Diari Més

Opinió

Rafa Luna

Exdiputat i senador del PP

Augurios para el nuevo año

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Ha finalizado el año 2024 y ha entrado el 2025. Acaba un año con sus penas y alegrías, con sus aciertos y errores, donde algunos de nuestros seres queridos se han ido y otros han llegado para serlo. El inicio de año es todo un ciclón de buenos deseos: de prosperidad, de salud, de amor, de paz, de convivencia, etc., pero lo que más se repite y se anhela es la tan deseada felicidad, palabra mágica que no deja de ser más que un valor absoluto.

La felicidad, como tal, es un bienestar donde todo se tiene y nada falta. Si tengo que ser sincero conmigo mismo, yo tengo 66 años y todavía no he tenido la fortuna o suerte de gozar la plenitud de la felicidad, pero sí de sentirme bien conmigo mismo, fruto del trabajo o esfuerzo realizado, que ya es mucho.

Mientras tanto, las ilusiones de los buenos deseos no dejan de fluir, ya sea con las 12 uvas o, para los más supersticiosos o supersticiosas, con alguna prenda de color rojo, para posteriormente quemar en las hogueras de San Juan, con el objetivo de ver cumplidos los deseos, si es que se hacen realidad. 

Sin embargo, es imposible pasar por alto el mal gusto y poco respeto al colectivo católico mostrado por la presentadora Lalachus, en la retransmisión de las 12 campanadas del ente público de TVE que, por cierto, pagamos todos los españoles con nuestros impuestos.

Todos los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, son un sin parar de comentarios sobre el año que dejamos atrás, pero con pocas intuiciones sobre lo que nos puede deparar el nuevo año. En mi opinión personal, aunque no quisiera ser un pájaro de mal agüero, no pinta del todo bien; más bien parece que será un año complicado.

En lo que se refiere a lo internacional, las guerras de Ucrania y Palestina continúan y, en algunos casos, se recrudecerán las actividades bélicas, con un coste inaceptable de vidas humanas. La reelección a la presidencia de los EE. UU. de Trump no va a pasar desapercibida. 

Conociendo al personaje, es imprevisible lo que pueda suceder. Tampoco en Europa está clara la situación: la crisis económica que está sufriendo Alemania puede afectar, sin duda alguna, al resto de países de la Unión Europea.  

Alemania está verdaderamente afectada por el Brexit, las medidas arancelarias de Trump, el conflicto de Ucrania con Rusia y el liderazgo de China, que pasa de ser cliente a competidor. Todo esto ha tocado seriamente el tejido empresarial alemán, haciendo que pierda su liderazgo europeo y afecte a los países miembros.

Pero tampoco en España parece que todo vaya a ser un camino de rosas. Para muestra, las 12 campanadas del año nuevo coinciden numéricamente con la subida de los 12 impuestos que ha ordenado Pedro Sánchez, sin olvidar el incremento de la presión fiscal. 

Todo ello afectará a las economías domésticas y empresariales. La reconstrucción de los municipios afectados por la DANA es quizás la asignatura pendiente más urgente y necesaria. A todo esto se añade la problemática de la vivienda, tema que, una vez más, Pedro Sánchez prometió resolver con la creación de un gran parque de viviendas sociales y una empresa ad hoc. 

Sin embargo, parece repetirse la ya conocida “cantarella” sanchista de que “donde dije digo, digo Diego”. Tampoco se pueden ignorar una inmigración descontrolada ni unos índices de paro camuflados por contratos indefinidos temporales, que suelen esconder una realidad del desempleo o bien, la afectación de la turismofobia, al primer sector productivo de nuestro país, como es el turismo.

La gran incógnita, y es de valientes aventurarse a contestar, es saber qué hará Pedro Sánchez en los 12 próximos meses. Una cosa es segura: hará todo lo posible e incluso lo imposible por continuar siendo presidente del gobierno, porque, para él, el fin justifica los medios, sean estos los que sean. Quizás no es consciente de que como ex no se vive tan mal. Que se lo pregunte, si no, a González, Aznar, Zapatero o Rajoy.

Para nuestras comarcas de la provincia de Tarragona, los retos del 2025 tampoco son fáciles. Entre ellos, el transporte ferroviario, también el de mercancías por el interior, que tanto debate ha creado en el pasado año; el apagón nuclear, que no solo afectaría a las dos poblaciones con reactores nucleares, sino también a otros municipios; y el sector pesquero, en especial el de arrastre, gravemente afectado por las medidas de la Unión Europea o bien la inversión del proyecto urbanístico del Hard Rock en PortAventura.

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