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Vamos hacia los tres años de la moción de censura a Mariano Rajoy que, le ha permitido a Pedro Sánchez llegar a la presidencia del gobierno, no antes sin una maniobra de entramados políticos nunca vistos, moción que se justificaba en la sentencia del caso Gürtel, cuando la propia justicia afirmó con rotundidad que: «No puede afirmarse la autoría del PP como autor de delitos de corrupción y prevaricación irregular…», daba igual, por aquello que «no importa que un hecho sea cierto, si una vez lanzado se convierte como tal», frase celebre que oí hoy podemita Jorge Westrynge, cuando este era secretario general de la Alianza Popular de Fraga Iribarne. Al final, la moción de censura prospera gracias a comunistas, independentistas, pro etarras y el diputado despistado de Teruel Existe. Hablo de ello, porque es cuando a Pedro Sánchez o mejor al Rasputín de su gabinete, se les encienden las luces de convertir las mociones en arma para bombardear gobiernos del PP, situando el epicentro de la Comunidad de Madrid.

La guerra de mociones, como todas las guerras, debe tener un compañero artificiero, como es lógico, y que mejor que una formación política que busca un bote salvavidas para seguir flotando, como es el caso Cs de Inés Arrimadas. Así empieza la estrategia en los cuarteles generales, la primera avanzadilla Murcia, son muchos los años que el PP lleva gobernando en dicha comunidad y eso, claro esta, molesta, para más tarde pasar a las comunidades autonómicas de Castilla León, Madrid y porque no Andalucía, puestos a ello, vamos a por todas, sin olvidar la afectación a diferentes ayuntamientos gobernados por la coalición PP y Cs. Todo ello bajo el grito de guerra de: «Corrupción». Eso sí, sin mencionar los 600 imputados y 4.200 millones de euros bajo lupa del PSOE de Pedro Sánchez en Andalucía, aunque todo lo que huela a corrupción de izquierda, tiene una amnistía electoral, con la salvedad del conocido y probado caso de corrupción, conocido como Filesa, un montante de 1.200 millones de euros para financiar ilegalmente campañas electorales.

Toda la operación de acoso y derribo empieza a hacer aguas por todas partes: tres de los firmantes de la moción de censura de la Región de Murcia, pertenecientes a Cs, se liberan de las presiones de dirigentes de su partido, dando apoyo al gobierno autonómico del PP del que son miembros. Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar, así la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, viendo venir la traición de Casandra, no duda en convocar elecciones autonómicas anticipadas. Mientras tanto, en Andalucía, Castilla León o Ayuntamiento der Madrid, miembros de Cs, manifiestan públicamente sus compromisos de seguir respetando los pactos adquiridos en la formación de gobiernos, de los que forman parte, se hace difícil que un socio de gobierno, se haga una moción asimismo y no romper el pacto que sería lo lógico.

Antes comentaba que el epicentro de las mociones se centraba concretamente en la Comunidad de Madrid, prueba de ello es que, ante la desaparición de Unidas Podemos de la Asamblea de Madrid, no duda el vicepresidente del gobierno social comunista, Pablo Iglesias a presentarse a la presidencia del gobierno madrileño, siempre pensando que podría hacerlo de la mano de Más Madrid de Íñigo Errejón, sus antiguos camaradas de Podemos, pero Roma no paga a traidores, y le han pegado con la puerta en las narices, solo hace falta escuchar a su candidata a la presidencia, Mónica García, en referencia al macho Alfa de Iglesias cuando dice: «Las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos». Sin duda alguna, quien mejor sale favorecida de la puesta en escena electoral de Iglesias, es Isabel Díaz Ayuso, no es de extrañar que diga «España me debe una: hemos sacado a Pablo Iglesias de la Moncloa», que no del casoplón de Galapagar y que la compaña se centre en comunismo o libertad.

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