Narcos y milicianos brasileños imponen el toque de queda en las favelas
El miedo al coronavirus y la disconformidad con Bolsonaro les han impulsado a actuar
Las bandas de narcotraficantes y de milicianos que controlan algunas de las favelas de Río de Janeiro temen la propagación del COVID-19 y por eso han decretado el toque de queda en la noches en sus barriadas, según el relato de algunos de sus habitantes.
El «enemigo invisible» que ya ha infectado a más de 2.200 brasileños amenaza con afectar sus negocios, ahuyentar clientes, tumbar sus reinos y poner en riesgo la vida de millones de personas que viven en los arrabales de la ciudad brasileña.
Acostumbrados a imponer sus normas a la fuerza entre los habitantes de las favelas que dominan, narcos y milicianos (grupos paramilitares conformados por policías y expolicías) ahora utilizan su poder para imponer toque de queda en algunas comunidades a partir de las 20.00 hora local.
Habitantes de algunas favelas de la «cidade maravilhosa», que pidieron no ser identificados, confirmaron a Efe que los mensajes alertando sobre la medida restrictiva comenzaron a circular por redes sociales desde el fin de semana y que la gente se está «recogiendo» temprano para evitar problemas.
Jacarepagua, Cidade de Deus, Río das Pedras, Guaratiba, Rocinha y Maré son algunas de las favelas donde se han registrado estos hechos.
«En todos las favelas están haciendo toque de queda. Me han llegado varios mensajes a mi Whatsapp», aseguró una de las fuentes.
«Aquí después de las 7:30 de la noche no se ve un alma», dijo otra.
Los hechos empezaron a tomar eco en las redes sociales donde algunos moradores publicaban fotografías que mostraban la desolación temprana de las calles en comunidades como la de Cidade de Deus (oeste) y hasta vídeos de carros con alarmas y autoparlantes pidiendo a las personas cumplir la orden.
«Atención todos los moradores de Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha!!! Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle fuera de este horario va a aprender a respetar al prójimo!!!», ordena uno de los mensajes divulgados en una zona donde tienen influencia las milicias.
Las autoridades de Río de Janeiro, por su parte, determinaron el cierre de los comercios y solo permiten el funcionamiento de supermercados y farmacias en toda la ciudad.
Los bares y restaurantes solo pueden operar a domicilio y la restricción del transporte público también ha sido notoria, sobre todo para controlar el ingreso de habitantes de municipios vecinos a la «cidade maravilhosa».
A diferencia de Sao Paulo, la mayor y más poblada ciudad de Brasil, con 12 millones de habitantes, Río no implementó período de cuarentena, pero si recomendó a sus habitantes permanecer en casa, suspendió las clases en escuelas y universidades públicas, y ordenó el cierre de parques, teatros, salas de cine y sitios turísticos.