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El temporal político en Cataluña

Exsenador i diputat

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No se trata del temporal de la Filomena, no por ello, pueden dejarnos helados algunas decisiones políticas cuando nos estamos acercando a los comicios electoral del 14 F. También es verdad, que estas elecciones vienen condicionadas por la pandemia y no revisten el acaloramiento electoral que le serian propias, más bien, son unas elecciones frías que acompañan al propio clima invernal. Los socios del gobierno de la Generalitat continúan desojando la margarita, aplazar las elecciones si o aplazar las elecciones no, de aplazarlas la excusa la tienen fácil, aludirán a cuestiones técnicas sanitarias tras los picos de la covid en vísperas del 14 F, esta es la verdadera excusa o la realidad responde más a cuestiones puramente políticas. Prueba de ello es el debate de ERC, que se niega que el decreto lo firme en soledad Pere Aragonès, vicepresidente del gobierno y candidato a la presidencia por la misma formación política independentista, se quiere implicar también en la firma a los socios de gobierno de JxCat, estos últimos reacios a la complicidad de atrasar las elecciones. Quizás este sea el motivo por el cual el propio Salvador Illa no ha dejado su ministerio, para ponerse, como debería ser, al frente de la campaña electoral como candidato de Pedro Sánchez a la presidencia de la Generalitat.

Mientras tanto la política catalana se parece a la teoría de los «vasos comunicantes», es decir, cuando sumamos cierta cantidad de líquido adicional, este se desplaza hasta alcanzar un nuevo nivel de equilibrio. Aquí vemos como desde los partidos independentistas, especialmente los herederos del ex president Jordi Pujol, hacen sus malabarismos políticos para ir llenando espacios electorales, donde tampoco se escapa ERC con sus rivales de JxCat y hasta hace poco tiempo amigos inseparables de gobierno. Ni que decir del bloque constitucionalista, excluyendo al PSC, es decir, la derecha o centro derecha, vemos el resurgimiento de VOX en las encuestas, con los votos procedentes de la derecha más dura del PP, donde no les ha faltado tiempo par fichar dirigentes o cargos electos representativos de este espacio político, para así ir llenando los vasos electorales de la derecha más extrema. Mientras tanto el PP continua firme en su posicionamiento de ir ocupando el espacio de centro derecha, haciendo guiños a los votantes de Cs, incorporando a sus listas electorales personas de reconocida actividad política, como la que fue portavoz hace muy pocos días del grupo parlamentario de Cs en el Parlament de Catalunya y elegida en votaciones primarias como candidata a la presidencia de la Generalitat por la que fue su formación política, me refiero a Lorena Roldán, que más tarde fue apartada por decisión personal de Inés Arrimadas, para colocar en su lugar a un hombre de su total confianza como es Carlos Carrizosa, así como también, forma parte de la lista liderada por Alejandro Fernández, la concejala de Barcelona pel Canvi, Eva Parera , que fue en la lista municipal que encabezaba Manuel Valls. Tampoco se excluye de la teoría de «los vasos comunicantes» el PSC en la busca y captura del votante de Cs, con algún que otro fichaje como el portavoz del grupo municipal de Cs en el Ayuntamiento de Tarragona, Rubén Viñuales, colocándolo de número dos en sus listas electorales, para compensar así la salida de su exdiputado autonómico Carles Castillo que ocupara el número dos en las listas de ERC por la misma demarcación de Tarragona.

Al inicio de mí artículo hacia mención al candidato de Pedro Sánchez, Salvador Illa, digo esto porque el candidato elegido en primarias por el PSC fue Miquel Iceta, el mismo que ha tenido que hacer filigranas para poder justificar su relevo, la verdad es que desde la época Pascual Margall el PSC ha pasado a tener una dependencia directa del PSOE y ha perdido su característica propia de una formación política federada al PSOE. La decisión de Pedro Sánchez en el candidato hipotético de Salvador Illa, digo hipotético, porque el mismo no soltara la cartera del ministerio que representa, hasta que este seguro que las elecciones serán el 14-F, por si acaso. La voluntad de Pedro Sánchez solo responde en su designación a tener una persona que pueda reeditar el pacto de izquierdas del tripartido: ERC, Comuns-Podemos y en este caso sin descartar la CUP, no para frenar el independentismo, como así lo justifican a su electorado, sino más bien para su fin personal de garantizarse en el poder de la presidencia del gobierno de España, porque Pedro Sánchez sabe muy bien, que el independentismo representa para su gobernabilidad el 50%.

Este mes de enero hará un año que el entonces presidente Torra anunciaba que la legislatura no daba más de sí y que una vez se aprobasen los presupuestos se hacía necesaria la convocatoria de unas elecciones autonómicas y así se puso la fecha del 14 F para los comicios. Ha pasado un año donde no tan solo se han visto agotados los socios de gobierno, sino también todos los catalanes, un año perdido en planificar unas votaciones seguras, potenciando el voto por correo, preparar test antígenos a los miembros de las mesas electorales, llevando las urnas a los lugares donde residen las personas más vulnerables, entre otras medidas que se hubieran podido tomar. El votar en un derecho fundamental que garantiza nuestro sistema democrático y por ello no deja de ser una prioridad a la hora de elegir un gobierno.

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