Salud
El Hospital Sant Joan de Déu opera del corazón a un bebé prematuro de 1,3 kilos
Se trata de una niña que sufría una taquicardia incesante resistente a los medicamentos
La Unidad de Arrítmies del Hospital Sant Joan de Déu ha practicado con éxito una ablación cardiaca a una niña prematura, de sólo 32 semanas y 1.310 gramos de peso. Se trata de la paciente más pequeña del mundo a quien se le hace esta operación. Los médicos detectaron que la niña sufría una «taquicardia incesante» que hacía que su corazón latiera a 200 pulsaciones por minuto, cuando se encontraba a la semana 28 de gestación. Aunque suministraron medicación a la madre durante el embarazo y a la niña una vez nació, la situación no mejoró y finalmente decidieron sacar adelante la compleja intervención el 4 de enero. La principal dificultad del procedimiento residía en el hecho de que el corazón de la pequeña sólo medía dos centímetros. La niña ya ha sido dada de alta y se encuentra en perfecto estado de salud.
La pesadilla de la familia de la pequeña María – que reside en Zaragoza- empezó cuando el equipo médico del HospitalUniversitarioMiguelServetque seguía a la madre durante el embarazo detectó durante la semana 28 de gestación que el feto sufría una taquicardia incesante que hacía que su corazón latiera hasta 200 pulsaciones, el doble del que es habitual. Los cardiólogos del centro aragonés intentaron combatir la taquicardia en un primer momento suministrando varios fármacosantiarítmicosa la gestante, con el objetivo de alargar el embarazo lo máximo posible.
Finalmente la pequeña nació a la semana 32, a través de una cesárea y con un peso de 1.310 gramos. Desde este momento los médicos intentaron revertir elarrítmiacon varios medicamentos que desgraciadamente no surtieron efecto. «A pesar de los múltiples esfuerzos y usar todo el arsenal terapéutico del que se disponía, ella se resistía, y se por eso que se planteó ir más allá y hacer una ablación cardíaca», ha comentado la doctora GeorgiaSarquella, responsable de la Unidad deArrítmiesdel Hospital Sant Joan de Déu.
Así fue como diez días después del nacimiento, la niña fue trasladada al Hospital San Joan de Déu. «El corazón es una bomba y necesita un sistema eléctrico para funcionar que se basa en unmarcapassosque va emitiendo impulsos eléctricos y estos se distribuyen a lo largo de este órgano por un tipo de cableado eléctrico», explica JosepBrugada, también responsable de la Unidad deArrítmiesdel centro catalán que detalla que además de este circuito la bebé tenía «una vía accesoria». Según el médico «tenía una conexión que no tenía que estar y el hecho de tener dos vías provocaba que viviera en un cortocircuito permanente».
Para Brugada, una de las principales complejidades del procedimiento residía en el hecho que para llevar a cabo la intervención era necesario introducir un catéter por una vena que en el caso de María tenía un diámetro de menos de un milímetro. A la vez indica que el coro de la bebé en el momento de la operación mesuraba solo dos centímetros y que no existen catéteresdissentspor pacientes tan pequeños.
«Lo que hicimos fue poner un catéter guía muy pequeño y un dilatador, y después otro y poco a poco fuimos ensanchando la vena para hacer entrar nuestro catéter», ha comentado el médico. Al acceder al corazón los médicos pudieron quemar la vía accesoria causante de la taquicardia.
El procedimiento se llevó a cabo en una sala de intervencionismo dotada con tecnología de última generación. Cada año se llevan a cabo enaquetsespacio alrededor de 550 procedimientoselectrofisiològicscomo ablaciones cardíacas, colocación demarcapassosy desfibriladores. Un tercio de los pacientes que los reciben son menores de un año y la tasa de efectividad es de un 96%.
La Unidad deArrítmiesde este hospital ha operado en los últimos cuatro años 36 niños de menos de diez kilos de peso. La única experiencia similar a la de la María tuvo lugar en 2003 con un bebé de 1.540 gramos que hoy en día es un adolescente de quince años y 1,75 metros de altura.
Una niña «perfecta»
Raquel Sancho, la madre de la paciente, ha afirmado con una sonrisa de oreja a oreja que la niña está «perfecta» y que su corazón late como el de cualquier otra criatura. A la vez se ha mostrado muy agradecida con los profesionales de Sant Joan de Déu.
Con todo, ha reconocido que todo el procedimiento «ha estado muy duro» y ha dicho que espera que dar a conocer su experiencia sirva para ayudar otras familias que se encuentren en una situación similar. «Cuando nos dijeron de operarla sentimos terror y pánico», reconoce Sancho que recuerda que ella y su marido deseaban que alguien que hubiera pasado por una intervención como aquella los dijera que todo podía ir bien. «Yo li que he aprendido es a ser positivo y a creer que todo puede ir bien», indica.
Por su parte, AlfonsoOrtas, padre de la pequeña, advierte que cuando los dijeron que tenían que llevar la niña hacia Barcelona ya sabían que era «su última oportunidad».
A partir de ahora, la María tendrá que pasar controles periódicos, si bien los doctores han explicado que no necesita ninguna medicación y que las complicaciones tardías son muy poco probables en estos casos.