Judici Trapero
Trapero en la Audiencia Nacional: «No tenía ningún tipo de relación estrecha con el presidente»
El mayor asegura que cuando Batlle le propuso el ascenso en abril del 2017 Puigdemont no estaba al caso
El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha empezado poco después de las doce del mediodía a declarar al juicio que se celebra desde este lunes en la Audiencia Nacional. Lo ha hecho respondiendo a las preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo, que ha empezado interesándose por el procedimiento por el que fue ascendido a mayor y ha preguntado a Trapero si en el proceso había tenido algún papel el presidente de la Generalitat en aquel momento, Carles Puigdemont. Trapero ha marcado distancias con el expresidente, con quien ha dicho que no tenía una relación «ni buena ni mala» ni «ningún tipo de relación estrecha». De hecho, ha defendido que, cuando Albert Batlle le propuso el ascenso en abril del 2017, Puigdemont no lo sabía.
Carballo ha empezado el interrogatorio preguntándole por su trayectoria profesional y se ha interesado especialmente por el momento en que se decidió ascender a Trapero a mayor. Trapero ha remarcado que mayor es una «categoría profesional» que sigue manteniendo, aunque ya no tenga las funciones de cabeza del cuerpo. Ha explicado que, abril del 2017, fue el director de los Mossos de aquel momento, Albert Batlle, quién le trasladó la propuesta de ascenderlo a mayor porque «entendían que era bueno para el cuerpo» y que era «una manera de dar una autoridad al jefe del cuerpo que hasta el momento no tenía».
Trapero ha remarcado que la primera propuesta le llega en enero del 2016, pero que no se materializó hasta abril del 2017 porque estuvo «parado durante mucho tiempo». De hecho, ha cuestionado que el cuerpo no tuviera esta figura, porque «si la ley establece que las categorías profesionales van de agente hasta mayor, cuesta de entender por qué las de mayor no se proveían». Para Trapero, hubo un periodo de «10 años» con la «irregularidad» que el cuerpo no tenía mayor.
El fiscal ha preguntado a Trapero si el presidente de la Generalitat en aquel momento, Carles Puigdemont, estaba al caso, pero el mayor lo ha negado. «El presidente ni lo sabe, es propuesta de Batlle y lo comenta al conseller Jordi Jané», ha relatado, «el presidente no tiene en aquel momento nada que ver».
De hecho, después de que Carballo le haya preguntado si tenía una buena o estrecha relación con Puigdemont, Trapero ha respondido: «Ni buena ni mala, no tenía ningún tipo de relación estrecha con el presidente». El fiscal se ha preguntado si el ascenso a mayor podía tener alguna relación con la posición de los Mossos ante el cumplimiento de órdenes judiciales relacionadas con el proceso.
Els Mossos no hicieron un cordón en Economía el 20-S
El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero, ha asegurado que la policía catalana no hizo cordones de seguridad alrededor de los múltiples cacheos del 20-S porque no habían podido preparar el dispositivo y no tenían bastante efectivos para hacerlos a primera hora. Cuando ya disponían de antidisturbios en las diversas zonas, ya había demasiada gente concentrada y se hubieran podido producir incidentes como se habían ya producido en algunos de los cacheos. En todo caso, Trapero ha dicho que la intención era no provocar un efecto «contagio» de una concentración a las otras que pudiera crear incidentes de orden público.
En respuesta al fiscal Miguel Ángel Carballo,Traperoha intentado justificar porque no se cumplieron las peticiones de la Guardia Civil de crear un perímetro de seguridad alrededor de los varios edificios registrados aquel día. Elexmáximo responsable del cuerpo ha explicado que lo más habitual en otros grandes operativos policiales es que el cuerpo que lo hace diga a los Mossos que necesitarán su colaboración para evitar problemas de orden público. En este caso no fue así, y cuando los Mossos tuvieron constancia de los registros enviaron inicialmente patrullas de seguridad ciudadana.
Inmediatamente se empezaron a derivar unidades de orden público hacia los varios puntos, una cuarentena en total. Había 14 o 16 furgonetas de losantiavalotsde laBrimo, y se desviaron furgonetas deARROde varias regiones policiales hacia Barcelona. En algunos puntos losantidisturbios tuvieron algún incidente con manifestantes cuando se quiso proteger la puerta del edificio registrado. Esto provocó, según el mayor, que no se hicieran cargas porque se podía crear un «efecto contagio» en otras concentraciones, unas 40 en todo Cataluña, en un día «excepcional». Como que las unidades deantidisturbiosllegabanpaulatinamente, inicialmente no había bastante unidades para crear este cordón en la sede de Economía. Cuando llegaron más unidades, la concentración ya era tan grande que, segúnTrapero, era prácticamente imposible crear el cordón sin aumentar la tensión con los concentrados. «Si hubiéramos hecho cargas, quizás ahora lo estaríamos lamentando», ha dicho.
El fiscal ha cuestionado que hacia el anochecer los concentrados ya se habían «manifestado bastante», peroTraperoha dicho que la actitud de la inmensa mayoría de los concentrados no era violenta, sino «reivindicativa», a pesar de admitir que en general siempre hay «agitadores y gente que tira cosas». «No importa lo que digan los manifestantes, sino lo que hacen, vigilamos que no cometan delitos», ha argumentado.
En todo caso, ha dichoTrapero, las peticiones escritas de la Guardia Civil se hablaban y discutían en la sala de mando y se transmitían «'in voce'» a los responsables del cacheo de Economía. De hecho, el comisario Ferran López, número 2 deTrapero, habló unas 40 veces por teléfono con el coronel de la Guardia Civil que dirigía el operativo en la Consellería. No obstante, la Guardia Civil seguía pidiendo el cordón porque la respuesta de los Mossos no les debía de «satisfacer», ha opinadoTrapero. Si lo hubieran hecho, dice el mayor, se hubiera podido «descontrolar» la situación relativamente calmada en Economía.
Igualmente, inquirido por el fiscal,Traperotambién ha derivado parte de la responsabilidad de no crear el cordón a los responsables policiales sobre el terreno, y ha pedido al fiscal que pregunte también los motivos a estos agentes, que declararán como testigos. Si los mandos desplazados al lugar desaconsejaban el cordón, la cúpula policial, reunida en elCecor, no lo podía ordenar, ha explicado. En todo caso, ha admitido que quizás «se equivocaron», pero ha querido insistir que en ningún caso estuvieron «pasivos» o no intentaron ayudar la Guardia Civil, como insinuaba el fiscal.
Respecto al hecho de proteger los coches de la Guardia Civilvandalizadosy con armas en el interior,Traperoha explicado que lo intentaron con agentes de paisano, pero solo dos pudieron atravesar la «masa compactada», y decidieron vigilar que no hubiera ninguna «intrusión» a los vehículos vigilando desde el helicóptero.
El fiscal se ha interesado también por el hecho de no crear un cordón de seguridad para poder entrar los detenidos en el edificio.Traperoha explicado que se quiso crear un doble cordón con voluntarios de la ANCy agentes, pero finalmente la Guardia Civil los comunicó que renunciaban a trasladar a los arrestados. En un sentido similar ha asegurado que ni la Guardia Civil ni la secretaria judicial de Instrucción 13 les pidieron protección para poder salir del edificio a por comida.
Hacia la tarde, cuando parecía que el cacheo ya acababa y los Mossos se preparaban para la salida de la comitiva judicial, les comunicaron que había problemas con la clonación de los ordenadores y que la diligencia se podría alargar «toda la noche». Al cabo de un cuarto de hora aproximadamente recibió una llamada del magistrado del Juzgado de Instrucción número 13, Juan Antonio Ramírez Sunyer, que le exigía que permitiera la salida de la letrada de la administración de justicia.Traperose extrañó, e incluso desconfió que la llamada no fuera una «trampa», puesto que el magistrado que dirigía la operación se identificó simplemente como el juez de incidencias de aquel día.
A pesar de haberlo pedido durante todo el día,Traperosupo que la salida de la secretaria judicial se podía hacer por un lugar alternativo a la puerta principal, y dijo a sus subordinados que ofrecieran esta posibilidad a la letrada. Por eso, finalmente la mujer pudo salir por una terraza del edificio que conecta con el TeatroColiseum.
Finalmente, sí que actuaron losantidisturbios cargando contra el millar de manifestantes que quedaban hacia la una de la madrugada, puesto que su actitud ya era violenta y algunos de ellos iban «bebidos».
Papel de Jordi Sànchez
Sobre el papel del expresidente de la ANCJordi Sànchez,Traperoha dicho que no era un «mediador» entre la policía y los concentrados el 20-S ante la Consellería de Economía, sino un interlocutor para mantener el contacto y el orden entre los manifestantes y los cuerpos policiales. A pesar de que el fiscal le ha preguntado varias veces sobre las supuestas «condiciones» que ponía Sànchez a los Mossos,Traperoha dicho que «Sànchez no es nadie, no impuso ninguna condición y no lo pretendió», al menos con él. «Tampoco le hubiéramos admitido, nadie pone condiciones a la policía», ha asegurado.
El mayor ha explicado que habló porque el conseller de Interior de entonces, Joaquim Forn, le pidió, y él lo cogió como interlocutor, dentro de la política de mediación que la policía catalana practica desde el 2013.
Durante varios momentos del interrogatorio del fiscal,Traperolo ha querido precisar porque no se interpretaran sus palabras en un sentido contrario al que él pretendía, y ha defendido en todo momento que la actitud de los concentrados era principalmente pacífica y que la intención de los Mossos fue intentar en todo momento que la diligencia policial se pudiera hacer con normalidad y que no hubiera incidentes en ninguno de los múltiples cacheos de aquel día. El interrogatorio seguirá este lunes por la tarde con los preparativos del 1-O.