«Sabemos como prevenir el suicidio, pero no lo hacemos»

«Sabemos como prevenir el suicidio, pero no lo hacemos». Esta es la denuncia del presidente de la Sociedad Española de Suicidología (SES), Andoni Anseán, ante una «tragedia de magnitud, pero invisible en España», a pesar de causar 10 muertes diarias y supone un gran reto para la salud pública.

Coincidiendo con la conmemoración el 10 de septiembre del Día Internacional de la Prevención del Suicidio, la SUS ha celebrado en Madrid su I Congreso este fin de semana para dar visibilidad a este problema, que acaba con la vida de unas 4.000 personas al año, ha recordado su presidente en una entrevista.

La mayoría de los suicidios se registran entre los 35 y los 60 años, aunque los ancianos ostentan una tasa 4 o 5 veces superior y los jóvenes los índices mayores de tentativa.

Según Aseán, son perfiles diferentes, que hay que abordar con políticas de prevención en los adolescentes, mientras que en el caso de los grandes «se tiene que incidir en señales de alerta del entorno».

El 90% de los suicidas tenían un trastorno mental diagnosticable, «lo que no significa que estuvieran diagnosticados» y en un 60% de los casos trastornos afectivos o depresivos.

Por eso, el experto asegura que la salud pública afronta el reto de detectar este riesgo suicida o este trastorno afectivo a tiempo.

Para poder hacerlo, «tener conciencia que este problema existe», lo cual, según su opinión, no sucede a España donde no hay sensibilidad ni política, ni sanitaria ni social.

Después de señalar que un 17% de los suicidas había visitado a su médico de cabecera el día en que puso fin a su vida «y no para hablar», apuesta para abordar este problema como cualquiera otro de salud pública.

Según su opinión, eso incluye la formación de profesionales, la coordinación entre instituciones, la preocupación de todos los implicados (también fuerzas de seguridad o bomberos) y la adopción de soluciones arquitectónicas en espacios públicos.

Los expertos en la materia han alzado la voz para pedir que «se hable de suicidio para ayudar a prevenirlo» y el Teléfono de la Esperanza ha pedido que se elimine la «leyenda urbana que tanto daño hace y que asegura que al hablar de suicidio se produce un efecto contagio».

La ONG ha asegurado que el suicidio es una de las maneras de morir más trágicas y dolorosas, ya que «se muere solo y el sufrimiento que se tiene que soportar previamente no es comprensible para los que no han vivido esta experiencia».

«Hay un reproche moral más o menos manifiesto ante un suicidio», ha explicado Anseán, aunque ha asegurado que este prejuicio se supera con conocimiento, «cuando se conocen las situaciones, el sufrimiento y la desesperanza de estas personas».

La SES ha publicado un manual de ayuda en el cual bajo el título 'La pérdida inesperada' ayuda en el luto por suicidio y que se entrega a los familiares.

Y es que «nadie se espera que una persona que esté en su lado se suicide, pero todas las personas que se suicidan tienen alguien en su lado», ha puntualizado.