Se persona en comisaría para confesar que ha matado a su mujer «para no escucharla más»
La mujer quería ver a sus hijos de 13 y 14 años, pero estos «no querían verla porque estaban enfadados con ella» motivo por el cual discutieron
El hombre de nacionalidad rumana acusado de asesinar a su esposa después de asfixiarla con un trozo de cuerda en el parking del aeropuerto de Sevilla en el mes de junio del 2016 ha reconocido este jueves que mató a su mujer en el marco de una discusión y «para no escucharla más», señalando que «era un momento de locura» y que «se arrepintió desde el primer momento».
Durante la segunda jornada del juicio, con jurado popular, que se celebra al Audiencia provincial de Sevilla, el acusado, identificado como T.I. y para quién la Fiscalía pide 18 años de prisión por un delito de asesinato con el atenuante de confesión, ha admitido que asfixió a su esposa «durante un minuto» con una cuerda que encontró en el vehículo abandonado donde pasaron la noche después de discutir por el hecho que sus dos hijos de 14 y 13 años no querían verla.
El acusado ha relatado que hacía 15 años que estaba casado con la víctima, quién se había marchado a Italia por motivos laborales mientras él fue a España con sus dos hijos menores para trabajar en el circo 'Roma', que en aquel momento se encontraba en Corrales, Huelva, dejando a sus hijos con su hermana en un pueblo de Cuenca. «No teníamos buena relación en aquel momento, estábamos separados», ha indicado el imputado, que ha relatado que el 26 de mayo de 2016 su mujer viajó a España para ver a sus dos hijos, de manera que la fue a buscar al aeropuerto y se dirigieron a un hotel, donde estuvieron tres días y hablaron de «reconciliarse».
El acusado ha señalado que la mujer quería ver a sus hijos, pero estos «no querían verla porque estaban enfadados con ella», por lo cual la mujer decidió volver a Italia y, por eso, se dirigieron el día 31 de mayo al aeropuerto para coger el vuelo que salía hacia Italia a las 22 horas.
Aun así el acusado ha relatado que se perdieron por el camino y llegaron en el aeropuerto a las 22.30 horas, por lo cual la mujer perdió el vuelo y «se enfadó» con el acusado, a quien «culpabilizaba» de haber perdido el avión, después decidieron pasar la noche en el aeropuerto porque «se había acabado el dinero» y no podían volver.
Se dirigieron a un coche abandonado situado en el parking del aeropuerto para pasar la noche y empezaron a discutir porque sus hijos «no querían verla», la víctima estaba sentada en el asiento delantero del vehículo y el acusado en la parte de detrás. Se durmieron, pero en torno a las 2.30 de la madrugada se despertaron y siguieron discutiendo, momento en el cual, según ha confesado, cogió una cuerda y asfixió a la víctima para «no escucharla más». La asfixió «durante un minuto». Seguidamente, ha manifestado, que la sacó del coche y la colocó tumbada en el asiento posterior, tapándola con el fieltro del techo del coche, aunque ha querido dejar claro que su objetivo «no era esconderla», sino que lo hizo porque «se le ocurrió en aquel mismo momento».
«Momento de locura»
La fiscal le ha preguntado por qué mató a su esposa y el acusado ha contestado que «era un momento de locura» y que «no sabía qué hacía», añadiendo que, a continuación, salió del parking e hizo autostop, y llegó hasta Bollullos Par del Condado. Una vez allí, «empezó a pasear por todo el pueblo» hasta que se dirigió a la Jefatura de la Policía Local, donde confesó a los agentes que había matado a su mujer. «Sabía que había hecho una cosa que no tenía que hacer».
Acompañó a la Guardia Civil hasta el lugar de los hechos para indicarle donde se encontraba el cadáver.«desde el primer momento lo he explicado todo», ha asegurado el acusado, que ha señalado que ha hablado con sus dos hijos sobre el suceso y les ha pedido «perdón». «Mis dos hijos me aman», ha afirmado el imputado.
La Fiscalía pide para el acusado 18 años de prisión y la privación del ejercicio de la patria potestad de sus dos hijos menores de edad durante siete años a cuenta de un delito de asesinato con el atenuante de confesión. El Ministerio Público reclama que se le imponga la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de sus dos hijos, de su domicilio o de ningún centro escolar durante siete años, así como que indemnice con 180.000 euros a sus hijos en concepto de daños morales.