Los endocrinólogos destacan la relación entre obesidad y riesgo sufrir cáncer

La obesidad y la alimentación constituyen factores de riesgo para padecer algunos cánceres -especialmente de mama, colon, útero, próstata, cabeza y cuello-, así como nacer con peso alto, aumentar de peso en la edad adulta o perder y recuperar peso de forma repetida a lo largo de la vida.

Esta relación entre obesidad y el riesgo de sufrir cáncer es uno de los asuntos más novedosos a tratar en el 60 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen), que comienza este miércoles en Bilbao y se desarrollará hasta el próximo viernes, y que reúne a cerca de 1.500 expertos en este campo.

El vocal del Seen, Francisco Botella, ha destacado en conferencia de prensa que mantener un peso saludable está asociado a un menor peligro de enfermedad oncológica y de recaídas en caso de supervivientes.

Los motivos de la correlación obesidad-cáncer se deben, según ha explicado, al «aumento de los niveles de insulina y del factor de crecimiento insulínico tipo 1; a la inflamación crónica de nivel bajo frecuente en personas con obesidad; a las cantidades elevadas de estrógenos producidas en el tejido graso y a las propias células grasas».

La presidenta de la Seen, Irene Bretón, por su parte, ha resaltado que, además, la obesidad está relacionada con la «desigualdad» ya que los grupos más vulnerables son los de nivel socioeconómico más bajo con una vinculación demostrada en el hecho de que a menos años de colegio más obesidad, y a menos salario, más obesidad también.

«Es una cuestión de economía, pero también de educación», ha remarcado, y ha dicho que la obesidad no solo conlleva una disminución de la calidad y la esperanza de vida, sino que origina un gasto sanitario «insostenible» y es la segunda causa prevenible de mortalidad, tras el tabaquismo.

Otro grupo vulnerable es el colectivo de inmigrantes, ya que «pasan de la escasez a la abundancia y engordan rápido, y, asimismo, desarrollan antes enfermedades asociadas a la obesidad».

Para afrontar estos casos se necesita un «enfoque multidisciplinar», que incluya la reducción en la dieta de alimentos que solo aportan calorías y carecen de valor nutricional, así como un abaratamiento de los productos más saludables.

«Se trata de volver a cocinar y cocinar sano, que es la mejor prevención contra la obesidad», ha resaltado Bretón, y ha añadido que «no vale» la disculpa de falta de tiempo porque «cocinar unas lentejas, que son muy baratas, en una olla express supone menos tiempo que meter un alimento procesado al horno».

Además de la dieta, el ejercicio físico es otra pata importante para mantener el peso adecuado y ambos elementos son los que arrojan resultados buenos para Euskadi, con un índice de obesidad del 19,3 por ciento, por debajo de la media nacional (28 por ciento) y muy alejado de Andalucía (37 por ciento).

Los datos también son mejores en diabetes, con un 13,8 por ciento de prevalencia en España y un 10,6 por ciento en el País Vasco.

Precisamente en el marco de este congreso, la Seen y el Ayuntamiento de Bilbao han firmado un acuerdo por el que la capital vizcaína se une a la Alianza de Ciudades contra la Obesidad, entre las que ya se encuentran Valencia o Granada, por la que se comprometen a desarrollar iniciativas urbanas que promuevan una alimentación saludable y una actividad física regular.