La defensa de Bassa niega la rebelión porque el supuesto «alzamiento» se sofocó aplicando la Constitución con el 155
Mariano Bergés dice que la conducta de los acusados no era «capaz» de abrumar|doblegar el Estado y que sólo existió «presión legítima» amparada en derechos fundamentales
La defensa de Dolors Bassa, ejercida por Mariano Bergés, ha negado que se produjera una rebelión en Cataluña y ha recordado que hace falta que sea un alzamiento «puntual» con la violencia como elemento protagonista. El argumento para negarla es, entre otros, que el supuesto «alzamiento» se sofocó con la aplicación de los preceptos constitucionales a través del artículo 155. Y además ha dicho que, si la violencia fuera la que afirma la fiscalía, se tendrían que haber decretado el estado de sitio y desplazar al ejército en Cataluña. Además, sostiene que no era «previsible» lo que pasó el 1-O y ha dicho el Estado tenía lo bastante con no usar la fuerza y no reconocer el resultado del referéndum, como hizo el 9-N. También ha negado que la conducta de los acusados fuera «capaz de doblegar la capacidad del Estado» y niega que existiera violencia. «Hubo presión legítima que forma parte del núcleo duro de los derechos de reunión y manifestación», ha afirmado Bergés. Sobre el 1-O, ha dicho que no supuso un «peligro grave» para el funcionamiento del orden constitucional y que sólo fue un «proceso político».
Durante el informe final de Marino Bergés, se ha centrado en negar las acusaciones por rebelión y sedición y desmontar los argumentos de las acusaciones. El letrado ha dicho que «el único hecho imputable» al Govern –y, por lo tanto, a su representada- es la convocatoria del referéndum pero que eso no supone que se pueda interpretar como un «llamamiento a impedir la actuación policial». «Eso atenta contra el principio de legalidad, no se tira la gente contra la policía, todos los llamamientos fueron de manera ordenada y pacífica», ha manifestado. Por eso, defiende que la gente iba «convencida por sí misma» a votar y que fue una «decisión personal» y que nadie los «incitó».
«Convocarlos a un referéndum no es lo mismo que tirarlos contra la policía, ha afirmado Bergés, que pide «no confundir» convocar un referéndum con un «alzamiento violento». «No buscaba un alzamiento violento para conseguir la independencia, porque se quería llegar a través de un proceso refrendario y negociado, de manera ordenada y pacífica», ha afirmado Bergés. En este sentido, ha insistido en que no hay «ni un mensaje» de Bassa ni de los otros acusados que «llamara a la violencia, extremo confirmado por el coronel Baena».
«No se puede actualizar el tipo de rebelión»
Bergés también ha criticado que la fiscalía «pida al tribunal que actualice el tipo penal de rebelión». «Eso es una patada al principio de legalidad, tampoco se puede sortear la literalidad del tipo penal», ha manifestado.
Además, también ha incidido al decir que la DUI no era parte «del plan inicial» sino que el objetivo era la independencia pactada con el Estado.
Niega la sedición: «Fue resistencia pasiva»
En su informe, también ha negado que existiera sedición el 1-O. Según ha dicho, para haber alzamiento tumultuario hacia un «carácter activo» y, en cambio, califica lo que pasó de «resistencia pasiva para retrasar la diligencia». El letrado se ha dedicado durante todo el juicio a preguntar a los policías y votantes si los agentes acabaron entrando y llevándose material decomisado y en todos los casos han explicado que sí. «En algunos momentos, incluso lo consiguieron en pocos minutos», ha apuntado.
«No se puede considerar alzamiento resistirse a una disolución», ha puesto como ejemplo. Y ha dicho que donde la fiscalía ve «barricadas» se trata de «tres o cuatro mesas escolares mal puestas que se retiran en segundos». Por eso, cree que son «medios insuficientes» para evitar la práctica de la diligencia.
«No se constituyó la República»
Bergés ha asegurado que el Parlament no votó la declaración de independencia porque lo que se votó fue la parte dispositiva de la resolución, y ha enmarcado esta declaración en un «acto político pacífico», que no fue «ejecutivo» porque «no se publicó en el DOGC ni en el Butlletí del Parlament». Así, ha negado que se dieran los pasos necesarios posteriores a una declaración de independencia, como hacer «comunicaciones a cancillerías extranjeras u organizaciones internacionales».
Por eso, ha concluido que la República no se constituyó y Cataluña no se segregó del resto del Estado, y ha dicho que la situación se produjo «a raíz de una crisis constitucional que se arrastra de hace años». Bergés también ha remarcado que la DUI «no formaba parte del plan inicial», que pasaba por una «independencia pactada», y ha asegurado que un referéndum podría tener «un encaje en la Constitución». Por eso, en todo momento se ha referido a lo que sucedió a Cataluña como un «proceso político».
Niega la malversación
Bergés también ha negado la malversación. «Ni se paga ni se compromete patrimonio público desde el Departament de Treball», ha dicho tajantemente. El letrado de Bassa ha afirmado que no autorizó ningún gasto ni firmó contratos de obras y que, además, rechazó la factura de Unipost que se gira a su departamento y que después se anuló porque el servicio no se había prestado, tal como confirmó la administradora concursal de la empresa.
Sobre el valor de los espacios usados el 1-O, ha explicado que eran edificios que no se podían alquilar, que la fiscalía incluyó espacios que no eran titularidad de la Generalitat y que se tuvo en cuenta el espacio total del edificio y el valor que habría tenido alquilarlo durante 24 horas. Así lo argumentaron los peritos que propuso esta defensa
Sobre la huelga del 3 de octubre, ha dicho que era un derecho fundamental de los sindicatos y que el Govern «no puede no dar trámite a la convocatoria de huelga». «Fue una convocatoria legal, tenía que ver con los derechos de los trabajadores», ha manifestado, y cree que no se puede considerar «un peldaño de la supuesta revuelta» sino un derecho de los sindicatos.
Mencionada «4 o 5 veces» durante el juicio
En su informe final, Bergés ha remarcado que, durante todo el juicio, el nombre de Bassa ha sido citado «4 o 5 veces», y ha expuesto varios argumentos para desvincular a su cliente de las acusaciones. Así, ha asegurado que la exconselleria «no conocía los informes de riesgos de los Mossos» y no participó en las reuniones de finales de septiembre con los Mossos d'Esquadra ni con otros convocadas por el expresidente Carles Puigdemont. Por eso, sostiene que no podía prever que el 1-O «pasara lo que pasó». También ha destacado que su nombre no aparece en la agenda Moleskine y que no hay ningún tuit para|por gritar a «el acoso de agentes, el uso de la violencia o fomentar conductos intimidatorias».
Sobre los centros cívicos donde hubo votación el 1-O, Bergés ha dicho que fueron «el 1%» del total, una «aportación insignificante e irrelevante», y que se concedieron autorizaciones para hacer actividades lúdicas los días antes en 12 de ellos, «limitándolas expresamente hasta las seis de la mañana, de acuerdo con las recomendaciones de los Mossos». Para Bergés, «no había motivos para negar» estas peticiones, porque «no tenían nada que ver con el referéndum», y que tampoco existe «ninguna notificación» a ningún director de centro donde «se dé instrucciones de ceder la dirección» de lo mismo.
Además, Bergés ha negado que la Agència Catalana de Protecció Social sea una estructura de estado y, de hecho, ha añadido que esta opción se ha «difuminado» y ya llegó «muy apagada» al juicio. Hasta el punto, ha añadido, que el teniente coronel Daniel Bena no la mencionó cuando habló de las estructuras de estado que estaban investigando, y que el mismo mando de la Guardia Civil respondió de que Bassa no dio ninguna orden para la base de voluntarios para el referéndum.
Por todo ello, ha finalizado el informe pidiendo la absolución de su cliente. «Bassa no lleva a cabo ninguna conducta que ponga en escaque el sistema, ni llama a impedir la practica de la diligencia ni compromete el patrimonio público. Nada de eso pasó», ha sentenciado.