Reconoce durante el juicio haber atado, amenazado y violado a su expareja

El acusado de atar, amenazar y violar a la expareja en Torre-serona (Segrià), E. C. P., de 39 años, ha reconocido los hechos en el juicio que se ha hecho este viernes en la Audiència de Lleida. Por este motivo, la fiscalía ha rebajado la petición inicial de pena de quince años de prisión en doce. La acusación particular y la defensa se han adherido a esta petición.

El hombre se ha limitado a responder «sí» a las preguntas de las acusaciones. La víctima, por su parte, ha relatado las agresiones acompañada de una psicóloga. Ha explicado que el 21 de junio de 2018 cuando|cuándo llegó a casa, el acusado lo esperaba, que la amenazó con un cuchillo, la arrastró por el pelo, que quería saber «a quién se había follado», que le dijo «puta», la amenazó con cortarle un dedo por cada mentira que le dijera y que la violó. Por estos hechos, la víctima estuvo ocho meses de baja y recibe tratamiento psicológico desde entonces.

Según los hechos que habrían quedado probados con las declaraciones del acusado, víctima, testigos y peritos, el hombre había mantenido una relación sentimental con la víctima durante nueve años y él no aceptó que se acabara. Así, después de estar durando un mas enviándole mensajes en que se mostraba celoso y le recriminaba que tuviera una nueva relación, el 21 de junio de 2018, el acusado entró en casa de la chica, se escondió y cuando llegó la amenazó con un cuchillo, la arrastró por casa, la ligó y la agredió sexualmente dos veces mientras le exigía que le dijera «a quién se follaba». Además, la amenazó diciéndole «eres una puta y pagarás las consecuencias» y «no saldrás viva de esta casa».

Según ha explicado la mujer, intentó escapar varias veces pero cuando lo hacía, el acusado la golpeaba en el estómago y la intentaba asfixiar con una funda de almohada. Finalmente consiguió escapar aprovechando que entraron en casa su primo y un amigo que tenían llaves.

El ministerio público solicita que además de la pena de prisión se imponga al acusado una medida de diez años de libertad vigilada cuando salga de la prisión y que se le prohíba acercarse a menos de 100 metros o comunicarse con la mujer también durante diez años. Además, pide que el acusado indemnice a la víctima con 60.000 euros por los daños morales.