Dos detenidos en el desalojo de la acampada de plaza Universitat
Ha habido alguna carga en los puntos donde los concentrados eran más reticentes a marcharse
La Guardia Urbana ha detenido a dos personas en el desalojo de la acampada de plaza Universitat, han confirmado a ACN fuentes municipales. Están arrestados por atentado a la autoridad. El desalojo ha tenido lugar esta madrugada, hacia la 1, después de 20 días de acampada. Un fuerte dispositivo policial formado por una veintena de furgonetas del cuerpo de seguridad local ha irrumpido en la zona y ha empezado a retirar todos los elementos que ocupaban el espacio público, ordenante a los acampados que se marcharan. La Guardia Urbana ha protagonizado alguna carga contra los concentrados en los puntos donde se resistían más, pero finalmente se ha hecho irse a todo el mundo. El desalojo llega cuatro días después de que los Mossos d'Esquadra identificaran a las 117 personas que había en aquel momento, y que detuvieran una por una orden judicial pendiente.
La veintena de furgonetas de la Guardia Urbana han cortado la Gran Via a la altura de la calle Aribau y los agentes han empezado a desmontar el campamento, retirando el material que les cerraba el paso hasta las tiendas y posteriormente estas instalaciones. Algunos de los acampados han recriminado a los agentes que no les dejaran coger sus pertenencias.
Ha habido también algunas escenas de tensión acompañadas de cargas de los antidisturbios de la Guardia Urbana cuando algunos de los concentrados en la plaza Universitat han mostrado resistencia a cumplir las órdenes de marcharse que les daban los agentes. En este escenario ha habido alguna identificación. En un cuarto de hora, sin embargo, la plaza ha sido desalojada y los servicios de limpieza han empezado a recoger todo lo que quedaba en la zona.
20 días de protesta
Hay que recordar que la protesta que inicialmente empezó como un rechazo a las condenas a los líderes independentistas fue ampliando los objetivos en los primeros días del asentamiento y cogió también un cariz de reivindicación social. Durante aquellas primeras jornadas la ciudadanía acogió con buenos ojos la iniciativa y los acampados recibieron numerosas colaboraciones en forma de comida, de mobiliario o incluso de dinero.
Posteriormente ha habido episodios que han oscurecido la protesta como la aparición de vallas y de un lavabo portátil que habían sido sustraídas de una obra próxima y, sobre todo, la denuncia de una de las participantes a la protesta de una presunta agresión sexual en una de las tiendas.