El hombre que perdió un ojo el 1-O: «Quiero ser el último herido por bala de goma en el estado español»
Roger Español, entidades de derechos humanos y el Ayuntamiento de Barcelona se querellan contra tres miembros de la policía española y piden responsabilidades políticas
El hombre que perdió un ojo el 1 de octubre por el impacto de una pelota de goma disparada por la policía española en Barcelona, Roger Español, ha presentado este martes una querella contra tres miembros del cuerpo policial por lesiones. Entidades de derechos humanos y el Ayuntamiento de Barcelona también se presentarán como acusaciones populares. Según las imágenes recopiladas, el escopetero habría disparado a unos 15 metros de distancia y en inclinación plana, cosa prohibida por algunos protocolos policiales. Por eso, los querellantes piden responsabilidades penales para el escopetero y dos mandos sobre el terreno, y responsabilidades políticas que podrían llegar al Congreso de Diputados. Español quiere ser el último herido por pelota de goma en el estado y por eso quiere que se prohíban, tal y como se hizo en Cataluña en el 2014.
Coincidiendo con el quinto aniversario de la lesión que también provocó la pérdida de un ojo a Ester Quintana, Español ha comparecido ante la prensa para explicar su caso, la querella y las responsabilidades políticas que pide. Lo ha hecho acompañado de su abogada, Anaïs Franquesa, de la que ejercerá la acusación popular, Laia Serra, y del teniente de alcalde de Barcelona Jaume Asens, que también ejercerá la acusación popular. Español quiere que la prohibición de las bolas de goma en Cataluña se extienda a todo el estado a fin de que él sea la última víctima.
En la rueda de prensa y en la querella, Español explica que el 1 de octubre quería ir a votar pero previamente pasó por el instituto Ramon Llull, en la calle Consell de Cent entre Marina, Sardenya y Diagonal, para ver la situación. Hacia las 9.30 horas vio cómo los agentes saltaban las vallas del patio y entraban a requisar las urnas. Como llovía, fue a su casa, bien cerca de allí, a cambiarse. Cuando volvió, alrededor de las 10, un grupo de agentes no uniformados pero con chaleco de la policía española, miembros de la unidad de policía judicial, salieron por una puerta lateral del centro, a la calle Marina con Consell de Cent. Llevaban las urnas y las entraron en un grupo de furgonetas que se llevaron.
Los antidisturbios salieron por la puerta principal, en Consell de Cent. Como había mucha gente fueron también hacia Marina, con la intención de bajar hasta la calle Diputación, rodear la isla de casas y subir por Sardenya hasta Consell de Cent, donde había más furgonetas esperándolos. Detrás de los agentes había varias personas siguiéndolos para ver donde iban y los gritaban consignas a favor del voto, la democracia y la independencia, entre otros.
En un momento dado, las furgonetas, al ver que los agentes se acercaban, se pusieron en marcha y bajaron por Sardenya para acercarse a los agentes que venían. Eso provocó que algunos manifestantes se sentaran en el suelo para impedir su paso durante unos 20 minutos, entre ellos Roger Español.
Según la querella, sin aviso previo, la policía empezó a golpear a las personas sentadas con las porras, incluso en zonas prohibidas como la cabeza y el tórax. Los concentrados se levantaron y las furgonetas empezaron a pasar, mientras los agentes empujaban y apartaban con patadas los manifestantes y las vallas que había en la calzada. Uno de los agentes empujó a Roger Español, que le recriminó, «recibiendo por respuesta un nuevo empujón». Las furgonetas y los agentes detrás suyo siguieron bajando hacia Gran Vía. Español iba detrás porque vive en la misma calle Sardenya por debajo de Gran Vía. Quería ir a casa a recoger una silla para llevarla a su madre para que fuera a votar a una escuela próxima.
Entre Diputación y Gran Vía, una treintena de agentes formaron un cordón policial, entre los que había los dos mandos querellados, plenamente identificados, y hasta ocho escopeteros. La situación estaba relativamente calmada y los agentes se iban retirando. Roger Español estaba rodeado de periodistas acreditados con chaleco y brazalete naranja, pero un escopetero cargó el arma y apuntó recto y disparó hacia él, que estaba a unos 15 metros de distancia. El impacto fue inmediato, Español cayó al suelo y fue socorrido por periodistas, que lo llevaron hasta un portal a esperar la ambulancia. Poco después, otro agente disparó otra pelota de goma en una dirección contraria.
Según la querella y los abogados, la pelota de goma, prohibidas por el Parlamento en el 2013, se disparó de manera indebida, con ausencia de riesgo para los agentes o terceras personas, cosa que supone un uso injustificado. De hecho, se disparó a escasa distancia de las personas que había en la calle, y era «altamente previsible» una lesión como la de Español.
Por eso, Español pide a las autoridades españolas que «reconozcan» los hechos. Asens, Serra y Franquesa han lamentado la actuación policial, considerándola desproporcionada por los disturbios inexistentes en aquel momento y han pedido que el informe del Ayuntamiento presentado al Congreso y al Parlamento Europeo pueda derivar en una investigación a fondo y una posible prohibición de esta «arma de guerra incontrolable» a todo el estado. De hecho, Serra ha lamentado que la regulación de estas armas en el estado sea todavía más «difusa» que la que había en Cataluña y ha explicado que la Defensora del Pueblo pidió a los cuerpos policiales una regulación más específica y estos se negaron. Asens también ha justificado la personación del consistorio como acusación popular porque el Ayuntamiento «también es estado» y la fiscalía ha tenido un «papel beligerante» contra las denuncias por abusos policiales el 1-O.
A raíz del disparo de la pelota de goma, Español sufrió un estallido ocular, con fracturas de pared lateral y suelo de la órbita, arco cigomático, apófisis nasal y maxilar derecho. Fue operado de urgencia al hospital de Sant Pau, pero no le pudieron salvar la visión en el ojo derecho. Desde entonces está en tratamiento psiquiátrico y farmacológico para reducir mareos y el impacto emocional sufrido. Como música y estudiante del Conservatorio del Liceo, su vida se tendrá que adaptar a las nuevas circunstancias. Por eso ha agradecido el apoyo de familia, amigos, personal sanitario e instituciones.
En la querella se pide la identificación del escopeter que disparó, el interrogatorio de los tres querellados, y que declaren como testigos varios manifestantes, así como el máximo mando del operativo. También se aportan varias fotos y vídeos de la actuación policial, se requiere a la policía española la identificación de todos los agentes actuantes, las imágenes que pudiera haber grabado el cuerpo y las comunicaciones con el centro de mando. Igualmente, se requiere el modelo de escopeta y pelota usadas, los protocolos policiales sobre su uso y un informe a los Mossos sobre la operativa de la policía española.