La mitad de los alumnos conoce al menos un caso de acoso en la propia escuela, según un estudio

Un 49,7% de los alumnos encuestados en un estudio de las entidades Amalgama7 y Fundación Portal conocen al menos un caso de acoso que ha tenido lugar en la propia escuela y un 37,3%, de ciberbullying. Los datos corresponden a la primera fase de un estudio sobre bullying y ciberbullying en alumnos de escuelas catalanas entre 12 y 17 años a partir de una muestra de 193 jóvenes, que se irá ampliando. Cerca del 9% de los encuestados reconoce que al menos en una ocasión han ejercido ciberacoso, un porcentaje que sube al 12,6% entre los adolescentes de 16 a 17 años. Ahora bien, el 16,1% de los encuestados reconoció que había enviado mensajes o hecho llamadas ofensivas a otros compañeros. «Tanto víctimas como agresores y espectadores son menores que necesitan ayuda para cambiar su situación. Sobre todo porque estos papeles no son estáticos, pueden ser cambiantes en el tiempo», advierte el director clínico de Amalgama7, Jordi Royo.

El 41% de los encuestados reconoce que han sido víctimas de bullying y un 14,5%, de ciberbullying. Este es uno de los datos que Amalgama7 y Fundación Portal han avanzado este miércoles, en la presentación de la jornada de prevención y atención a adolescentes en riesgo, que tendrá lugar el jueves 17 de octubre con el título ''Del bullying al ciberbullying. Víctimes?'. Para estas entidades, los datos evidencian que el acoso escolar es «un problema global».

Un 20,2% de los alumnos que manifiestan haber sido víctimas de bullying o ciberbullying no querían ir a la escuela; un 5,7% dejaron de ir. Un 6,7% tuvo en algún momento pensamientos de hacerse daño y un 5,2% reconoció que se había autolesionado, según la encuesta. Un 9,8% de los alumnos víctimas de acoso indicó que había tenido pensamientos suicidas: un 6,5% en el caso de los chicos y un 12,9% en el de las chicas.

El 67% de los alumnos que han sufrido acoso manifiesta que lo comunicaron a un adulto referente, es decir, a los tutores, las madres o los padres. «Por los datos que manejamos y las de otros estudios internacionales, no es verdad que la mayoría de alumnos no comuniquen que son víctimas de bullying a un adulto referente. Para la mayoría es eficaz pero un 14% dice que, a pesar de haberlo comunicado, no cambió nada. Este elemento nos tiene que hacer reflexionar», ha apuntado Royo.

Cerca del 28% de los encuestados reconoce que al menos en una ocasión ha asediado a otros alumnos, con diferencias significativas entre chicos y chicas, con el 41,3% y el 15,8%, respectivamente. Un 14% reconoció que la agresión no sólo había sido psicológica sino también física; un 25% en los chicos y un 4% en las chicas.

Conciencia del papel de espectadores como cómplices

Un 40% de los encuestados reconoció que ser espectador de acoso te convierte en cómplice. Este porcentaje cae hasta el 20% en la franja de 12 a 13 años, mientras que de los 16 a los 17 años crece hasta el 47,7%. Para los responsables del estudio, los datos muestran que a medida que se hacen grandes, los alumnos son más conscientes de la importancia de romper el silencio como espectadores. La concienciación es mayor entre las chicas (50,5%) que en los chicos (28,3%).

Un chico que sufrió bullying, sobre los agresores: «Creo que les faltaba información»

Jesús Martín es un joven de 26 años, con pareja, que lleva una vida «casi bien normal» y que lo explica sintiéndose ahora «muy contento». Ahora bien, la vida no ha sido siempre así para él. De los 3 a los 9 años sufrió bullying en la escuela. «Una vez dije a la profesora que me habían insultado y ella me contestó: 'Será porque lo eres'», recuerda. Cambió de escuela pero el padecimiento no acabó de golpe. Ahora, intenta entender a los asediadores y aquellos que fueron cómplices: «Creo que les faltaba información. Las escuelas no están formadas y los niños no están en condiciones de entenderlo y asediaban».

El director clínico de Amalgama7 destaca que el acoso se fija en la diferencia. A Jesús, le diagnosticaron trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH); después, trastorno de Asperger con trastorno obsesivo compulsivo y, finalmente, el diagnóstico se simplificó, señala, hasta un trastorno del espectro autista. Este periplo por diferentes diagnósticos pone en evidencia la complejidad de los problemas de salud mental y la importancia primordial de llegar a una identificación precisa.

Los debates de la jornada técnica de la semana que viene se centrarán en identificar las características que presentan tanto las víctimas como los asediadores y los motivos que los llevan a comportarse así, entre otros aspectos. Las entidades organizadoras destacan que el bullying es un problema global que afecta a los alumnos, las familias y, también, los profesores. También se debatirá sobre los programas preventivos contra el acoso y se presentarán las modalidades de intervención terapéutica actuales. Fundación Portal es una entidad para jóvenes con patología dual y sus familias. Amalgama7 se dedica a la atención terapéutica y educativa para adolescentes y jóvenes y sus familias.