Puig.

Las últimas elecciones al Parlamento Andaluz mostraron como, a pesar de la distancia, a pesar de la realidad totalmente distinta a la que vivimos por estos lares, el «procés» sigue siendo la gran estrella del debate político-mediático. Esta es una lección que los socialistas andaluces han aprendido en su propia piel, despidiéndose del que fue su feudo durante casi 40 años.

Pues bien, partiendo de esta base, de la omnipresencia del tema catalán en la vida pública española, hemos podido observar los movimientos de las principales formaciones políticas hacia el eje giratorio catalán.

Las encuestas, fotografías fijas de un determinado estado emocional del electorado, marcan tendencias. Las tendencias son las siguientes: el PSOE sube gracias a la bajada de votos de Podemos; el PP se estanca; Ciudadanos, a la baja y, la gran novedad, Vox que superaría a la destartalada formación de Pablo Iglesias.

Si esta foto se transforma en el resultado que arrojan las urnas el domingo 28 de abril, el resultado sería que la derecha española no sumaría para conseguir el gobierno de España. Escenario que, sin duda, afectaría a las elecciones siguientes, las municipales del 26 de mayo. Deberemos fijarnos, también, en el escenario fragmentado del independentismo catalán donde aparecen voces, como las del histórico Josep Lluís Carod-Rovira, que parten más del raciocinio que de la hiperventilación, para pedir listas de unidad.

La amenaza electoral de Vox ha llevado a los otros partidos de la derecha, concretamente a Ciudadanos, a entrar en el cuerpo a cuerpo y abandonar el centrismo para abrazarse al populismo. No otra cosa son las recientes visitas de Inés Arrimadas a Amer, localidad natal gerundese de Puigdemont y al chalet de Waterloo. La líder de la oposición en el Parlament, la líder del partido más votado en Catalunya, se transforma en una activista y se planta en Bélgica para hacerle un escrache a Puigdemont. Ya tenía razón el President Tarradellas cuando decía aquello de que «en política se puede hacer todo, menos el ridículo».

Arrimadas le dice a Puigdemont lo que éste ya sabe, que la República no existe y acto seguido coge sus bártulos y se larga para Madrid como número 1 de la lista de Ciudadanos por Barcelona. Competirá con Josep Borrell, seguramente posible número 1 socialista catalán, y falta por ver si el PP apuesta por una posible candidatura de Dolors Montserrat.

Voy acabando ya. Si Ciudadanos entra en el combate del populismo con Vox, ¿dónde queda el Partido Popular? Pues debería quedar en la política contundente contra el separatismo y en la firmeza en la defensa de su programa política, desde la serenidad, desde las instituciones correspondientes y desde los medios de comunicación. Hacer lo contrario no sería propio de una formación que, a pesar de haber cometido errores en el pasado, nunca ha apostado por una radicalidad que, sin duda, muchos afiliados y simpatizantes no entenderían.

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