Un hombre estudiante de 16 o 17 años, perfil de atendido por abuso de nuevas tecnologías
La Asociación Proyecto Hombre ha presentado los datos de un estudio sobre las personas que asiste
Hombre, estudiante, de 16 o 17 años, con problemas de comportamiento, sin otras adicciones asociadas y que acude al programa por iniciativa de su familia es el perfil medio de los atendidos por la Asociación Proyecto Hombre (APH) por el abuso de las nuevas tecnologías. Así lo reflejan los datos presentados este jueves en rueda de prensa por la asociación durante el inicio de las XIX jornadas de Proyecto Hombre, que en esta ocasión tienen por nombre 'Sumergidos en el mundo digital. Un nuevo reto'.
El presidente de la APH, Luis Bononato, ha señalado el «aumento leve» en el número de casos que llegan a la asociación para ser tratados por un abuso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación): de tres en el 2013 (0,4% de todos los atendidos) en 51 en el 2016 (2,8%). Con estos, son un total de 128 las personas asistidas por el Proyecto Joven dedicado a este tema en los últimos cuatro años, de las cuales un 73% son hombres y el 27% mujeres. Y hasta un 58% muestran problemas de comportamiento, fracaso escolar o conflictos familiares. Además, casi el 80% acude por iniciativa de la familia, mientras que el 7% lo hace por iniciativa propia, y el resto por otros recursos.
Según un estudio realizado por la APH de Valladolid a más de mil jóvenes, uno de cada cinco reconoce hacer un «uso abusivo del móvil» y hasta tres de cada cuatro no son conscientes de los riesgos asociados al uso de Internet. Para Proyecto Hombre, los principales riesgos que plantea este abuso de las TIC en los adolescentes es la pérdida de privacidad, el acceso a contenidos inadecuados o problemas más concretos como el «sexting» (envío de contenidos de tipo sexual), el «grooming» (adultos que contactan con menores para abusar sexualmente de ellos) o el ciberacoso. Y es que, según esta misma encuesta, un 80% de los jóvenes encuestados conoce casos de acoso en la red en su entorno, y un 30% afirma haber recibido imágenes de contenido sexual de otros menores de su ciudad.
Bononato ha explicado que lo que tienen que hacer los padres no es tanto «controlar el tiempo» que pasa al menor a Internet, sino conocer las redes sociales que frecuenta y explicarle los riesgos que puede tener, aunque la dificultad reside que «probablemente estén más limitados en el conocimiento de las TIC». «No tenemos que prohibir o limitar, sino educar para que hagan un uso adecuado de los teléfonos móviles», ha asegurado el presidente de la APH, pues, a diferencia de las drogas, estos «forman parte de la vida cotidiana de toda la población».
Por su parte, el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín, ha coincidido en la importancia de educar en el manejo de las TIC, ya que no se trata de «una amenaza», sino de una «contribución al progreso». También ha pedido «no colgar etiquetas» a los jóvenes que hacen un uso inadecuado o abusivo de las mismas, que no pueden ser calificados como «adictos». Y aunque ha reconocido que es un asunto que «puede ser importante», ha pedido «prudencia» y evitar una alarma social, ya que hay otros consumos que preocupan más. «Si magnificamos el problema, igual que si lo minimizamos, no estamos ayudando a la sociedad,» ha aseverado Babín.