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Judicial

Juzgan a un hombre acusado de abusar sexualmente de su hijastra y hacerle ver pornografía

La madre ha declarado que no se la cree y sostiene que su hija quiere forzarla a romper la relación, porque desea que vuelva con su padre biológico que no ha conocido nunca

El juicio ha tenido lugar este miércoles en la Audiencia de Gerona.

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La Audiencia de Gerona ha juzgado este miércoles a un vecino de Salt (Gironès) acusado de abusar sexualmente de la hijastra cuando tan sólo era una niña de 8 años y hacerle ver vídeos pornográficos. Los hechos habrían pasado en el 2014, aunque no se ha podido precisar exactamente en qué fechas. Los supuestos abusos se habrían dado en el domicilio cuando el padrastro y la menor se quedaban solos. El procesado, que lo ha negado todo, se enfrenta a una pena de 5 años de prisión. Por su parte, la menor, que ha tenido dificultades para responder las preguntas que se le hacían, ha confirmado haber visto vídeos de carácter sexual con el acusado y que este se duchaba con ella, que lo obligaba a tocarlo y que ella no lo quería.

Durante el juicio, la madre de la niña ha declarado que no se la cree. Sostiene que su hija quiere perjudicar al acusado y forzarla a romper la relación, porque desea que vuelva con su padre biológico (que la niña no ha conocido nunca). Al final del juicio, la defensa ha pedido la absolución porque considera que los hechos no han quedado probados. El caso ha quedado visto para sentencia.

Durante el juicio, que se ha celebrado en la sección 4ª de la Audiencia de Gerona, la menor ha tenido dificultades por relatar los hechos. Inicialmente ha dicho que no lo quería explicar pero después ha ido contestando las preguntas. La niña, que actualmente tiene 12 años, nació en Honduras y hasta los 8 años vivió con su tía, lejos de la madre que residía en Salt (Gironès). En el 2014 fue a vivir con su madre, el mismo año en que se habrían producido los abusos en el domicilio de la familia, todos de origen hondureño.

La niña ha explicado que algunos viernes por la tarde se quedaba a solas con el acusado mientras su madre trabajaba y su hermano (que es hijo de la madre y el padrastro) estaba visitando a un familiar. La niña ha explicado que recuerda que vio un vídeo con el hombre cuándo estaba sola en la habitación de él. Era con una tablet y las personas que aparecían mantenían relaciones sexuales. Por otra parte, también ha asegurado que el acusado le pedía que se duchara con él y que lo tocara, pero no ha precisado en donde; sólo que no le gustaba.

La menor también ha relatado el episodio de la escuela que hizo saltar las alarmas y activar el protocolo para posibles abusos sexuales. En febrero del 2016, la niña visionó unas fotografías pornográficas con dos compañeros más durante una clase. Cuando la maestra lo vio, los separó en los tres para reñirlos y les pidió explicaciones. Estuvo aquí cuando la niña dijo que tenía una cosa «muy grave» por relatar y detalló a la tutora los posibles abusos del padrastro.

Un incidente que la misma tutora de la niña ha corroborado durante el juicio aportando algunos detalles más. En el caso de la ducha, por ejemplo, ha especificado que el hombre le pedía que le tocara el pene y que ella cerraba los ojos porque no quería. Durante estos tocamientos, el hombre tenía erecciones y le pedía que le diera besos a la boca pero que ella no quería y se acababa marchando deprisa a la habitación. La maestra también ha relatado que la niña «sufría», que tenía «miedo» a explicarlo a la madre porque creía que no la creería. Y que se temía que podría volver a casa con la madre y su hermanastro.

Las psicólogas dan credibilidad a los hechos denunciados

Durante el juicio, tres psicólogas han corroborado estos episodios de abusos a raíz de las entrevistas que tuvieron con la menor desde que se activó el protocolo. Una de ellas, además, ha explicado que anteriormente se había abierto un expediente a la familia por unos supuestos maltratos en marzo del 2015. El padrastro la pegó con un cable. En aquel momento, sin embargo, todavía no habían trascendido los abusos.

Con respecto a los padres, con quienes también se entrevistó, la psicóloga ha subrayado que «le llamaron mucho la atención los dos» por aquello que le explicaron. Según ha dicho, la madre le insistió en qué era una niña «mala», que los estaba «perjudicando» y que «renunciaba a ella para acabar con el problema». Con respecto a él, quitó importancia al hecho de que lo acusaran de abusar sexualmente y respondió de que «también se había dicho que era un maltratador».

Durante su declaración, esta psicóloga ha explicado que la menor estuvo durando seis meses haciendo terapia por los abusos y que es una niña «con mucha carga» por la situación de abandono, perquè«la familia no le ha hecho lado». También alerta que es «muy influenciable» porque lo que quiere es «gustar», que la adopte una nueva familia y volver a tener unos padres. Actualmente, la menor se encuentra en un centro de menores.

El acusado lo niega y la madre dice que la niña miente

El procesado ha contestado todas las preguntas de una forma lacónica y ha negado los hechos. También ha dicho que nunca se quedaba a solas con la menor. Lo único que ha admitido ha sido haber pegado a la niña con las manos, y no con un cable, diciendo que también lo hizo con el hijo aquel mismo momento para reñirlos. También ha explicado que la menor no podía acceder a la tablet porque hay una contraseña.

Durante el juicio también ha declarado la madre, que ha mantenido que la niña mentía y que confiaba plenamente en su marido. También ha dicho que si hubiera tenido el mínimo indicio «ella misma habría ido a denunciar los abusos». Además, también ha hecho inciso en que la menor había dado hasta tres versiones diferentes durante la instrucción del caso. A su intervención, ha insistido en que la hija ya tenía un comportamiento inapropiado cuando vivía en Honduras con su hermana. A modo de ejemplo, ha explicado que a los 6 años la avisaron que la niña veía material pornográfico y se besaba con niños. Eso la convenció para llevarla|traer a Salt.

Cuando la defensa le ha preguntado por qué creía que la menor mentía, ella no ha dudado y ha asegurado que es porque su hija quiere perjudicarlo, romper la relación y hacer realidad la «fantasía» que tenía ya cuando vino a Cataluña pensándose que podría vivir con su padre biológico. Un hombre que las abandonó cuando tenía tres meses y que su hija no ha conocido nunca. Las psicólogas que han testificado, sin embargo, han asegurado no haber detectado que la joven sienta «odio» ni ninguna «animadversión» hacia el procesado.

Dos cartas donde dice que ha mentido

La defensa ha subrayado el valor de dos cartas que la menor escribió a la abuela y a la madre donde decía que los abusos no eran verdad. La niña sólo ha respondido de que nadie la presionó y que ella lo que quiere es volver a estar con su madre y salir del centro de menores.

Durante las conclusiones, el ministerio fiscal y la acusación particular han coincidiendo en qué los abusos habían quedado probados, en que daban plena credibilidad al relato de la menor tal como también habían corroborado las diferentes psicólogas durante el juicio. Con respecto al acusado, a quien piden una pena de 5 años de prisión, consideran que el hombre se«aprovechó» de la situación como padrastro para «satisfacer sus deseos sexuales».

Por otra parte, también han solicitado medidas accesorias, como libertad vigilada durante 5 años; la inhabilitación para cualquier trabajo relacionado con menores durante 7 años y la prohibición de comunicarse y de acercarse a la menor hasta un máximo de 300 metros durante 5 años. Con respecto a los daños morales, le reclaman el pago de 3.000 euros.

Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución al considerar que los hechos no han quedado probados y que hay «muchas incoherencias» en el relato de la menor. El abogado del procesado cree que la menor relató estos hechos después de estar sometida a una «excesiva presión» y que se lo inventó para buscar una «escapatoria» cuando se descubrió que había visto imágenes pornográficas en la escuela.

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