Tribuna
Mentiras o cambios de opinión
Exsenador i diputat
Son muchos los años que me dedico a la política, ya sea en diversos cargos de responsabilidades, en la misma formación política en la que siempre he militado del PP, ya son 46 años, o bien, en cargos electos, concretamente 28 años dedicados, tiempo que he ido alternando con mi profesión de empleado de banca, de la cual estoy felizmente jubilado. Pues en todos estos años, cómo es lógico, he vivido de todo y en todas las etapas políticas, algunas mejores que otras, sin duda alguna, la más triste de todas, fue cuando siendo secretario general del PP de Cataluña, ETA asesinó a dos compañeros míos del partido en Cataluña, los concejales Ruiz Casado y Francisco Cano y que siempre estarán presentes en mis recuerdos, así como sus familiares, en especial mi buena amiga María Cano.
En toda esta trayectoria política, he conocido diversos dirigentes políticos, de diferentes tipos de gobierno, ya sea el de España, Cataluña, provincias o municipios. Pero a lo que hace referencia a presidentes de gobiernos de España, nunca, y digo nunca, me he encontrado con un perfil tan desafortunado como es el caso de Pedro Sánchez, que le ha sido fácil superar, al propio propulsor de la Alianza de las Civilizaciones y hoy embajador plenipotenciario del sanchismo, en países sudamericanos, cómo es el caso de Venezuela, me refiero cómo es evidente al expresidente José Luis Zapatero.
Digo esto, porque Pedro Sánchez, ha conseguido ser inmune de sus constantes mentiras o cómo justifica él mismo, cambios de opinión, todo depende del término que más le beneficie para mantenerse en el poder. El diccionario de la Real Academia Española, define la mentira como: «Afirmación que una persona hace consciente de que no es verdad», mientras el cambio de opinión alude a un ser voluble: «Persona cuyo carácter es inconstante y cambia de opinión, gusto o estado de ánimo rápidamente», claro está, para Pedro Sánchez su ánimo siempre ha estado, en sus ambiciones irrenunciables de mantenerse permanentemente en el poder.
Para muestra un botón, si nos referimos a temas económicos, Pedro Sánchez no ha tenido el menor pudor para manifestar que: «España va mejor que el resto de países europeos», cuando no es cierto. España está en la cola de crecimiento de la UE, siendo el penúltimo país en recuperar el PIB previo a la pandemia; no es cierto tampoco que «los ciudadanos españoles estén mejor», somos el cuarto país con un porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social de toda la UE; no es verdad, cuando afirma que el «mercado laboral va bien», prueba de ello es que, no se contabilizan aquellos contratos fijos descontinuos que están en el paro, somos el primer país de la UE con el índice de paro juvenil más alto; «la inflación baja», asegura Pedro Sánchez, al contrario, ha crecido un 15,78%; ni tampoco que «seamos los más prósperos», la deuda aumenta en millones de euros al día; llega a excusar que «Zapatero no congeló las pensiones», la decisión la tomó en el 2010 el propio Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con el voto a favor de Pedro Sánchez. Se podrían mencionar muchos más ejemplos que, dejarían en evidencia la falta de veracidad de Pedro Sánchez. En resumidas cuentas, ni la política económica de Sánchez responde a un desarrollo económico de progreso como país, ni tampoco del bien estar de sus ciudadanos, todo lo contrario a la realidad.
Cuando hablamos de las mentiras o cambios de opinión en lo político, Pedro Sánchez, lidera el récord de las hemerotecas, ya desde los principios de su ajetreada carrera política, salvando todo tipo de obstáculos, podríamos destacar algunas joyas de su dilatada trayectoria como: en el 2015 afirmó por activa y pasiva que «con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo veinte veces», sorprendente, hoy no tiene ningún tipo de escrúpulo, el hacerse incluso una fotografía, dándose la mano con dirigentes pro etarras de Bildu, los mismos que dan soporte a su gobierno; tras las elecciones generales del abril de 2019, afirmo que «no podría dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno», el tiempo ha demostrado que sus colegas comunistas, se han convertido en su mejor antídoto contra su hipotético insomnio.
En septiembre de 2017, en referencia a las leyes de desconexión aprobadas en el Parlament de Cataluña aseguró, sin ningún tipo de recato, que es «un delito de rebelión y sedición», añadiendo en referencia a Puigdemont y los cinco consellers fugados que, «deberían ser extraditados a España», comprometiéndose a traerlos de vuelta a España y «que rindan cuentas ante la justicia española». Hoy envía a una delegación oficial del PSOE a Bruselas, para reunirse con Carles Puigdemont, reunión presidida por un mural en conmemoración del referéndum ilegal del 1 octubre, dónde se compromete Pedro Sánchez a, conceder una amnistía a todos los implicados directa o indirectamente en el procés de independencia, cómo así anuncio en el último Comité Federal del PSOE. Solo falta conceder a los independentistas un referéndum de autodeterminación, cómo ya ha avanzado ERC en las negociaciones, sin descartar en un futuro, que su ambición desmesurada, le lleve a querer ocupar la Jefatura del Estado Español, al tiempo.