Judicial
Juzgan a unos padres por maltratar y agredir sexualmente a dos de sus hijas cuando eran menores de edad
El fiscal cree que las víctimas han negado los hechos en el juicio porque han sufrido «presiones familiares»
La acusación pública sostiene que el acusado le hacía tocamientos en los pechos, en el culo y en la zona de los genitales. Unos abusos que fueron a más con el tiempo, por ejemplo cuandoel progenitor «le cogía la mano y lo obligaba a tocarle el pene». El ministerio fiscal también dice que el padre había agredido sexualmente a la menor con los dedos y la intentó forzar a hacerle una felación.
Con respecto a la hija media, los abusos empezaron cuando esta tenía 12 años. Ahora tiene 20. La fiscalía concreta que el padre se aprovechaba de ella cuando estaba tumbada en la camao en el sofá, que la abrazaba por detrás y le hacía tocamientos en el culo, en los pechos y en los genitales. La fiscalía también acusa al progenitor de ejercer un control «rígido» y «desproporcionado» sobre las hijas.
Unos episodios que se complementan con otros donde se hizo uso de la «violencia verbal» y de la «fuerza física necesaria» para asegurarse que las chicas cumplían sus órdenes. En el caso de la madre, la acusación la considera culpable de agredir a las menores con «bofetadas y pellizcos». Y de hecho, a los escritos la fiscalía hace constar hasta diez ocasiones en que el padre o la madre les estiraron el pelo, las golpearon, mordieron o lanzaron objetos.
En los escritos se señala que al llegar el caso en manos de los servicios sociales del Alt Empordà en el 2015, se emitió un informe de urgencia indicando que las dos hijas más pequeñas fueran a un centro de acogida. La hija media interpuso una denuncia en junio del 2016, y cuatro días después lo hizo también su hermana mayorexplicando unos hechos similares.
Padres e hijas niegan los episodios
Durante el juicio, los padres han negado rotundamente todas las acusaciones. En el caso del hombre, ha asegurado que tenía la «conciencia» muy tranquila y que precisamente vinieron de Marruecos para buscar «oportunidades» para sus hijas. El procesado ha explicado que los problemas derivaban únicamente de la mala relación que tenían con la expareja de la hija media, un joven a quien consideraban «inapropiado» y «demasiado mayor» para ella.
Una opinión compartida por la madre, que ha negado cualquier tipo «de insulto» o «agresión» de ellos dos a las hijas. También ha relatado que tenían una «buena relación» con ellas y que el único malentendido fuea raíz de la expareja mencionada por el padre. «Ella tenía sólo 15 años y él era mucho más mayor», ha recordado, asegurando que discutían a menudo sobre el tema pero que antes de que se llevaran las chicas a los responsables de Servicios Sociales, la convivencia «era buena».
Ante el tribunal, las dos hijas también se han cogido al relato de los padres y han negado todas las declaraciones que constaban a las denuncias interpuestas. La media ha remarcado que se trataba de una «invención» y que nunca había pasado nada de lo que había explicado. «Todo era mentira» ha asegurado, añadiendo que lo había hecho para poder marcharse de casa e ir a vivir con la pareja que tenía en aquel momento. «También a él le dije que mi padre me tocaba y mi madre me pegaba», ha detallado. Unos episodios que más adelante, durante la instrucción del caso, ya negó. Como también ha hecho hoy al juicio, asegurando que quería decir «la verdad».
A la historia también se ha añadido su hermana mayor|grande, la segunda que interpuso la denuncia en contra de los progenitores y que alertó a los Servicios Sociales previamente, en el 2015. También ella ha explicado que «mintió» para poder ser libre» y marcharse de casa. «Quería ayudar a mi hermana pequeña» ha asegurado.
Relatos contradictorios
Las declaraciones de la familia, sin embargo, han sido bastante diferentes a las de la antigua pareja de la hermana media, citado como testigo. El joven ha apuntado que él fue testigo presencial de una agresión física del padre hacia una de las víctimas cuando eran amigos. Según ha detallado, mientras estaban paseando por el paseo de Llançà, el acusado bajó de una furgoneta, estiró a su hija porel pelo y se la llevó. Posteriormente, empezó a salir con la hermana media, quien en varias ocasiones le relataba episodios similares de maltratos, insultos y violencia. «Vivían una situación tensa y complicada», ha recordado.
Durante la vista también han intervenido diferentes peritos, que han negado ningún tipo de «fabulación» en las historias iniciales de las víctimas. Según sus informes, había «signos de veracidad» en todo el qué explicaban y han apuntado que una de ellas tenía secuelas de estrés post-traumático. De hecho, uno de los puntos donde han incidido más está en la sensación de «sorpresa» que notaron en las hermanas cuando supieron que las dos habían sufrido unas agresiones y unos abusos sexuales parecidos por parte del padre.
Más de 28 años de prisión
Celebrado el juicio, el ministerio fiscal ha decidido mantener las acusaciones considerando que los hechos expuestos siguen siendo «objetivos». Durante el juicio ha apuntado que, según su opinión, se trata de unas retractaciones derivadas de la «presión familiar» y que los relatos que explicaron las chicas en un inicio sueño «verídicos». También ha considerado que el móvil de las dos denuncias fue «la voluntad de proteger» a la hermana más pequeña, que se estaba acercando a la edad que ellas tenían cuando habrían sufrido los presuntos abusos y las agresiones sexuales.
De esta manera, en el caso del padre, lo considera responsable de un delito continuado de agresión sexual, un delito continuado de abuso sexual, un delito de violencia habitual en el ámbito doméstico, nueve delitos de maltrato y un delito leve de injurias. En total, pide una pena que se sube hasta los 28 años y 3 meses de prisión.
Con respecto a la madre, el fiscal lo acusa de un delito de violencia habitual y cuatro de maltrato. Para todos ellos, solicita una pena de 5 años y 4 meses de prisión. En concepto de responsabilidad civil pide que los padres indemnicen a las hijas con 78.000 euros. Finalmente quiere que, uno cumplidas tres cuartas partes de la pena, se expulse la pareja en Marruecos, de donde son originarios.
Con respecto a la defensa, ha solicitado la absolución al considerar que los hechos no estaban «probados» y subrayando el hecho de que las víctimas hayan declarado que se lo habían inventado. El abogado de los padres ha calificado las acusaciones de «muy graves» y ha apuntado que el ministerio fiscal mantiene la acusación porque es «su obligación». El juicio ha quedado visto para sentencia.