Diari Més

Salud

Tatuajes terapéuticos que dejan atrás el cáncer de mama

Una iniciativa solidaria del Berguedà costea el precio de recuperar la apariencia de la aréola y el pezón a mujeres con el pecho extirpado

Mireia Ortega mientras dibuja el pezón que más tarde tatuará a Maria, a quien han tenido que extirpar los dos pechos por culpa de dos cánceres de mama.

Tatuajes terapéuticos que dejan atrás el cáncer de mamaACN

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A Maria le tuvieron que extirpar los dos pechos después de sufrir dos cánceres de mama con cinco años de diferencia. Una vez superado, le reconstruyeron los pechos con prótesis, pero la reconstrucción no incluía el pezón y la aréola. «Llamé a varios lugares para pedir una micropigmentación, pero me pedían de 800 a 1.000 euros y se acaba borrando. Después de 12 años y ocho operaciones, quiero verme los pechos medianamente bien porque, aunque ahora ya me he acostumbrado, me ha costado mucho volver a mirarme al espejo, ha explicado. Ahora, gracias a una iniciativa solidaria de la Asociación de Persones Afectades de Cáncer en el Berguedà, Ginkgo, Maria se ha tatuado gratuitamente la aréola y el pezón, y ha podido recuperar así la apariencia normal de su pecho.

Se lo ha podido hacer gracias a la iniciativa de la Asociación de Persones Afectades de Cáncer del Berguedà, que le ha costeado el precio del tatuaje oncológico. Su presidenta, Aurora Fernández, ha explicado que, hasta ahora, la Seguridad Social hacía el pezón quirúrgico, pero muchas mujeres no quieren volver a ser operadas una vez han superado la enfermedad. Así pues, para ella, dejar el pecho reconstruido, pero sin la aréola ni el pezón «es como dejar la puerta medio abierta, no se acaba de cerrar el círculo. Te resignas, pero muchas mujeres no soportan mirarse en el espejo», ha asegurado.

Este tipo de tatuaje permite dibujar de nuevo el pezón y ayuda a muchas pacientes, una vez superada la enfermedad, a cerrar una etapa, ya que marca un punto final a un proceso que también supone una carga psicológica. «Las pacientes lo que queremos es volver a tener la vida más parecida a la que teníamos antes de la enfermedad, hay cicatrices que no se borrarán nunca, ni en el cuerpo ni en el alma, pero lo que no podemos es crear una nueva preocupación y el tatuaje permite mirarte al espejo y reflejar una imagen más parecida de la que tenías, que te crea la sensación que ya has acabado con el cáncer», ha asegurado Fernàndez.

La tatuadora Mireia Ortega es la encargada de hacer este tipo de tatuajes oncológicos y terapéuticos. Lo hace porque, según dice, es su manera de poner su granito de arena. Según ha explicado, a la hora de hacerlo, se tiene que tener en cuenta el tipo de regeneración de piel, la cicatriz, y si la piel es suficientemente gruesa y, por lo tanto, puede soportar bien el tatuaje.

Gracias a su vertiente de artista, Ortega ha explicado que su técnica de dibujo puede conseguir una reconstrucción más realista, hasta el punto que consigue que el pezón parezca de tres dimensiones. Al mismo tiempo, dispone de más pigmentos que una mincropigmentació, de manera tal que puede plasmar con más exactitud los colores del pezón de la mujer.

El cáncer del pecho también afecta a los hombres

Aunque los hombres sólo representan un 1% de los casos de cáncer de mama, desde la Asociación de Afectados por el Cáncer del Berguedà se asegura de que son «los grandes olvidados» aunque, en su caso, estar sin pezón es todavía más visible. La iniciativa también se dirige a ellos y, de momento, ya tienen un hombre pendiente de recibir los permisos de su médico para hacérselo.

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