Sociedad
Alertan de que muchas prostitutas del Alt Empordà siguen ejerciendo a riesgo de contagiarse porque «no tienen alternativa»
La entidad Apip-Acam asegura que hace días que no saben nada de muchas de estas mujeres y recuerda que viven bajo coacción
En este sentido, Massé recuerda que muchas de ellas no tienen más ingresos que los que los mujer la prostitución. «Si no trabajan, no tienen ninguna otra alternativa de satisfacer sus necesidades básicas y la de sus familias», explica.
Desde la entidad señalan que hace días que intentan mantener contacto con estas mujeres que trabajan en torno a la Jonquera, pero lamentan que no saben nada. «Siempre procuramos estar al corriente de qué hacen y como se encuentran, pero desde que se ha declarado el estado de alarma y el confinamiento, no tenemos noticias», alerta Natàlia Massé.
Muy diferente que Barcelona
La responsable del Programa Mujeres de Apip-Acam explica que la situación de las mujeres que tienen que ejercer en la zona transfronteriza «es muy diferente» que la de aquellas que lo hacen en ciudades como Barcelona. «En el Alt Empordà se concentra una gran cantidad de industrias sexuales en muy poco espacio. Hay algunos de los prostíbulos mayores de Europa y muchos pisos dedicados a esta práctica», explica.
Pero una de las grandes preocupaciones es el hecho de que las mujeres que trabajan en esta zona lo hacen coaccionadas por un proxeneta de quien están «muy ligadas». Eso hace que las prostitutas no opten por ir a los servicios sociales del Ayuntamiento, ni tampoco vayan a la médicoo al hospital si se encuentran mal.
Massé da por hecho que, si habitualmente estas mujeres son víctimas de delitos de explotación sexual, «ahora todavía lo serán más». Y es que, según Apip-Acam, una de las maneras que utilizan los clientes y los proxenetas para «controlarlas» es apartarlas socialmente. «El confinamiento no es nada más que una situación más de aislamiento en la que no importan nada para los clientes. Sólo son un producto», lamenta.
Internet permite seguir ejerciendo
Aunque el estado de alarma ha provocado que sea más complicado ver mujeres en la calle y que los locales donde se ejerce hayan cerrado, Massé explica que internet sigue siendo un punto de contacto. Muchos clientes contactan a través de la red con el fin de contratar sus servicios, habitualmente, eso sí, del proxeneta.
Apip-Acam también reclama que en ningún caso el proxeneta o los dueños de prostíbulos sean «interlocutores válidos», y que se facilite el acceso a los servicios sociales y sanitarios por estas mujeres, ya que en la mayoría de casos ellas sólo se dirigen a las entidades sociales que las ayudan.