Dos años de prisión para gastarse 60.000 euros con tarjetas de otras personas
Sobre los documentos oficiales manipulados, el acusado dijo que estaba practicando con programas de edición de imagen
La Audiencia de Lleida ha condenado a dos años de prisión por un delito continuado de estafa a un vecino de Lleida, de 43 años y nacionalidad camerunesa, que efectuó compras en páginas de Internet con datos de tarjetas de crédito de otras personas.
El acusado declaró al juicio que tuvo lugar en la Audiencia de Lleida el 31 de mayo que no había engañado a nadie ni había cometido ninguna estafa sino que compraba las tarjetas por Internet con 'bitcoins' en páginas donde se venden libremente. «No soy ningún delincuente», dijo. Aseguraba que desconocía si se trataba de tarjetas robadas o no o si después los titulares de las tarjetas reclamaban a su banco por estas compras que ellos no habían hecho, ya que eran compras hechas en Europa y las tarjetas eran de titulares internacionales, como Estados Unidos o América Latina. Que en todo caso, sin embargo, lo consideraba una práctica legal. La sala, en cambio, ha considerado que existe delito y da la razón a la fiscalía, que aseguraba que el hombre se gastó de manera fraudulenta más de 60.000 euros en compras entre el 2015 y el 2016, sin contar los billetes de Renfe comprados con los localizadores y que todavía no se habían contabilizado.
La estafa la destapó un banco al detectar 207 operaciones sospechosas de uso de tarjetas de crédito fraudulentas. En las compras, se indicaban como destinatarios del producto tres domicilios de Lleida, en la que se habrían recibido compras por valor de 775,40 euros; 130,70 euros y 2.361,19 euros respectivamente. Los Mossos d'Esquadra abrieron una investigación y el 18 de enero detuvieron al acusado.
En su piso encontraron una habitación llena de objetos presuntamente comprados con estas tarjetas de crédito de manera fraudulenta, como perfumes, ropa, zapatos o aparatos electrónicos. Además, en su ordenador se encontraron siete cuentas de correo electrónico e imágenes de tarjetas de crédito, pasaportes y documentos de identidad manipulados así como numerosos localizadores de Renfe con que se habrían comprado billetes.
Sobre las imágenes de documentos oficiales manipuladas, el acusado dijo que es una persona «curiosa», que le gusta aprender cosas nuevas y que estaba practicando con programas de edición de imagen. Con respecto a los objetos encontrados en el piso explicó que los compraba en páginas baratas para después revenderlos para ganarse la vida. Con respecto a los billetes de Renfe, los Mossos no pudieron concretar si los había comprado para él o para revenderlos porque no son nominales aunque concretaron al juicio que habría 13.000 operaciones y 256 localizadores de Renfe.