Sociedad
Aumentan las mujeres que optan por la congelación de óvulos para retrasar la edad de ser madres
El retraso de la maternidad, causado por muchos factores sociales, ha hecho disparar en la última década los nacimientos por encima de los 40 años
Los nacimientos de madres que tienen más de 40 años se han disparado en una década en Cataluña y se ha pasado de 3.719 en el 2008 en 6.458 en el 2018, según datos del Idescat. Detrás de las estadísticas, factores estructurales y barreras sociales causan el retraso de la maternidad, mientras que el deseo de muchas mujeres no desaparece y el reloj biológico no se detiene. La fertilidad de las mujeres empieza a decaer de forma significativa a partir de los 35 años. En este contexto, cada vez son más las mujeres que optan por la vitrificación de óvulos, una técnica de reproducción asistida que les permite conservar los oocitos durante unos años porque en estos momentos no pueden o quieren ser madres. Esta opción por razones no médicas ha aumentado en los últimos años en las clínicas de fertilidad consultadas por ACN. El sistema público cubre la vitrificación de óvulos cuando es por causas médicas.
En el estado español se ha pasado de 2.174 vitrificaciones de óvulos el 2009 a 5.264 en el 2017, según los últimos datos de la Sociedad Española de Fertilidad recogidos por la revista médica Reproducción Asistida ORG. Eso significa un aumento del 142%. El director científico del Instituto Marquès, el doctor Àlex Garcia-Faura, y la doctora Marta Devesa, ginecóloga experta en Medicina de la Reproducción de Dexeus Dona, entrevistados por ACN, corroboran este crecimiento. Desde el 2009, cuando empezamos, hasta ahora se ha incrementado de forma exponencial la vitrificación de óvulos», afirma la ginecóloga de Dexeus Dona, centro que actualmente hace cerca de 200 ciclos de vitrificación al año.
La edad media de la maternidad se ha ido retrasando y supera los 32 años en Cataluña actualmente, según datos del Idescat, y el estado español es uno de los países con una fecundidad más baja. Detrás de la maternidad tardía, hay múltiples factores socioeconómicos, institucionales y culturales, tal como recoge El desafío de la baja fecundidad en España, dentro Informe España 2018. El aumento de la precariedad a causa de la crisis económica ha sido uno de los «factores clave que han propiciado el descenso más reciente de la fecundidad», recogen sus autoras, Teresa Castro y Teresa Martín. Lo explica la periodista Noemí López Trujillo en el libro El vientre vacío (Capitán Swing), que habla del impacto de la precariedad en las expectativas y la planificación de la maternidad, así como del miedo de tener hijos y el miedo de no tenerlos.
«El motivo principal del aumento exponencial de la vitrificación de óvulos es el retraso de la edad de la maternidad», enmarca la doctora Dehesa. Uno de los motivos principales de las mujeres que deciden congelarse los óvulos es que no tienen pareja estable en este momento, apunta. Motivos profesionales o de estudios son otras razones que ven en las consultas, añade Garcia-Faura. La mayoría de las mujeres que acuden a las clínicas tienen rentas medias o altas.
La edad media de las mujeres que quieren congelarse los óvulos en estos centros se sitúa entre los 35 y los 38 años. Devesa y Garcia-Faura coinciden en que es un poco tarde, ya que, si a partir de los 35 años se produce la primera reducción significativa en la reserva ovárica, a partir de los 37-38 años, la bajada se acelera (hablando en términos generales, ya que la reserva ovárica no es igual en todas las mujeres). «El descenso no es sólo cuantitativo, sino también cualitativo. Las probabilidades de un embarazo y que este llegue a buen puerto y el que el bebé nazca sano cada vez son más bajas en estas edades», dice la doctora Dehesa. Por eso, «la edad óptima para la vitrificación es entre los 30 y los 35 años», afirma Garcia-Faura, que prevé que la edad de las mujeres que se interesan por la vitrificación tenderá a bajar en los próximos años.
El proceso
La vitrificación de óvulos, que empieza con una visita de información, asesoramiento y estudio de la reserva ovárica, consiste en un tratamiento hormonal que suele durar unas dos semanas para que los ovarios produzcan más óvulos y en su extracción en una cirugía breve, ambulatoria y de anestesia superficial. Es un procedimiento sencillo con una tasa de complicaciones, por ejemplo derivadas de la punción ovárica, mucho baja (0,15-0,20%). Los óvulos extraídos se congelan mediante la criopreservación, una técnica que permite conservar células o tejidos a una temperatura de entre -80° y -196° en nitrógeno líquido -la congelación es una técnica que ya no se utiliza porque el hielo podía dañar los óvulos-.
El precio de la vitrificación de óvulos ronda los 3.000 euros y se tiene que añadir el coste anual para mantenerlos, entre 200 y 300 euros, según la clínica. Los profesionales consultados advierten de no fiarse de procedimientos low cost, ya que no ofrecen todas las garantías.
Cuando una mujer quiere quedarse embarazada y recurrir a aquellos óvulos que vitrificó, se descongelan los oocitos y se fecundan con el semen de la pareja o de un donante mediante una fecundación in vitro. Según la doctora Dehesa, la tasa de utilización de los óvulos vitrificados en el centro es del 8% y puntualiza que es un dato que puede variar de forma considerable en los próximos años, ya que la vitrificación por razones no médicas es una técnica reciente.
Información clara
El doctor Garcia-Faura ve importante que se difunda la opción de vitrificarse los óvulos para que todas las mujeres tengan acceso a la información y cree que se tendría que hacer a través de la atención primaria, por ejemplo, con carteles, y en las visitas ginecológicas.
Un estudio de la UOC publicado este año pide a las clínicas de fertilidad que den información clara de sus servicios para que los ciudadanos, sobre todo las mujeres, puedan escoger de forma libre si recurrir, después de llegar a la conclusión de que las webs de algunos centros se basan en un modelo comercial. El artículo lleva por título Las narrativas de las webs de clínicas de fertilidad en España.
Preguntado por esta consideración, el doctor Garcia-Faura defiende dar una información completa por encima de todo: «Se tiene que explicar muy claro que no hay una necesidad para todas las mujeres de congelarse los óvulos. Además, habrá pacientes que podrán poner en marcha el proyecto de la maternidad en pareja o en solitario sin tener que recurrir a los oocitos congelados. Pero sí que es una opción para que puedan planificar la vida familiar dentro de los términos que ellas necesiten y, por eso, es primordial tener acceso a una información veraz».
También se tiene que explicar a las mujeres que se interesan por este proceso en que tener oocitos vitrificados es una «posibilidad y un seguro» de tener hijos más adelante, pero no una «garantía» ya que el embarazo depende de varios factores, precisa el director científico del Instituto Marquès.
Otra consideración es que, aunque los óvulos se pueden vitrificar y preservar la capacidad reproductiva y la calidad, el tiempo no se detiene y el cuerpo se hace mayor. «A nivel médico se considera que a partir de los 35 años aumenta una serie de riesgos, como la diabetes o la hipertensión, que pueden tener complicaciones tanto para la madre como para el bebé», advierte al doctor Garcia-Faura. «La Sociedad Española de Fertilidad recomienda tratamientos de fertilidad hasta los 50 años, pero eso no quiere decir que nosotros como ginecólogos recomendemos esperar tanto. Tenemos que explicar que, en edades avanzadas, el embarazo es de más riesgo», dice la doctora Dehesa.
Vitrificación por razones médicas
El Servei Català de la Salut contempla la preservación de gametos -células reproductoras- o preembriones por causas médicas justificadas. Se realiza en pacientes que pueden perder la capacidad reproductiva por enfermedades o tratamientos, como la quimioterapia, que tienen un riesgo acreditado de fallo ovárico o testicular prematuro, informa el Departament de Salut. Sólo se puede llevar a cabo por indicación médica y no por petición de la paciente. En los últimos años, la vitrificación por causas médicas se ha mantenido estable.