Tribuna
Pesadilla se escribre con Illa
Exregidor i diputat
Cuando estamos cerca del meridiano de las elecciones municipales y autonómicas, estas últimas en algunas regiones de España, en Cataluña no toca, nos damos perfectamente cuenta, como el PSOE de Pedro Sánchez va perdiendo terreno electoral a favor del PP.
Ahora bien, en Catalunya, concretamente en las grandes poblaciones del cinturón de Barcelona o provincias, en especial Tarragona, quiere convertirse en el voto útil que frene el independentismo, escondiendo, eso sí, que la pesadilla del proceso soberanista en Catalunya, precisamente se escribe con Illa. El doble lenguaje del PSOE basado en aquello de, donde dije digo, digo Diego, en el territorio catalán, todavía va cuajando. No obstante, solo hace falta, remontarse en el pasado, para darse cuenta de que la realidad es muy distinta.
¿Alguien se ha olvidado cuando Pedro Sánchez negó por activa y pasiva que nunca pactaría con Bildu? Todavía está presente aquella frase que dijo con contundencia en la televisión: «Con Bildu no vamos a pactar, si quiero se lo digo 20 veces». Esta es la declaración que algunos aún recordamos, pero el presidente no se quedó ahí: «Bildu no tiene proyecto de país, un proyecto de España», resaltando en relación con el PSOE que: «En lo largo de nuestra historia, si algo hemos demostrado, es precisamente, nuestro compromiso en la lucha contra el terrorismo». Pedro Sánchez dejó bien claro que, nunca habría acuerdo con Bildu. Vivir para ver, hoy es su mejor socio de gobierno: votó a su favor en la moción de censura; le ha salvado más de una vez de situaciones embarazosas en el Congreso de los Diputados; y, más recientemente, le ha aprobado los últimos Presupuestos Generales del Estado. Sánchez les ha agradecido los favores, poniéndose de perfil al observar las listas municipales de Bildu, donde comparecen etarras con delitos de sangre. No todo vale para mantenerse en la poltrona del poder.
La mesa de diálogo, por no llamarla de negociación bilateral, del Gobierno de Cataluña y España, se ha convertido en la claudicación permanente de Pedro Sánchez, a las exigencias de los independentistas. En referencia al referéndum unilateral de autodeterminación del 1-O, a Pedro Sánchez no le faltó tiempo, para denunciar al entonces Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, por no aplicar el 155 un año antes, es decir, en el momento en que se aprobaron las leyes de desconexión en el Parlament de Catalunya, para más tarde dudar si realmente se tendría que haber aplicado.
En el año 2018, Pedro Sánchez, cuando todavía no había empezado el juicio a los líderes del procés, mantenía que en Cataluña se había producido un delito de rebelión. Una vez en el Gobierno, no dudó en indultarlos, con la oposición del Tribunal Supremo, los independistas se hacían necesarios para gobernar. Para asegurarse que las penas de los condenados, quedaban cumplidas en los años en prisión, modificó el Código Penal, eliminando el delito de rebelión, mientras la sedición se convertía en desórdenes públicos; rematando con la malversación de fondos, porque, según él, no es lo mismo malversar para fines públicos que personales. En fin, todo un traje a medida para los independentistas, que se sienten plenamente feliz con los favores de su colega Pedro Sánchez.
El PSC de Salvador Illa, no puede quedarse al margen de la entrega y favoritismo al independentismo de ERC. El objetivo final es favorecer al jefe de filas, Pedro Sánchez, anteponiendo su permanencia en la presidencia del Gobierno de España, a los intereses de muchos socialistas constitucionalistas, que se sienten tan catalanes como españoles. En la campaña de las últimas elecciones autonómicas de Catalunya, el líder socialista catalán juró y perjuró, envuelto en una bandera española, que nunca pactaría con independentistas, quien le ha visto y quien le ve.
De esta manera ganó las elecciones, haciendo creer a los votantes, que el PSC era la única opción constitucionalista al independentismo catalán ¡Gran error! Illa ha seguido los pasos de su maestro político Pedro Sánchez. La prueba más reciente es su aprobación de los Presupuestos de la Generalitat de Catalunya, que incluyen suculentas partidas económicas a «embajadas» en el exterior o entidades independentistas. También sus pactos con JxC en la Diputación de Barcelona o con Ada Colau, por mucho que el dirigente del PSC, Jaume Collboni, renuncié a su pasado de complicidad con la alcaldesa de Barcelona. La realidad es que, ahora están inmersos en llegar a un referéndum de autodeterminación pactado. Quiero acabar como empecé, recordando que la pesadilla independentista catalana se escribe con Illa, de Salvador Illa.