La fragmentación del voto pronostica un escenario postelectoral incierto
Una de las claves es si los diputados independentistas vuelven a ser imprescindibles para el gobierno español y si suman los partidos de derechas
La previsible fragmentación del voto el 28-A pronostica un escenario de pactos postelectorales incierto. Una de las incógnitas es si los diputados independentistas en el Congreso volverán a ser imprescindibles para formar el futuro gobierno español y de eso dependerá, en buena medida, de si es posible abrir un nuevo escenario de diálogo entre gobiernos después de las elecciones. Precisamente, la ruptura de las negociaciones entre ejecutivos fue el que provocó el adelantamiento electoral. Otra de las claves es la fuerza con que Vox irrumpirá en la cámara baja y, por lo tanto, como queda repartido el voto de la derecha y si obtienen mayoría. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no quiere depender de los independentistas y dice que no está en sus planes un pacto con Cs, señalando así Podemos como socio preferente. Esta vez, Pablo Iglesias pide entrar en el gobierno.
En Cataluña, las encuestas apuntan a una disputa entre PSC y ERC para el primer lugar y se da por hecho que los comunes perderán la primera posición que consiguieron en las últimas elecciones españolas del 2016. Buena parte de la campaña electoral se ha centrado en debatir sobre las condiciones de los partidos catalanes en el futuro gobierno español. ERC, por boca de su cabeza de lista, Oriol Junqueras, ha dicho que su partido no facilitará un gobierno de extrema derecha poniendo líneas rojas pero al mismo tiempo ha avisado de que no dará ningún cheque en blanco a Pedro Sánchez. Por su parte, desde JxCat condicionan su apoyo al derecho a la autodeterminación. El candidato Jordi Sànchez se ha ofrecido como socio estable del PSOE si Pedro Sánchez acepta hablar del referéndum y que este forme parte del diálogo, sin exigir como condición el compromiso de celebrarlo.
La anomalía ha marcado también esta campaña electoral que ha estado muy pendiente de la Junta Electoral Central. Finalmente, la JEC ha permitido que los cabezas de lista de ERC, Oriol Junqueras, y de JxCat, Jordi Sánchez, hayan participado en algunos actos de campaña por videoconferencia desde Soto del Real, donde están en prisión preventiva. Dos de los actos en que han participado han sido organizados por ACN.
Otro de los pactos del cual se ha hablado a lo largo de la campaña es de una alianza entre PSOE y Cs. El partido de Albert Rivera lo ha descartado desde el inicio pero Pedro Sánchez no ha respondido si está dispuesto hasta el segundo debate a cuatro en que dijo que no está en sus planes. Precisamente, alertar sobre un acuerdo PSOE-Cs es el principal argumento de campaña tanto de ERC como de Podemos, que creen que Sánchez es ambiguo y que no ha cerrado la puerta a este acuerdo.
De hecho, el líder del PSOE ha asegurado a lo largo de los últimos días que su preferencia es un gobierno en solitario con independientes y ha dicho que los líderes independentistas «no son de fiar» y que no quiere que la gobernabilidad de España descanse en estos partidos. Esta vez, el líder morado le reclama que Podemos entre en el gobierno. Una posibilidad que el candidato socialista no descarta pero que ha evitado aceptar públicamente para insistir en pedir la concentración del voto progresista en el PSOE, como «único partido para evitar que la extrema derecha y la derecha sumen».
Los socialistas catalanes, encabezados por Meritxell Batet, se presentan como el camino del diálogo dentro de la Constitución y señalan que la solución es más autogobierno para Cataluña y una mejora del sistema de financiación.
En Cataluña, las encuestas pronostican una bajada de los comunes, que en el 2016 se erigieron como ganadores. El cabeza de lista de En Comú Podem, Jaume Asens, ha centrado su discurso en decir que no se fía de ERC, porque dice que han cambiado de opinión varias veces, y se erige como la única formación que tiene alianzas con un partido español, Podemos, que defiende un referéndum para que Cataluña decida su futuro político.
Las encuestas han ido deshaciendo la posibilidad de que PP, Cs y Vox tengan mayoría absoluta. Tanto PP como Cs han centrado la campaña en erigirse como el antídoto contra los independentistas y contra lo que consideran un «golpe de estado». Los dos hablan abiertamente de una alianza de partidos constitucionalistas y de echar a Sánchez de la Moncloa. Uno de los principales argumentos que han esgrimido a lo largo de la campaña es que el presidente del gobierno español ha vendido España a los independentistas pactando con ellos y alertan de que lo volverá a hacer después de las elecciones. El PP toma como modelo repetir el acuerdo de gobierno en Andalucía, en que Vox permitió la investidura desde fuera del gobierno, y Rivera habla de un acuerdo de partidos constitucionalistas.
A pesar de que tanto PP como Cs han centrado la campaña en Cataluña, la cabeza de lista del partido naranja por Barcelona, Inés Arrimadas, sólo ha hecho actos públicos en Cataluña 5 de los 15 días de campaña. Y la cabeza de lista de los populares por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, se ha centrado en Barcelona y ha pisado poco el territorio catalán dejándolo en manos de otros candidatos de la lista.