Diari Més

Opinió

Rafa Luna

Ex diputat i Senador del PP

La administración local

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Este artículo pretende ser un homenaje a nuestros ayuntamientos. Sin duda alguna, los entes públicos locales representan el órgano de gestión más próximo a los ciudadanos; es la infantería de un régimen descentralizado funcional, mucho más, cuando esa proximidad se produce en los medianos y pequeños municipios, dónde las relaciones personales entre los miembros de las corporaciones y los vecinos son muy cercanas, motivada por la convivencia diaria entre ellos. 

Prueba de ello es que, podemos observar que en muchos municipios el comportamiento electoral responde más a las personas que forman parte de las listas municipales, que no a siglas políticas. La administración local goza del privilegio de percibir de primera mano las necesidades y demandas de su población, en comparación a otras administraciones como puede ser la autonómica o estatal.

Las entidades locales son un conjunto heterogéneo que forman las provincias, comarcas o áreas metropolitanas, convirtiéndose el municipio en la entidad local básica de la organización territorial del Estado, con un total de 8.132 municipios en toda España y de los cuales 947 corresponden a Cataluña. 

Los municipios tienen una personalidad jurídica plena, siendo el propio ayuntamiento quien tiene designadas las funciones de gestionar, mediante sus alcaldes y concejales, gozando de autonomía administrativa y financiera, teniendo la facultad de aprobar diferentes normas en el ámbito de sus competencias, mediante ordenanzas, reglamentos o subvenciones. 

El hecho de la proximidad que antes comentaba de la administración local con los ciudadanos posibilita una cercana canalización de peticiones y demandas. El despacho de un alcalde se instala en la propia calle, en la cual aprovechan los vecinos, su presencia física diaria para hacerle llegar sus inquietudes, pero no tan solo es el contacto personal, sino también la influencia que tienen las entidades municipales, ya sean asociaciones de vecinos, deportivas, culturales, sociales, etc., convirtiéndose en algunos en auténticos lobbies de influencia.

 

Pero lamentablemente, la descentralización no es en algunos casos un tema nada fácil y sencillo para las administraciones locales, en especial cuando se trata de las colaboraciones con la administración estatal o autonómica. Recuerdo muy bien, cuando era diputado en el Parlament de Catalunya o Senador en las Cortes Generales, que elaborábamos leyes que la mayoría de ellas tenían una repercusión en el mundo local, traspasando la gestión de las competencias a los ayuntamientos, para más tarde observar que no se contaba con la partida económica suficiente, para ofrecer un servicio de calidad a los ciudadanos.

Como ejemplos: la recuperación de las playas, que es competencia estatal y acaba recayendo en demasiadas ocasiones en las arcas municipales; la nueva ley de protección a los animales que aumenta las competencias y responsabilidades municipales, pero que no viene acompañada de una dotación presupuestaria para poder implementarla; las competencias en salud, propias de la Generalitat de Catalunya, y cuyas deficiencias en la prestación de este servicio esencial hace que la ciudadanía traslade sus quejas y su percepción de desprotección a los ayuntamientos.

Temas como el de la educación, que teniendo todas las competencias la Generalitat de Catalunya, la limpieza de los centros educativos, la cesión del personal de conserjería, algunos mantenimientos o los suministros básicos, se sufragan, en la mayoría de los casos, otra vez por los ayuntamientos. El retraso de las inversiones de la Generalitat de Catalunya o cuando las administraciones supramunicipales acuerdan prescindir de algún servicio, es al final el ayuntamiento quien acaba asumiendo el coste integro para no perjudicar a los ciudadanos.

En la práctica se hace un uso inadecuado de la colaboración de las administraciones locales, ocasionando unos costes a los municipios que deberían ser sufragados por las administración autonómica o estatal, en especial en nuestro caso por la Generalitat de Catalunya. También es cierto que es en la administración local dónde recaen todas las quejas, desconociendo muchos ciudadanos quien es titular de la competencia.

Después de haber ejercido como diputado autonómico y senador, ahora concejal de un ayuntamiento de costa, llego a la conclusión y estoy convencido de que antes de poseer un cargo electo supramunicipal, se debería pasar por la escuela municipal, para cuando se legisla tener la experiencia y sensibilidad del mundo local; es cómo obtener un grado de carrera universitaria sin haber superado el bachillerato.

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