Diari Més

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Son pocas las horas para que despidamos el 2020 y sin nostalgia de ningún tipo. Siempre a las puertas de un nuevo año nos deseamos todo lo mejor y no fue menos el 2020, pero su resultado una auténtica pesadilla que esperamos muy pronto poder olvidar. Iniciamos el 2020 con las perspectivas de todo aquello que los inicios de año nos conlleva, pero algo está sucediendo que desde la ignorancia iba a cambiar nuestras vidas. Algo ya se estaba cociendo en unos laboratorios de la ciudad de Wuhan en la China, cuando en diciembre del 2019 aparecían los primeros casos del COVID-19, así y todo lo veíamos desde la distancia, otro continente y en una inmensa distancia, este tema no iba con nosotros, tampoco los avisos que la OMS y la UE hicieron llegar al Gobierno de España el mes de enero. Pero fue el día 13 de febrero de este año, cuando se registra el primer fallecimiento del virus en nuestro país, pero no es hasta el 2 de marzo que empieza la preocupación de la pandemia en España, situando a nuestro país en el récord de fallecimientos por habitantes del mundo, azotando de una forma cruel a nuestros mayores y grupos con patologías de riesgo. Es el día 14 de marzo, cuando el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, asume el mando único y decreta el estado de alarma que durará hasta el 21 de junio.

Pasado el confinamiento Pedro Sánchez, en un estado de euforia, el día de 10 de junio en el Congreso de los Diputados comunica: «Gracias a la unidad de las instituciones, los grupos parlamentarios y al conjunto de la sociedad española... ¡Hemos vencido al virus!», en respuesta a la cuestión planteada por el diputado Pablo Casado. La alegría duraría poco tiempo y el segundo brote no se hace esperar, advertimiento que prestigiosos científicos y autoridades sanitarias anunciaban en el mes de agosto. En este caso el presidente de Gobierno, prefiere no asumir el mando único y pasar la «patata caliente» a las Comunidades Autónomas, creando un caos en las medidas que van tomando las diferentes gobiernos autonómicos, sin directrices únicas, ni tampoco coordinación, cebando las críticas gubernamentales en comunidades que no son de su mismo color político, como es la Comunidad de Madrid, que más tarde y a los resultados me remito el tiempo dio la razón a las medidas aplicadas.

El coronavirus del 2020 se ha cobrado la vida de cerca de 70.000 personas, con 1.400.000 contagiadas, dura las cifras y el dolor de las familias que no han podido estar al lado de sus familiares desaparecidos, ni tampoco en la mayoría de los casos poder despedirse, estas navidades han sido las más duras que se hayan podido pasar en años. Pero las consecuencias también son económicas, más de 133.000 empresas cerradas, según el registro de códigos de cuenta de cotizaciones a la seguridad social, ofrecen unas bajas que reflejan la gravedad de la situación y que no es un capítulo cerrado, ya que las perspectivas de futuro no auguran mejores resultados, afectando muy especialmente a autónomos y pequeñas empresas, si lo llevamos a nuestra casa, provincia de Tarragona, podemos mencionar con tristeza como el más que conocido restaurante El Álamo de Alcover, después de 42 años cierra su negocio por no poder enfrentarse a la crisis del COVID-19. España lidera en Europa el número de parados como consecuencia de la pandemia, unos 600.000 parados, situando a España en noviembre en un paro de 3.850.000 desempleados. Mientras algunos en vez de centrarse en el debate que preocupa verdaderamente a los españoles, han preferido entrar en el oportunismo político de monarquía o república.

Pues con todo ello solo podemos decir al 2020, que le den, que no nos apena desaparezca del horizonte de nuestras vidas, que estamos ilusionados con el próximo año, que ya se ha anticipado con la esperanza de la vacuna que nos han llegado en un paquete envuelto con propaganda gubernamental, pero como bien dice el Ministro de Sanidad «es el inicio y no el fin». Feliz 2021.

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