País de carceleros

Llevamos siete meses desde que se declaró el primer Estado de Alarma en nuestro país por la covid-19 y estamos lo mismo que al principio. No sabemos nada, solo damos palos de ciego y sacamos decretos que dirigidos a la prensa parece que hacemos algo.

Nadie ha hecho un estudio estadístico de si los altos mueren más que los bajos o si los gordos que los flacos, ni siquiera si a los rubios les ataca más el coronavirus que a los morenos, nada de nada, seguimos como a mediados del mes de marzo, pero con menos empresas funcionando, más muertes y más precariedad en el futuro de españoles y españolas. Ni siquiera tenemos un criterio unificado para tomar decisiones que deberían ser las mismas y por los mismos motivos en todas las comunidades autónomas, estamos bajo el interés político de las fuerzas que nos «gobiernan», si a lo que hacen se le puede llamar gobierno. No lo hacen mejor en el Estado, los partidos políticos no demuestran ninguna responsabilidad ante la ciudadanía a la que dicen servir y solo se dedican a tratar de desprestigiar al otro, tratan de confundir a algún votante para decantarlo a sus intereses partidistas.

Vivimos en un mundo de carceleros, de dirigentes asustados que no toman decisiones por si se pudiesen equivocar, por si el posible error les costase el puesto. Así solo optan por iniciativas que en principio pueden solucionar alguna cosa, pero llevándose por delante otras muchas, que nos pasarán factura durante una década. Este 16 de octubre el Ministro de Sanidad dijo que debíamos estar preparados, ya que seguramente esta pandemia estaría todavía seis meses o más con nosotros. Y se quedó tan pancho, tan tranquilo, (Aparentemente claro), no dijo que planes había para poder convivir con el virus, ni que acciones a llevar a cabo para seguir trabajando mientras salimos de la pandemia, nada, solo que tenemos todavía 6 meses de virus.

Lo arreglamos todo con cerrar, cerramos todo y mantenemos a las personas confinadas, pero si hay enfermos asintomáticos también los confinamos con el resto de su familia, en casa, en un piso de tres habitaciones y con un baño, que comparten 6 personas, el matrimonio, los hijos/as y el abuelo/a. Cualquiera de la familia que sea el portador. ¿Cómo lo hará para no contaminar al resto? Que más da, lo importante es confinarlos, cerrarlos, como cerramos bares y restaurantes, instalaciones deportivas, los ayuntamientos, los hospitales, los centros de asistencia primaria, como encerramos a los mayores en las residencias hasta que murieron, da igual, en el fondo, nunca nadie es responsable de nada.

Catalunya ha cerrado la hostelería sin tener ni la mitad de los contagios de quien no la cierra, pero para justificarlo, ahora, en unos días subirán escandalosamente los contagios, y lo sacarán por todos los medios de comunicación. Una semana después bajarán tan rápido como han subido y en el Govern se adjudicarán el título de salvadores, y de la suerte que tenemos porque sean nuestros gobernantes, aunque su maniobra política se haya llevado por delante a la mitad de la hostelería.