Entierran a una mujer de 99 años que compró hace veinte años su propio ataúd
Lo guardó en el comedor de su casa, incluso llegó a fotografiarse dentro para saber cómo quedaría
Los restos mortales de Josefa Rego recibirán sepultura este viernes en Guitiriz, Lugo, en un ataúd que la misma mujer, que murió a los 99 años, guardó durante casi dos décadas en el comedor de su casa. Incluso llegó a fotografiarse dentro para saber cómo quedaría el día de su entierro.
El propietario de la funeraria, José María Teixido, explicó que Josefa, conocida en el pueblo como Fina de Rivera, vivía cerca de su negocio y hace aproximadamente unos veinte años, después de que ellos mismos se hubieran encargado del entierro de su marido, entró un día en el establecimiento y les comentó que quería «comprar su propio ataúd».
«Era una mujer muy divertida, muy peculiar, con la cual teníamos mucha confianza», dijo Teixido, quien reconoció que, en un primer momento, se negaron a venderle el ataúd. Al final, explicó Teixido, «consiguió convencer a un carpintero local» y «nosotros, a través de una de las empresas que nos suministra los féretros, conseguimos el tapiz interior», que fue colocado «por uno de nuestros empleados».
Después, la misma Fina contrató los servicios de un fotógrafo y se fotografió en el interior de la caja, para tener idea de la presencia que tendría en el momento de su tránsito final. El empresario explica que también quiso redactar, «hace unos quince años», su propia esquela, con indicaciones detalladas sobre los autocares que trasladarían a los vecinos hasta la iglesia de Santa Mariña de Guitiriz, donde se oficiará su funeral.