Un testigo de la Ràpita: «Nos apalearon, nos pegaban en la cabeza, la gente gritaba desesperada con miedo»
Explica que la policía entró «de malas maneras» sin intercambiar palabra y que le dejaron la pierna dormida de los golpes de porra
Un testigo que estaba en el pabellón ferial de Sant Carles de la Ràpita (Montsià), Joan Pau Salvadó, ha descrito lo que vio el 1-O y ha dicho que fue un «golpe muy fuerte» porque no se esperaban que viniera la policía y esperaba que fuera como el 9-N. Según ha explicado, los agentes entraron sin intercambiar palabra y empezaron a sacar gente y que, posteriormente, llegaron los antidisturbios. «Nos apalearon, nos pegaban en la cabeza sin problemas, en las partes bajas, en el hígado, y a los más altos, cuando bajaban por el dolor de los golpes, les abrían la cabeza; recuerdo el sonido de las porras, veía amigos y conocidos del pueblo», ha detallado emocionado. El hombre ha dicho que los golpes de porra le dejaron la pierna «dormida» y que necesitó asistencia médica. También ha dicho que la gente gritaba «desesperada y con miedo» y que algunos protegían a las mujeres «de los golpes».
Este testigo ha explicado cómo vivió las cargas en el pabellón de Sant Carles de la Ràpita. Ha asegurado que no vio que los guardias civiles que llegaron primero alrededor de las 9.15h (con boina y sin escudos ni porras) hablaran con nadie y que fueron directamente a «sacar gente». Entonces, poco después, llegaron antidisturbios y empezaron a cargar. «La gente de detrás llamaba a sus familiares para pedirles que salieran, pero no podíamos porque la policía no paraba de cargar y no podíamos salir», ha explicado. Ha descrito que se vivió con «miedo» la situación y que había gente llorando.
A él, personalmente, ha relatado que le dieron golpes de porra a la pierna hasta dejarle dormida y que se acercó a la ambulancia que había allí, pero que no recibió atención en aquel momento porque vio «mucha gente y sangre» y fue más tarde al CAP.
Salvadó ha destacado que la única cosa que les decían era que «se marcharan a casa» que la única cosa que querían era «votar sin hacer daño a nadie sólo expresarnos y manifestarnos».
A preguntas de la fiscalía, ha reconocido algunos insultos como «asesinos» o «fuera de las fuerzas de ocupación» y ha dicho que lo condena pero que «entiende» que se produjeran en aquel contexto. «Entiendo que alguien perdiera los nervios en algún momento después de ver cómo abren cabezas y golpean indiscriminadamente», ha manifestado. Pero que en ningún caso se agredió la policía.
Finalmente, él votó en Alcanar. «Fue el mejor voto de mi vida», ha dicho.
«Los apaleaban brutalmente sentados en el suelo»
Otro testigo que estaba en el mismo lugar era Albert Salvadó, teniente de alcalde de Sant Carles de la Ràpita por ERC e investigado en un juzgado por aquel día. Ha dado también su versión y ha puesto nombre y apellidos a los vecinos que vio heridos y ensangrentados. «Veo salir disparado el tio Juanito, de 70 años, que siempre va con barretina y una camiseta del Barça», ha dicho. Así lo ha hecho con vecinos de nombre Fede o Lòpez, a quien ha dicho que vio con «la camiseta destrozada» o con «sangre en la cabeza». «Siempre todos estaban con las manos arriba y no veo ni un intento de agresión por parte de la gente de la Ràpita», ha manifestado.
También ha descrito una actuación policial «de violencia explícita» e, incluso, ha dicho que los agentes siguieron cargando contra un grupo de 20 o 30 personas que estaban en el suelo. «Los apalean brutalmente», ha dicho. A preguntas de las defensas, ha justificado que fueran a los centros de votación acompañados de familiares y amigos. «No nos esperábamos que la policía actuara», ha dicho, aunque a preguntas de las acusaciones ha reconocido que sí tenía conocimiento de las «advertencias» judiciales y que había habido envío de policías. «Sabíamos que había piolines, venían a por nosotros», ha declarado.
Y ha defendido la actitud de la gente del pueblo. «No veo ningún insulto, no veo ningún forcejeo ni ninguna actitud de agresividad ni siquiera de defensa», ha explicado. Además, ha negado que gente «se opusiera a ser retirada». «Yo sólo veo movimientos de manifestación, la gente reivindicaba su derecho a manifestación y protesta», ha remarcado.
También ha dicho que se presentó en el pabellón el alcalde del municipio y que pidió a la policía que entrara por la otra puerta del pabellón que estaba abierta y sin gente y les comunicó que, dentro, se había vaciado de gente. Sin embargo, ha dicho que los agentes siguieron cargando.
La abogada del Estado ha insistido en preguntar si se comunicó a la Guardia Civil que existía una segunda puerta. Pero el presidente, Manuel Marchena, ha reprochado a Seoane que insista en detalles que considera que no tienen relevancia jurídica y que están «sacando» agilidad al juicio.