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Astronomía

Descubren una misteriosa y enorme masa metálica enterrada en el lado oculto de la Luna

Ocupa un diámetro de 2.500 km y 12 km de profundidad

Imagen de la cuenca de Aitken realizada desde la misión Apolo 17.

Descubren una misteriosa y enorme demasiado metálica enterrada en el lado oculto de la LunaViquipèdia

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El lado oculto de la luna alberga un nuevo misterio: los investigadores han encontrado una enorme y desconocida masa de alto contenido metálico bajo la superficie lunar.

La estructura de esta misteriosa masa se ubica al menos a 180 millas de profundidad bajo la cuenca Aitken, el mayor cráter de impacto del Sistema Solar, situada en el Polo Sur de la Luna. El objeto ocupa un diámetro de 2.500 km y 12 km de profundidad. Respecto a su composición, el científico de la Universidad de Baylor en Texas, Peter James, explica que sería como «tomar un montón de metal cinco veces más grande que la Isla Grande de Hawai y enterrarlo bajo tierra».

El equipo de la Universidad de Baylor en Texas dio con el descubrimiento mediante la combinación de los datos del Laboratorio de Recuperación de la Gravedad e Interior de la NASA o GRAIL, midiendo los cambios de la fuerza gravitatoria del satélite, que varía según la zona. Los datos resultantes hicieron más precisos los cálculos sobre el grosor de la corteza del cráter y la densidad del manto, de modo que el singular exceso de masa subterráneo activó las alarmas.

El testimonio de los expertos, recogido en artículo publicado por la revista semanal Geophysical Research Letters, apunta que este material se debe probablemente a la formación del cráter, y podrían ser los restos del núcleo metálico de un asteroide que colisionó hace unos 4.000 millones de años con la superficie lunar y provocó la cuenca.

El asteroide que la formó era probablemente lo suficientemente grande como para separarse en diferentes capas cuando se formó, por lo que con el impacto se formó un profundo cráter en forma de cuenco en nuestro satélite, con el núcleo metálico de la roca espacial en su interior.

Otra posibilidad que baraja el equipo de investigadores es que la masa del subsuelo podría tratarse de restos de óxidos densos que se formaron en las etapas finales de enfriamiento cuando la luna estaba cubierta por antiguos océanos de magma. Sin embargo, los expertos no poseen los mecanismos necesarios para determinar con precisión la formación de esta masa metálica.

La cuenca de Aitken siempre ha sido un misterio debido a su tamaño, ya que para su formación la Luna debió impactar con un elemento tan grande capaz de destrozar la Luna si no hubiera colisionado de una forma tan concreta.

Según James, la cuenca es «uno de los mejores laboratorios naturales para estudiar eventos de impacto catastrófico, un proceso antiguo que dio forma a todos los planetas rocosos y lunas que vemos hoy». «Hay tanto que no entendemos sobre el proceso exacto que lo formó», añade Daniel Moriarty, geólogo lunar del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA.

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