Tribuna
Acuerdo de Estado
Exsenador y diputado
He querido dejar pasar la resaca de las últimas elecciones generales, donde queda bien claro la perdida de diputados del PSOE, Podemos y, en especial, de Ciudadanos y un incremento de votos del PP y, en especial, de la extrema derecha de Vox.
En su momento y antes de convocar elecciones escribía que a Pedro Sánchez no le preocupaba en absoluto unas nuevas elecciones generales por que sabía que las iba a ganar, quizás lo que no tenia previsto la pérdida de diputados que ha tenido. Pues bien, lo que antes era no es no, ahora en cuarenta y ocho horas ha sido un sí sin condiciones al comunismo más rancio de lidera Pablo Iglesias.
Alguien se ha olvidado cuando Pedro Sanchez soltaba alguna prenda como la de: «Ni antes ni después el Partido Socialista va a pactar con el populismo», «el final del populismo es la pobreza de Chávez...», «lo que se produzco el 6 y 7 de septiembre en el Parlament de Catalunya se puede entender como un delito de rebelión», entre otras muchas. Pero que decía su hoy pareja de baile Pablo Iglesias, también y éste aún más, ha dejado unas que no pueden pasar desapercibidas como: «Yo soy comunista», «los cambios producidos en Venezuela pueden ser un buen ejemplo de cambio para el sur de Europa», «el dolor que ha producido ETA tiene explicaciones políticas», «decir exprópiese es decir democracia», «donde hay propiedad privada hay corrupción», «decir al mercado, ojo que ahora las pistolas las tengo yo», entre otras joyas de tus intervenciones.
Pues esta es la realidad que hoy tenemos y que no sumas y, para poder sumar y tener mayoría, se necesitará de los independentismos de PNV o Bildu que ya se ha comprometido la libre esuskaldunización de Navarra a cambio del sí en la investidura. Ahora le falta convencer a los independentistas catalanes de ERC.
JxC y la CUP que no se preocupen, que tendrán un referéndum legal de autodeterminación. Esta, y no otra, es la realidad. Pues bien, yo siempre he estado en la línea de aquellos de mi partido que pedíamos un acuerdo de Estado para poder tener una estabilidad de gobierno, no hablábamos de un gobierno de coalición, como podría ser el ejemplo alemán, tampoco un gobierno de cooperación, tan simple como un acuerdo de estado con el PSOE que con una abstención pudiera gobernar, eso sí, con unos acuerdos claros, concisos, contundentes y públicos.
Pero eso ya es historia y, mientras desojan la margarita de sí el acuerdo fructifica o no, se pueden contemplar, con total claridad, dos caminos, dos vias, por las cuales este gobierno de socialistas y podemitas puede durar menos que un caramelo en la puerta del colegio.
El primero es una nueva convocatoria electoral, las terceras generales consecutivas. Si se llegara a este escenario habría que replantearlo todo, y cuando digo todo, me refiero a todo, incluído la Constitución.
La otra vía es participar, sin complejos, en la estabilidad de un gobierno que, por lo menos, garantice tres cuestiones: la estabilidad de la unidad territorial de España; las medidas económicas necesarias para la creación de empleo, mediante las ayudas a los emprendedores que son los que, de verdad, crean riqueza y puestos de trabajo, no subiendo impuestos; y una reforma profunda de la ley electoral para garantizar la estabilidad democrática y evitar la corrupción.
No quisiera acabar este escrito sin agradecer a la líder de Ciudadanos cuando recoge el guante de Alejandro Fernández para reunirse con el propósito de avanzar en el proyecto de Cataluña Suma.