Un subinspector del CNP: «El día 2 sacaron niños de un colegio delante de la comisaría y nos llamaban asesinos»
Un agente dice que recibieron la orden de no marcharse del centro de la Mariola hasta que no se atendiera el hombre con un paro cardiorrespiratorio
Un subinspector de la Policía Nacional que actuó en Lérida el 1-O ha asegurado que el día siguiente al referéndum, el 2 de octubre, vio cómo sacaron niños de entre 8 y 10 años de una escuela de delante de la comisaría del cuerpo a la ciudad. «Los pusieron delante y nos llamaban asesinos, nos hacían gestos, nos decían que habíamos matado a personas», ha asegurado. El subinspector ha asegurado que aquellos días estaban «sobrepasados» y que vio «auténticas barbaridades». El subinspector es uno de los agentes que participó en la actuación en el Instituto Caparrella. Otro agente (64.091) que actuó en el Centro Cívico de la Mariola ha asegurado que hizo uso de las porras «para echar atrás a la gente» porque veía en «peligro» su integridad. El agente ha asegurado que recibieron la orden de no moverse del lugar hasta que se atendiera el hombre que sufrió un paro cardiorrespiratorio.
El subinspector ha asegurado que, durante la actuación en la Caparrella detuvieron a una persona de «gran envergadura» que era «el más de activo» de entre las «20 o 25 personas que impedían el paso» por la puerta de la valla perimetral del instituto. De hecho, ha asegurado que recibió un «estirón», le pegó un «golpe en la muñeca» y «lo arrastró hacia dentro del patio» dándole «patadas, puñetazos y de codo». En aquel punto, ha asegurado que «corría peligro» y que por eso «lo redujeron y detuvimos». «El más activo era él, pero allí daba veces|golpes todo el mundo», ha asegurado.
De hecho, ha asegurado que fruto de este momento recibió una «luxación» en la muñeca, pero que no causó baja porque aquellos días estaban «sobrepasados», viendo «auténticas barbaridades».
A preguntas del abogado Benet Salellas, ha afirmado que él no hizo uso de las porras y que no vio que lo hiciera ningún compañero suyo, tampoco dentro del instituto, «donde» era «materialmente imposible sacar una defensa». En cambio, otro agente (93.178) que participó en la actuación en aquel mismo instituto, sí ha admitido que vio que algunos agentes hacían uso de la porra, aunque no ha podido concretar si dentro, y que se tenía que empujar gente que había en una rampa, «algunos de los cuales intentaban devolver». Sin embargo, ha negado que se los«tirara», a preguntas de Salellas, sino que «se los sacaba» y no ha descartado que alguien se cayera al suelo.
Este agente ha asegurado que hubo «un forcejeo muy fuerte en la puerta», donde los concentrados «hacían una especie de melé y daban puntadas». En este momento, ha dicho que recibió «un golpe fuerte en la espalda, posiblemente una patada».
El agente 64.091, que participó en la actuación en el centro cívico de la Mariola, ha explicado que recibió una «orden directa» de sus superiores de quedarse en la zona hasta que el hombre que sufrió un paro cardiaco fuera atendido. «Un inspector nos dice que teníamos que aguantar allí porque una persona sufría lo que parecía un infarto y que hasta que no llegaran los servicios médicos de allí no se movía nadie», ha relatado.
Por su parte, el agente 107.387 ha dicho que en el centro cívico de la Mariola ha asegurado que se sacó a las personas que había en la entrada haciendo uso de la «mínima bastante indispensable», aunque recibieron «patadas, rodillazos y codos y todo tipo de agresiones». El agente ha dicho que había un «núcleo más duro que estaba en la puerta» y otra gente en los alrededores que gritaban «que querían votar». También ha dicho que sufrió una lesión en el dedo de una mano cuando se encontró «enrocado en una melé». El agente cree que los concentrados estaban «completamente organizados», a pesar de desconocer si alguien los lideraba.
Una piedra y dos contenedores
Los últimos policías que han testificado en el Supremo han relatado dos incidentes. Los dos primeros han explicado que quedaron lesionados cuando les tiraron unos contenedores que estaban bloqueando la entrada del centro cívico de la Mariola. Han relatado que había grupos de personas que se dedicaban a sacar los contenedores y volver a ponerlos.
Otro agente ha explicado un incidente que pasó la noche del 1-O en la comisaría del CNP de Lleida, cuando estaba formando parte de un cordón de seguridad en las afueras del equipamiento por una concentración de 2.000 personas. Ha explicado también que por la tarde había grupos de jóvenes (entre 17 y 30 años) que corrían por las calles de los alrededores de la comisaría gritando consignas de entrar y «asaltar» la comisaría. «Decían que iremos a por ellos que eran más y podían entrar», ha detallado.
Mientras estaba en el cordón, le impactó una piedra «de unos 150 y 200 gramos) y le causa una herida en el frente, aunque llevaba la gorra e impacta con el escudo. El oficial (número 118.664) ha remarcado que había dos furgonetas de antidisturbios de los Mossos y que no hicieron «nada» y no «colaboran» con la policía española ni «obligan» a los manifestantes a marcharse.