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Todó asegura que se ausentó de la votación que subió su sueldo en Catalunya Caixa

El exdirector general de la entidad financiera intenta justificar porque tenía que cobrar según la mediana de los bancos españoles y dice que el Banco de España lo sabía

Plano general de la sala de vistas con Adolf Todó declarando, de espalda.

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El exdirector general de Catalunya Caixa, Adolf Todó, ha asegurado este martes en la Audiencia de Barcelona que él se ausentó de la votación en enero del 2010 que aprobó el aumento de su sueldo. Durante la instrucción de la causa judicial, había dicho que asistió a la reunión y no se había abstenido, pero ahora ha dicho que el expresidente Narcís Serra y el exdirector general adjunto Jaume Massana le recordaron que lo habían hecho salir de la sala de reuniones mientras se debatía y votaba el incremento salarial. Durante el juicio contra la antigua cúpula de la entidad, Todó ha asegurado que los inspectores del Banco de España estaban plenamente informados de todos los números de la caja, incluidos los sueldos de los directivos. De hecho, ha intentado justificar el incremento de su sueldo para situarlo en la mediana de las entidades bancarias españolas, pero por encima de la mediana de las cajas catalanas y del resto del estado.

En un interrogatorio de una hora y cuarto por parte del fiscal, Todó ha explicado que cuando entró en el 2008 en Caixa Catalunya pidió tener la misma estructura de contrato que en Caixa Manresa, con un sueldo fijo basado en la mediana de otras entidades, uno variable anual, uno variable trianual y un plan de pensiones con el 80% del sueldo fijo. Ha explicado que pasó a tener un sueldo un 30% superior, pero la caja era diez veces superior a la de Manresa. Además, ha dicho que el sueldo fijo se basó en la mediana de todas las entidades financieras españolas, incluyendo los grandes bancos, ya que Caixa Catalunya era mucho mayor que la mayoría de cajas catalanas o españolas, ya que era la segunda y la tercera en el ranking, respectivamente, y habría cobrado mucho menos que entidades muy menores. El sueldo inicial de Todó era de unos 600.000 euros fijos anuales, con un 35% de variable que después subió al 50%. También tenía una cláusula de prejubilación y una de no competencia postcontractual, además de un plan de pensiones.

Aun así, ha negado las cifras dadas por el fiscal la semana pasada, a quien dijo que Todó había llegado a costar unos 12 millones de euros a la entidad. Según él, los cálculos están mal hechos, y cobró unos 3,6 millones de euros incluyendo todos los fijos y variables, pero de estos, 1,3 millones procedían de su plan de pensiones a Caixa Manresa.

El exdirector general ha asegurado que los inspectores del Banco de España que trabajaban diariamente con la entidad conocían los contratos de los directivos, porque tenían que estar avalados con seguros y fondo de contingencia, sabían con antelación lo que se votaría a los consejos de administración y no cuestionaron la legalidad de los aumentos salariales. De hecho, en una ocasión, los inspectores propusieron hacer sólo el 50% del pago de los sueldos variables del segundo semestre del 2010 y pagar la otra mitad en los siguientes tres años, cosa que la dirección aceptó.

El fiscal le ha recordado que durante la instrucción judicial, Todó dijo que no se había abstenido en la votación sobre su aumento de sueldo. Este martes Todó ha dicho que quería «matizar» aquella declaración y después de estudiar las actas de las reuniones y hablar con Serra y Massana, estos dos «le hicieron recordar» que el expresidente había hecho salir de la reunión los dos exmáximos ejecutivos durante el debate y votación de estos incrementos retributivos. Por eso, ha asegurado que no estuvo presente en la sala durante 15 o 20 minutos, y cuando pudo volver a entrar le dijeron que se había aprobado aquel punto. También ha recordado que no llegaron a cobrar el sueldo variable porque no llegaron al 60% de los objetivos marcados, sino al 59,5%, y ha insinuado que habrían podido maquillar las cifras para poder cobrar el bonus.

Preguntado por qué aceptó el cargo, ha dicho que estaba seguro que si la economía iba bien Caixa Catalunya saldría adelante. «Yo era un profesional, podía estar equivocado o no, pero no era un kamikaze; no hubiera entrado si hubiera pensado que la entidad no tenía salida», ha relatado. Según él, los «buenos profesionales» de la nueva dirección trabajaron «codo con codo» con el Banco de España: «era un proyecto sólido». Para ejemplarizar sus buenas relaciones con el Banco de España ha explicado que le llegaron a pagar un master a los EE.UU., y ha añadido que algunos trabajadores y directivos de la caja de ahorros le reprochaban su voluntad de transparencia y formalidad porque les daba más trabajo.

Todó ha intentado argumentar que la entidad iba lo bastante bien hasta el 2010, ya que incluso la economía parecía que se recuperaba de la crisis del 2008 y las entidades de calificación le daban muy buena nota, «un excelente bajo», por encima de la reputación del Estado. El Banco de España hizo un informe donde decía que la entidad era «fundamentalmente sólida» y avalaba la inyección de fondos públicos por parte del FROB, que en el 2010 concedió un crédito de 1.250 millones de euros con un 7% de interés, porque se preveía que la entidad lo pudiera devolver. A pesar de la reducción gradual de beneficios del 2007 en el 2010, de 493 a 23 millones, ha dicho que se hicieron muchas provisiones de fondo.

El exdirectivo ha explicado que fue despedido en el 2013 con una extensa carta donde se mencionaban muchos motivos, pero en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, avalada por el Supremo, se dice que los motivos son poco concretos e incluso parecen tener trasfondo político. En ningún caso, dice la sentencia, se justifica el despido por una supuesta ilegalidad en los sueldos, y el tribunal consideró el despido improcedente.

Además, Todó se ha quejado de que conoció la querella de la fiscalía a través de la prensa, y se quejó de eso al Banco de España.

Un vicepresidente primero que gestionaba gasolineras

Después de Todó ha declarado a Joan Güell, vicepresidente primero de Caixa de Catalunya desde el 2006. Ha explicado que él es el gerente de una empresa familiar que tiene dos gasolineras pero aquel año le tocó por sorteo ser el representante de los clientes al Consejo de Administración. Los máximos responsables, como Serra y Josep Maria Loza, le hicieron una entrevista sobre sus conocimientos y disponibilidad, y pasó a ser el vicepresidente primero.

No tenía demasiados conocimientos bancarios, pero ha explicado que antes de cada consejo les hacían una sesión informativa sobre los puntos a tratar. No tenía ningún cargo ejecutivo, sólo asistía a las reuniones del consejo y después, ha dicho, se «olvidaba» de la caja. Aun así, cobraba dietas, y en el 2010, entre enero y noviembre, cobró más de 79.200 euros, ya que fue un año de muchas reuniones, hasta 36, por la fusión entre Caixa Catalunya, Caixa Manresa y Caixa Tarragona, que creó Catalunya Caixa.

Sobre la reunión de enero del 2010 que aprobó el primer aumento de sueldo de Todó y Massana, ha dicho que le parece recordar que se ausentaron del debate y votación.

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