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Cuatro años y medio de prisión por apalear a un tendero de Girona porque el precio le parecía «excesivo»

La Audiencia de Girona concluye que actuó con una «agresividad extrema» y puso en peligro la vida de la víctima

De espaldas, el ladrón reincidente acusado de robar en un supermercado de Gerona y apalear al tendero.

Cuatro años y medio de prisión para apalear a un tendero de Girona porque el precio le parecía «excesivo»ACN

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La Audiencia de Girona ha condenado a 4 años y medio de prisión a un hombre de 35 años que el 10 de agosto del 2017 clavó una paliza con un palo a un tendero de Girona porque consideraba que el precio que le quería cobrar por unas latas de bebida era «excesivo». El tribunal concluye que el procesado actuó con una «agresividad extrema» e, incluso, puso en peligro la vida de la víctima cuando le propinó múltiples golpes en la cabeza. La sentencia, sin embargo, considera que no ha quedado probado que el procesado robara una lata o un sobre con 640 euros del supermercado cuando el tendero estaba inconsciente en el suelo. Lo condenan como autor de un delito de lesiones causando deformidad pero le aprecian el atenuante de confesión porque se entregó a la policía justo después de la paliza.

La sentencia de la sección tercera de la Audiencia de Girona, de la cual ha estado poniendo la magistrada Fátima Ramírez, concluye que hacia las tres de la tarde del 10 de agosto del 2017 el acusado -que en aquel momento vivía en la indigencia- y un amigo suyo entraron en el supermercado situado en la calle Anselm Clavé de Girona, en el centro de la ciudad.

Cada uno cogió una lata de bebida. El amigo del procesado salió del establecimiento mientras el acusado se acercaba a la caja para pagar. Según el tribunal, en aquel momento el procesado le reprochó al tendero que el precio que le quería cobrar era «excesivo» y eso provocó una discusión.

«Durante el transcurso de la discusión, el acusado entró en la zona interior del mostrador y, cuando el trabajador le dijo que llamaría a la policia, cogió un objeto duro con el cual propinó un primer golpe en la cabeza a la víctima», describe la sentencia. Seguidamente, el procesado cogió el palo que habitualmente separa las compras en la caja y siguió golpeando a la víctima «en la cabeza y el cuerpo, incluso cuando ya estaba en el suelo». Según la sentencia, el acusado actuó con una «agresividad extrema».

Aunque el trabajador intentó repeler el ataque «empujándole y sujetándolo por el cuello» no lo pudo frenar y acabó perdiendo el conocimiento. No fue hasta unos minutos después de que recuperó la conciencia y pudo salir del supermercado para pedir ayuda.

Confesión

El tribunal considera probado que, justo después de perpetrar el ataque, el acusado «consciente del que acababa de hacer y creyendo que había acabado con la vida» de la víctima, se dirigió hacia el edificio de los Juzgados de Girona con la intención de entregarse a los Mossos d'Esquadra que custodian la entrada. A medio camino, sin embargo, se encontró con un agente cívico a quien confundió con un policía por el uniforme que llevaba y le confesó los hechos. El agente cívico alertó a la Policía Municipal de que detuvo al agresor.

Cuando lo arrestaron, el acusado no llevaba encima ni la lata de cerveza que había intentado comprar ni el sobre con 640 euros que los tenderos echaron de menos de la tienda. Por eso, la sentencia considera que «no ha quedado probado» que robara nada del establecimiento, tal como sostenían la fiscalía y la acusación particular.

Como consecuencia del ataque, el trabajador del supermercado sufrió varias fracturas de huesos de la cara y contusiones y lo tuvieron que operar. Necesitó 325 días para cuidarse pero le han quedado secuelas funcionales (pérdida de piezas dentales y alteración respiratoria y de oclusión dentaria) y secuelas estéticas (cicatriz en la cara y asimetría facial).

El acusado se enfrentaba a 11 años de prisión por un robo con violencia en concurso con un delito de lesiones agravadas. La Audiencia de Girona lo condena como autor de un delito de lesiones causando deformidad con el atenuante de confesión y le impone 4 años y 6 meses de prisión.

Pena máxima

La sentencia recopila que es la pena máxima posible por este delito y que le impone «por la gravedad del hecho, la violencia inusitada empleada en la agresión por los repetidos golpes propinados a la víctima, sobre todo en la zona de la cara, con un instrumento susceptible de causarle un grave daño o, incluso, de comprometer su vida». En concepto de responsabilidad civil, el acusado tendrá que indemnizar a la víctima con 83.000 euros.

La Audiencia descarta que el trastorno mental que sufre el acusado le afectara o anulara las capacidades cognitivas y volitivas a la hora de perpetrar el ataque y sostiene que tampoco consta que hubiera ingerido bebidas alcohólicas o hubiera consumido drogas en el momento de los hechos. Por eso, no le aprecia los eximentes ni atenuantes que pedía la defensa en este sentido.

La víctima también se sentó en el banquillo de los acusados porque el procesado aseguraba que fue él quien lo atacó primero. Le pedían 1 año de prisión por un delito de lesiones. El tribunal lo absuelve y determina que las lesiones que tenía el condenado son compatibles con el intento de la víctima de repeler el ataque.

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