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Investigación

Consiguen reducir hasta un 70% el riesgo de progresión de un cáncer de ovario avanzado

El estudio aporta unos resultados sin precedentes que podrían cambiar la práctica clínica para tratar esta enfermedad

Un nuevo tratamiento ha conseguido reduce hasta un 70% el riesgo de progresión del cáncer de ovario avanzado.

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El estudio SOLO-1, un ensayo clínico fase III para pacientes con cáncer de ovario avanzado con mutaciones BRCA, ha obtenido unos resultados sin precedentes: el tratamiento de mantenimiento con olaparib ha conseguido reducir hasta un 70% el riesgo de progresión de la enfermedad y mantener libres de progresión más del 50% de las pacientes incluidas en la investigación durante más de tres años. Esta cifra supera cualquier dato previo con los tratamientos existentes hasta el momento para las pacientes con cáncer de ovario avanzado. El primer autor de este estudio internacional es K. Moore, del Stephenson Oklahoma Cancer Center de los Estados Unidos, y la doctora Ana Oaknin, investigadora principal del Grupo de Neoplasias Ginecológicas de la Vall d'Hebrin Institut d'Oncologia (VHIO), ha participado activamente.

Los resultados se acaban de publicar en la revista 'New England Journal of Medicine', coincidiendo con su presentación en el congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que tiene lugar estos días en Munich, por su enorme relevancia clínica y el gran impacto para las pacientes. Con alta probabilidad, estos resultados cambiarán la práctica clínica y el manejo de las pacientes con cáncer de ovario avanzado.

El cáncer de ovario se diagnostica al estado español además de 3.200 mujeres cada año. Aunque no es el tumor más frecuente, es uno de los de peor pronóstico. Se trata de un tumor para el cual no hay métodos de cribado poblacional y se diagnostica en el 80% de los casos en fases avanzadas. Hasta un 20% de los casos, las pacientes diagnosticadas con un cáncer epitelial de ovario son portadoras de una mutación en los genes BRCA1/2.

En las pacientes a quién detecta un cáncer de ovario de alto grado, generalmente en estado III o IV (la mayoría de los diagnósticos llegan en estas fases avanzadas de la enfermedad), se las trata mediante cirugía citoreductora, es decir, cirugía que tiene como finalidad eliminar la máxima cantidad de tumor posible, y posteriormente reciben tratamiento de quimioterapia basada en carboplatino / paclitaxel +/- bevacizumab, que constituye el abordaje del tratamiento estándar. Aunque la mayoría de las pacientes responden inicialmente al tratamiento, entre el 70 y el 80% presentarán una recaída de la enfermedad en los tres años siguientes al diagnóstico.

Teniendo en cuenta el alto riesgo de recurrencia que presentan estas pacientes, disponer de un tratamiento de mantenimiento capaz de reducir el riesgo de recaída hasta esta magnitud supone un cambio de paradigma en el tratamiento y pronóstico de las pacientes con cáncer de ovario adelantado portadoras de mutaciones en los genes BRCA1/2.

«Poder ofrecer a las pacientes con cáncer epitelial de ovario portadoras de una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2 un tratamiento de mantenimiento con el inhibidor de PARP olaparib después de su tratamiento inicial con cirugía y quimioterapia, que pueda mantenerlas libres de progresión durante más de tres años, constituye un hito sin precedentes», destaca la doctora Ana Oaknin, que añade: «La recaída de la enfermedad es siempre devastadora para las pacientes, por lo tanto, el hecho de poder evitarla o retrasarla hasta tres años desde la finalización del tratamiento inicial es un gran paso adelante para nuestras pacientes».

El estudio, aleatorizado y fase III, ha comparado la administración oral de olaparib delante de placebo en 391 pacientes seguimientos durante una media de 41 meses. Los resultados muestran una reducción de hasta el 70% en el riesgo de progresión de la enfermedad en las pacientes que cogían olaparib enfrente de las que eran al grupo placebo.

Los inhibidores de PARP, una oportunidad para las pacientes con mutaciones BRCA

Los genes BRCA1 y BRCA2 se encargan de codificar dos proteínas esenciales para la reparación del ADN. Cuando estos genes sufren una mutación, se produce una inestabilidad genética y se incrementa el riesgo de sufrir un cáncer de ovario o de mama en edades tempranas a causa, precisamente, de la dificultad de reparación de daños en el ADN.

Los inhibidores de PARP (poli ADP ribosa polimerasa) son un tipo de terapia que va orientada a impedir la acción de una enzima (PARP) que repara el ADN. Impedir esta acción en células tumorales causa la muerte de estas células y no de las sanas y de aquí viene el efecto de estos inhibidores de PARP como terapia dirigida.

Olaparib fue el primer inhibidor de PARP y el primer tratamiento dirigido para aprovechar las deficiencias de la vía de respuesta al daño del ADN, como las mutaciones BRCA, y eliminar de manera selectiva las células cancerosas. Los estudios in vitro han demostrado que la citotoxicidad inducida por olaparib puede suponer la inhibición de la actividad enzimática de PARP y el aumento de la formación de complejos de ADN-PARP, hecho del cual resulta un daño en el ADN y la muerte de las células tumorales. El olaparib está aprobado para el cáncer de ovario avanzado y el cáncer de mama metastático y se ha utilizado en más de 20.000 pacientes en todo el mundo.

Actualmente hay otros estudios en marcha que complementan SOLO-1 para poder evidenciar que esta terapia con inhibidores de PARP puede ser útil para el cáncer de ovario avanzado, independientemente de si hay mutación de BRCA o no. «El hecho de poder saber si las pacientes que no son portadoras de mutaciones de BRCA también se podrían beneficiar de esta terapia de mantenimiento será muy importante. Tendremos que seguir trabajando en la investigación clínica para las pacientes, ya que es la base de la mejora continua del pronóstico», concluye la doctora Oaknin.

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