Tribuna
Voluntad y responsabilidad
Exsenador i diputat
El día de la marmota continúa y continuara en España sumergida en un desgobierno que lo único que provoca es cansancio, falta de credibilidad e inseguridad política. No sólo los ciudadanos desconfían de la política, si no también el sector económico, el motor económico, que es quien crea puestos de trabajo, riqueza y contribuye en las políticas sociales. Hace pocos días celebramos una vez más elecciones generales. Elecciones generales a las que llegamos cansados y después de una millonada destinada a llevarlas a cabo. Parecía que después del abrazo de Pedro y Pablo, Pablo y Pedro, abrazo fraternal pero poco entusiasta, todo estaba bien encarrilado para iniciar una nueva etapa de gobierno. La alegría de ese conato de pacto de gobierno duró menos que un caramelo en la puerta del colegio. La suma no era suficiente y para que ese abrazo se transforme en un gobierno, es necesaria la bendición no gratuita de las formaciones políticas independentistas.
Por parte del separatismo del País Vasco, no parece que los socialistas tengan ningún problema con el compromiso de euskaldunización de Navarra, pero con ERC han topado y los republicanos catalanes han dicho que, por el momento, no es no. No es no mientras los socialistas no pasen del ámbar del semáforo españolista, el ámbar del diálogo, al verde que de vía libre al proceso de independencia. Con este escenario, la promesa de Pedro Sánchez de tener gobierno antes de Navidad se desvanece como el villancico del fum, fum, fum,
Sánchez, además, se pone de perfil ante la publicación de la sentencia del mayor caso de corrupción de España, los EREs de Andalucía. Tampoco pasaría nada si no es porque el presidente del gobierno en funciones llegó al poder a través de una moción de censura que se justificaba con la corrupción del PP. Sólo de pensar que el mismo caso se hubiera producido por un gobierno de centro-derecha la calle de la izquierda estaría llena de pedir dimisiones.
Ir hacia unas nuevas elecciones sería asumir que nuestra democracia no está consolidada y está tocadamente herida. Es en este proceso que aparece Cs pidiendo a Pedro Sánchez un acuerdo con ellos y el PP. Que lejos quedan las ambiciones de Albert Rivera de priorizar ser alternativa de gobierno antes que partido bisagra. O cómo sorprende lo poco que se aplican lo que ellos exigen a los demás. Basta con recordar lo que responden en Catalunya cuando se les ofrece formar parte de Catalunya suma.
Pues bien, recogiendo el titular del artículo, la voluntad del PP de Pablo Casado sería no llegar a un acuerdo de investidura, porqué podría poner en peligro su propio liderazgo y haría la sopa boba a VOX. Otra cuestión sería la responsabilidad de tener una garantía de gobierno fuera de las recetas comunistas y separatistas. No se trata de un gobierno de coalición, tampoco de cooperación, sería asumir un compromiso de responsabilidad estatal público basado en tres ejes: el territorial basado en la Constitución Española, que garantice la unidad de una España pluricultural; el económico y social, que garantice la seguridad política para fomentar la inversión, la creación de riqueza, la creación de puestos de trabajo y el financiamiento de las políticas sociales. El último eje sería una reforma electoral que garantizara la estabilidad política, diera mayor protagonismo a los individuos, antes que, a las formaciones políticas, y permitiera estudiar la ilegalización de aquellas formaciones políticas sociales que para conseguir sus objetivos recurrieran a la violencia y tuviera una incidencia preventiva ante la corrupción. Se trata de una decisión política, pero en política quien verdaderamente nunca se equivoca es el que no hace nada. Y el que nunca hace nada, tampoco nada consigue. Pues quien debe hacer frente a esa decisión, y hacerlo en soledad, es Pablo Casado, es aquí donde reside la tan conocida soledad del poder. Pablo Casado debe ser valiente y tomar la decisión responsable: dotar de estabilidad la política España. No será fácil, pero no imposible llegar a un acuerdo con el PSOE y quiero dejar claro que antepongo la opción de entenderse con el PSOE antes que con el complicado personalismo de Pedro Sánchez.