Tribuna
Las consecuencias económicas de la covid-19
Exsenador i diputat
Desde el inicio de la formación del gobierno del coalición, entre los socialistas del PSOE y comunistas de Podemos las perspectivas económicas de futuro no eran muy halagüeñas que digamos, ya que la historia reciente de España ha demostrado que los diferentes gobiernos de izquierda, ya sea de Felipe González o José Luis Zapatero, acabaron en una deficiente gestión económica, ocasionando numerosas perdidas en puestos de trabajo y tejido empresarial. La preocupación se incrementa, cuando el compañero de viaje económico es un modelo bolivariano como representa Podemos. Si a todo lo expuesto existían dudas, la llegada inesperada de la pandemia de la covid-19 se ha convertido en una incertidumbre de futuro, no tan solo a lo que a salud se refiere, sino también en lo económico y por lo tanto social. Como muy bien recuerda el político Alejandro Fernández, no se puede separar salud con economía, las dos forman parte y se tienen que tener en cuenta a la hora de gestionar la covid-19.
Observamos con preocupación y tristeza, como las consecuencias de la covid-19 azotan gravemente nuestras económicas, tanto las domésticas, empresariales o públicas. Las predicciones de instituciones como el Banco de España o bien el FMI, apuntan a una pérdida de empleo de 1,5 millones en este año 2020, sin contar los 1,2 millones de autónomos que han solicitado prestación por cese de su actividad y los cuatro millones de empleos incluidos en ERTE que algunos de ellos engrosaran las listas del paro. La OCDE señala que España está siendo uno de los grandes perdedores de la crisis de la covid-19, estimando que el PIB español se ha hundido en un 23,3 % desde el inicio de la crisis, por encima del conjunto de la eurozona, donde la caída se ha situado en un 18,4 %, teniendo en cuenta que la deuda pública en España se sitúa en un 113,4 % este año, llegando a su máximo en más de un siglo. Todo ello sitúa a España en el peor escenario de los países de la eurozona o de la OCDE, sin contar las graves consecuencias que un nuevo rebrote podría ocasionar, este factor de riesgo es el que hace que Pedro Sánchez no se haga con el mando único en la gestión de la covid-19, en cuanto a salud se refiere, es decir, en decretar nuevamente un Estado de Alarma, que conllevaría al confinamiento, sin dejar la gestión como hasta el momento se esta haciendo en manos de los gobiernos autonómicos, medida cómoda, pero nada responsable para quien tiene que asumir su responsabilidad.
Sin duda alguna, los primeros impulsos en cuanto a medidas económicas a tomar por el gobierno social comunista, han sido subir los impuestos, medidas que a nadie le debe de extrañar de un modelo económico marxista. Si algo positivo podemos encontrar en esta gestión económica es lo que viene de Europa, me refiero al acuerdo presupuestario europeo para frenar la crisis de la covid-19. En dicho acuerdo se contempla que España recibirá 140.000 millones de euros, de los cuales 67.300 responden a un préstamo a devolver, incrementando como es evidente nuestra ya acentuada deuda pública y 72.700 a fondo perdido, el gasto de estos últimos van condicionados a la fiscalización, vigilancia y control de los organismos europeos, es decir, la letra pequeña del acuerdo, ello garantiza que no van a estar al libre albedrio del capricho del Gobierno de España y que tendrán que ajustarse al guion impuesto por la unión europea, lo más parecido a un rescate, en este caso telemático, sin la presencia de hombres de negro, pero con una observación extrema, por muchos aplausos que los palmeros erigieran a Pedro Sánchez, tratándolo de elevarlo mediáticamente como el ganador de las negociaciones.