Sucesos
Condenada a quince años de cárcel por matar a puñaladas a su hijo recién nacido
Puso el cadáver en una bolsa de plástico y, con la placenta y el cordón umbilical, la lanzó en un contenedor de basura
Una magistrada ha impuesto una pena de 15 años de prisión a una joven por asesinar a puñaladas a su bebé, al cual acababa de dar a luz en su domicilio de Alcoy, después de ocultar el embarazo a su familia. La sentencia valida pues el veredicto emitido por un jurado popular el pasado día 13, al final de un juicio a puerta cerrada en el cual la acusada, V.Q.D., se declaró culpable.
La magistrada María Eugenia Gayarre, que presidió la vista, considera a la joven culpable de un delito de asesinato con agravante de parentesco y el atenuante de confesión. Según recopila, el crimen se produjo en torno a las 14.30 horas del 6 de agosto de 2014 cuando la ahora condenada, que entonces tenía 18 años, dio a luz a un niño en la bañera de su casa.
La joven dejó al recién nacido estirado, boca arriba, sobre el suelo de la bañera y cortó el cordón umbilical con un cuchillo de sierra que utilizó después para clavárselo en el tórax. Lo hizo, según la jueza, «sabiendo que estaba vivo y aprovechando la clara imposibilidad de defensa por parte de la víctima». Escogió esta zona del cuerpo para herirlo «al ser conocedora que de esta manera le causaría una muerte rápida» y, para asegurar el resultado, extrajo el arma ligeramente y la volvió a hundir en el pecho del bebé.
A continuación, puso el cadáver en una bolsa de plástico y, con la placenta y el cordón umbilical, la lanzó en un contenedor de basura de la vía pública, «sin comprobar si estaba vivo o no», asegura la sentencia.
La joven se fue a la cama, donde permaneció hasta las 19.15 horas, momento en que llegó una hermana que la convenció para que acudiera al servicio de urgencias del Hospital de Alcoy, ya que estaba sangrando. En este centro sanitario, V.Q.D. «confesó los hechos de manera espontánea» a unos agentes de la Policía Nacional cuya presencia había sido requerida por los médicos que la habían atendido. Esta circunstancia «facilitó el esclarecimiento de los hechos», según la magistrada, que le aplica por eso el atenuante de confesión, y permitió que el recién nacido fuera encontrado, ya sin vida, en el contenedor de basura.
En la segunda sesión del juicio, la acusada hizo uso de su derecho a la última palabra para expresar su arrepentimiento, que puede ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano.