El guardia urbano que abatió la perra Sota dice que disparó porque tenía «miedo» de un segundo ataque

El guardia urbano que mató una perra en Barcelona el diciembre pasado ha asegurado este lunes a la jueza que el animal primero lo atacó mordiéndole el codo, y que en un segundo intento de ataque le disparó cuando la tenía bien cerca y porque estaba «agresiva»y él sintió «miedo». Según un informe balístico, el tiro se produjo a un metro de distancia. El agente ha declarado en el juzgado como investigado, pero, según la acusación particular, ejercida por el propietario de la perra, se habría contradicho con el atestado policial y con la versión de su compañero de patrulla que también actuó en aquellos hechos.

Según han explicado fuentes jurídicas, los dos agentes, que no han respondido a las acusaciones, han explicado que pasaban en coche por la plaza España y vieron el perro sin atar. Les sorprendió, a pesar de que está permitido, y pararon porque pensaban que podía ser de una raza potencialmente peligrosa, cosa que no era así porque se asemejaba a unlabrador. Según supieron después los agentes, el propietario, un sintecho de origen letón, ya había tenido problemas anteriormente con la policía e incluso había intentado entregar al animal a una comisaría. Por eso, según su versión, les habría increpado e insultado. Un agente bajó del vehículo para pedirle la documentación, que el hombre no llevaba encima.

A partir de aquí, el hombre siguió agresivo y esto también puso agresivo al animal, según los agentes, que gruñía y enseñaba los colmillos. De hecho, en un momento determinado, la perra saltó sobre uno de los agentes, que se protegió con el brazo y acabó con un mordisco en el codo sin mucha importancia porque llevaba el anorak. Durante la intervención, los agentes empujaron el propietario del animal para apartarse y sacaron las porras para intentar separarse de la perra y coger distancia, pidiendo varias veces al propietario que atara el animal. Pidieron ayuda policial por radio y una furgoneta para que recogieran el animal.

Uno de los agentes también ha explicado que vio como el joven se agachaba para hablar al oído a la perra, que acto seguido salió corriendo hacia el otro agente, que tuvo «miedo»y disparó a un metro de distancia aproximadamente. Al caer muerta la perra, su propietario tiró elmonopatíque llevaba contra los agentes.

Dos testigos que no presenciaron los hechos, pero sí la acción posterior, han explicado, según la abogada Inés Guardiola, que el animal estuvo extendido en el suelo cerca de una hora y que ninguno de los agentes que acudieron en ayuda de la patrulla afectada hizo nada para intentar salvarlo o llevarlo a un veterinario que hay cerca. Además, han dicho que los urbanos tenían una actitud «hostil»y no dejaban que nadie se acercara. Actualmente no está claro donde está el cuerpo del animal muerto.

Se da la circunstancia que este lunes tenían que declarar también dos testigos presenciales. Lo tenían que hacer en condición de testigos protegidos por miedo a represalias, pero un recurso de la fiscalía y de la defensa ha hecho que la jueza retirara la protección. Por eso, la acusación particular ha renunciado a estos dos testigos mientras presenta un recurso para que los vuelvan a proteger.

La semana pasada declaró el propietario del animal asegurando que el animal en todo momento estaba tranquilo y no mordió ningún agente. Según él, el tiro policial habría siddo sin motivo.

En el exterior de la Ciudad de la Justicia se han concentrado una quincena deanimalistascon pancartas que decían 'Me sorprende la bestialidad de los humanos y la humanidad de las bestias', 'Ninguna Sota más' y 'Mientras ellos no tengan voz, no dejarás de escuchar la mía'.