¿A qué edad dejo salir a mi hijo por fin de año?
El psicólogo y pedagogo Valentín Martínez-Otero aconseja a los padres como tomar la decisión
Dejar salir o no a los hijos la noche del 31 de diciembre es un dilema que está presente estos días en más de una familia. Parece que la barrera ya no se encuentra en la mayoría de edad y son muchos los menores que quieren celebrar lo antes posible su primera nochevieja con amigos. Pero si la primera fiesta de finalización de año es un momento especial para los jóvenes, también es cierto que supone un momento de inquietud para sus padres. Lo fundamental es «razonar y consensuar», destaca el psicólogo y pedagogo Valentín Martínez-Otero.
Tradicionalmente, la mayoría de edad de los hijos marca el criterio para que los padres decidan qué cosas dejarles hacer que hasta este momento prohibían, recuerda este experto, aunque reconoce que «no todo está asegurado en cuestión de madurez para tener 18 años». Asimismo, hay «diferentes circunstancias familiares y personales» entre los jóvenes que pueden condicionar más a unos que a otros para permitirles salir por la noche, principalmente si son menores de edad, argumenta Martínez-Otero. «Hasta donde se pueda». Lo mejor es «razonar la decisión» que se tome, apunta.
En caso de que se consienta que un menor acuda a una fiesta de nochevieja, el padre tiene que hacer ver a su hijo que tiene que «compartir» donde se va a celebrar la fiesta, con quien irá y en qué condiciones tendrá lugar para que haya unas garantías de seguridad, y se sepa si habrá algún tipo de supervisión de adultos y de cumplimiento de normas. Pero «decir sí a las fiestas de discotecas en grandes ciudades, en cualquier lugar y con quienes sea es un poco arriesgado», señala. A los hijos hace falta recalcarles, por ejemplo, que tienen que cumplir con unas «normas de comportamiento y de horarios» y que «estén localizables», enfatiza Martínez-Otero. También recuerda que, aunque no sean la mayoría, hay chicos de 15, 16 y 17 años que en ocasiones «trasgreden las normas».
Por eso, este psicólogo afirma que otro de los mensajes a transmitir por los progenitores a los hijos es que, aunque hay muchas personas que cometen excesos, ellos tienen que ser «prudentes y comprometidos» con lo hablado previamente. Si por lo contrario, los padres escogen responder «no» a la petición de sus hijos para asistir a una fiesta nocturna, también tienen que explicarles «las dudas y temores» que han ocasionado tomar esta decisión. No hay que obviarles que las cifras siguen siendo muy preocupantes y, de acuerdo con la información facilitada por el Samur, a Madrid capital se atendieron, entre enero y noviembre de este año, a 428 menores por intoxicaciones etílicas. El caso más grave fue el de una niña de 14 años que tuvo que estar ingresada 24 horas en la UVI de un hospital. Y no se tiene que olvidar que en la pasada fiesta de Halloween una niña de 12 años murió después de un coma etílico cuando estaba con unos amigos en un parque de Sant Martín de la Vega, también en Madrid.
Finalmente, Valentín Martínez-Otero aconseja a los padres que si los hijos vuelven tristes porque su primera fiesta de nochevieja fuera de casa los ha defraudado -después de haber luchado por conseguir el permiso paterno y haberse puesto traje- les expliquen que se trataba de un día señalado pero que no por eso tenía que ser «extraordinario» y que «habrá muchas otras oportunidades en la medida en que vayan creciendo».