Judicial
Veintiocho años de prisión para el acusado de apalear y abusar sexualmente de dos hijas
Los psicólogos aseguraron que las dos tienen secuelas graves, y calificaron sus relatos de «absolutamente creíbles»
La Audiencia de Lleida ha condenado a 28 años y tres meses de prisión alacusado de apalear y abusar sexualmente de dos de sus hijas, desde que estas tenían unos diez años . El hombre negó todos los hechos en el juicio que tuvo lugar en la Audiencia de Lleida mientras que las niñas explicaron algunos capítulos de unas agresiones, insultos y abusos que eran «continuados» y que los psicólogos calificaron como unos relatos «absolutamente creíbles». La Sala ha tenido en cuenta las declaraciones de las víctimas y de los peritos y ha considerado probados los hechos. Concretamente ha condenado el acusado a quince años de prisión por un delito de agresión sexual, once años de prisión por un delito de abusos sexuales, un año y medio de prisión por un delito de maltrato habitual y nueve meses más por un delito de maltrato.
La Audiencia también le ha retirado la custodia de la hija mayor durante quince años y de la pequeña durante once años y le prohíbe comunicarse o aproximarse a las niñas por un periodo de entre doce y dieciséis años. También lo condena a ocho años de libertad vigilada una vez salga de la prisión y que indemnice a las hijas con 30.000 y 15.000 euros respectivamente por|para los daños sufridos.
Las niñas, que ahora tienen 16 y 18 años, declararon protegidas por una mampara. La hermana mayor explicó que los hechos se iniciaron con ella, cuando tenía unos nueve años (hacia el año 2010, en Lleida), que empezaron con tocamientos y que fueron aumentando en gravedad y frecuencia hasta el punto que su padre la violaba desde dos golpes por semana hasta dos veces al día. Los psicólogos aseguraron que las dos tienen secuelas graves, sobre todo la hermana mayor a quien han definido como una persona «sumisa» y que asumía el «rol de pareja» con el acusado. Ella incluso explicó que muchas veces decidía quedarse en casa con su padre, aun sabiendo qué pasaría, para evitar que le hiciera lo mismo a su hermana pequeña.
La madre de las niñas declaró que se enteró de los abusos sexuales cuando las niñas denunciaron los hechos, a finales de 2016. Reconoció, sin embargo, que el acusado las pegaba con el cinturón y las insultaba. Las tres explicaron que a las niñas les decía que eran unas «zorras» como su madre y que tenían que hacer los trabajos de casa porque por eso eran las mujeres y que para eso las tenía.
La fiscalía pedía 37 años de prisión. La defensa pedía la absolución porque consideraba que era poco creíble que la madre no se enterara de los abusos, cuando vivían todos juntos, que había habido incongruencias en las declaraciones y que no se había desvirtuado la presunción de inocencia.