Tribuna
El tiro en el pie
En un contexto internacional en el que los países tratan de minimizar los problemas con el Covid-19, en España parece que fuésemos a ganar la carrera de los contagios.
Italia que siempre fue por delante de España, por obra de no sabemos muy bien que, coincidiendo con la temporada turística ha pasado ha estar muy por debajo de nosotros.
Alemania con su cantidad de contagios se permite el lujo de negar la visita de sus ciudadanos y ciudadanas a España, amenazando con cuarentenas al volver, con lo que seguramente cambiarían de destinos, ya que no se la podrían permitir, pues la mayoría deben integrarse a sus trabajos.
Francia y Reino Unido están en una situación similar, no es que estén libres de Covod-19, es que tratan de que sus ciudadanos/as se queden en casa para que apoyen el levantamiento de la economía de sus propios países.
En España desde hace mucho tiempo, los medios y la política están tratando de sacarle punta al lápiz, intentan expandir lo mal que hacemos las cosas, y como es normal, los países de nuestro entorno lo toman como referencia para apoyar sus propios países, aunque no lo hagan mejor que nosotros.
En marzo del 2020 nos sorprendió el Covid-19 y las personas enfermaban, se morían y «algunos/as tuvieron la suerte de poder ir a un hospital» para ser tratados. Los índices de afectación del Covid-19 se medían por los enfermos/as, ya que prácticamente no se hacían pruebas para saber quien podía estar contagiado, aunque no presentase síntomas.
Después de un confinamiento de los más duros de Europa, y dejar la enfermedad en niveles casi simbólicos, coincidiendo con una campaña de verano, hemos iniciado una carrera a ninguna parte, con pruebas de asintomáticos.
No es que esté mal, solo que lo enfocamos como si el contagio en nuestro País fuese poco menos que una epidemia mortal, y claro está, los ciudadanos/as de los países que nos visitan por vacaciones tienen miedo de venir.
No es lo mismo un asintomático que un enfermo. Puede que los dos contagien, pero si al enfermo lo ingresamos y al asintomático lo confinamos, no tenemos por qué tratar la expansión de la enfermedad como una lacra que solo le afecta a nuestro País. Si lo hacemos, tanto los medios como los políticos, nos estaremos disparando un tiro en el pie.