Judicial
El Constitucional alemán envía a prisión al 'contable d'Auschwitz' de 96 años
Fue condenado en julio de 2015 por colaborar en el asesinato de al menos 300.000 personas en el campo de exterminio de Auschwitz
El nonagenario Oskar Groening, conocido como el contable de Auschwitz, tendrá que ingresar en prisión y cumplir con la condena de cuatro años por un delito de complicidad en el asesinato masivo en un campo de exterminación nazi, según ha dictaminado este viernes la Justicia alemana. El Tribunal Constitucional alemán, con sede en Karlsruhe, ha rechazado el recurso interpuesto por los abogados de Groening, que argumentaban que su cliente no estaba en condiciones de entrar en prisión dada su edad y su estado de salud.
«No han sido identificados riesgos graves para la salud y la merma en su estado de salud puede ser compensada a través de precauciones médicas en prisión», ha alegado el alto tribunal. Una portavoz de la Fiscalía de Hannover, en el noroeste de Alemania, señaló que el hombre tendrá que ingresar en prisión próximamente. El abogado defensor del nonagenario había recurrido en varias instancias el ingreso en prisión de su cliente.
Groening, de 96 años, fue condenado en julio de 2015 por la audiencia de Lüneburg, al noroeste del país, por colaborar en el asesinato de al menos 300.000 personas. El que fue voluntario de las Waffen-SS admitió haber confiscado dinero de los judíos deportados en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz y haber vigilado la llegada de los transportes al complejo.
Durante décadas, las personas que colaboraron de forma indirecta en asesinatos masivos no fueron llevadas ante la justicia a Alemania. El cambio de enfoque judicial, que permitió llevar ante el juez a los que cooperaron con la maquinaria de exterminio nazi, vino propiciado por la condena de John Demjanjuk a cinco años de prisión el año 2011 por complicidad en más de 28.000 asesinatos en el campo de exterminio de Sobibor. Hasta entonces las fiscalías alemanas sólo presentaban demandas contra aquellos sobre los cuales podían demostrar una participación directa en los delitos, a causa de una sentencia de 1969 de la Corte Suprema de Alemania que sostenía que no todo aquel que estuvo involucrado en la maquinaria asesina de los campos de concentración podía ser responsabilizado por todo lo que ocurrió dentro.