Tribuna
¿Qué aire respiramos? La pregunta sin resolver
Presidente de Mare Terra Fundació Mediterrània
Me gustaría poder escribir un artículo sobre buenas noticias, pero últimamente parece una misión imposible. Un día más, nos encontramos con una promesa incumplida. Lo que sería la «nueva normalidad» de Tarragona. Quizás no muy nueva, pero si una normalidad.
La industria petroquímica llegó al Camp de Tarragona hace ya 49 años, y reconozco todo lo bueno que ha aportado a nuestro territorio. Conocemos los efectos positivos de esta industria en Tarragona, aunque también tenemos pleno derecho a conocer los efectos más dañinos.
La reivindicación es sencilla, pero no nueva: queremos conocer el aire que respiramos. Antes ya de la fundación de Mediterrània-CIE, en 1993, desde la FAV ya reclamábamos medidores y estudios independientes sobre el aire de Tarragona. Una exigencia que también forma parte del ADN de Mare Terra Fundació Mediterrània.
A lo largo de estos años se han creado nuevas normas «favorecedoras» para la protección del medio ambiente. De hecho, algunas empresas han instalado sus propios medidores y realizan sus estudios.
Incluso desde Mare Terra, en el 2018, conseguimos instalar quince sensores para medir la calidad del aire en Tarragona. Un proyecto que las fuertes presiones y los intereses lograron parar. Pero esto no nos impide seguir luchando, porqué tenemos claro lo que queremos, porque es nuestro derecho.
Falta que las administraciones adquieran este compromiso, al cual ya están obligados por ley. Según la legislación vigente, deben garantizar a la población un agua y un aire limpios. Un derecho al que siempre han estado haciendo oídos sordos y vista gorda. En la actualidad, gracias a la presión ciudadana, parece que empiezan a escuchar.
Este año empezábamos satisfechos. El Ayuntamiento de Tarragona se comprometía a instalar unos medidores que nos rebelarían la calidad del aire de Tarragona de forma independiente. Personalmente, felicité a la administración y al conseller de medio ambiente, Xavi Puig, por presupuestar los medidores para este año, aún vigente.
Ya es diciembre, y este sentimiento de satisfacción se está desinflando. El año está por terminar y tenemos otro compromiso incumplido. Está claro que los medidores no se han instalado, de hecho, no sabemos ni si se han encargado. Además, ya podemos deducir que el estudio epidemiológico que prometieron para el 2021 tampoco llegará.
La llegada de la pandemia del coronavirus no sirve de excusa. Ya no tenemos tiempo para esto. Con los avances tecnológicos de hoy en día, los medidores son muchísimo más accesibles y fáciles de instalar.
El aire no lo vemos, pero lo respiramos. Vivimos del aire. Por eso pido a que estudiarlo sea una prioridad. No sólo por las emisiones de todo el tejido industrial, también por el Puerto, los coches y todo lo que traiga consigo ser una ciudad moderna. Tampoco conocer solo el aire de Tarragona, sino el de todas las ciudades, el de todo el mundo.
La emergencia climática no entiende de fronteras. Y aunque hoy hable de la problemática a nivel local, las acciones locales tienen efectos globales.
Por este motivo, hoy insto a las administraciones y gobiernos de todo el mundo a adquirir un compromiso fuerte con el medio ambiente, empezando por conocer en qué situación nos encontramos. Que actúen en consecuencia de los objetivos adquiridos en el pacto de la «Agenda 2030». Pido que investiguen el agua, la tierra y el aire, si no queremos un mundo en llamas.
Y recordad, que nadie os robe vuestra sonrisa.