Novios y empresas asumen que se reducirá el número de invitados a las bodas

Tanto las parejas que han tenido que posponer sus enlaces de primavera en otoño por el coronavirus como las empresas proveedoras del sector dan por hecho que las bodas ya no podrán ser como antes y que se reducirá inevitablemente el número de invitados a las celebraciones.

Ya sea porque algunos invitados tienen aprehensión a acudir a un acontecimiento multitudinario o porque después del estado de alarma se decretan algunas restricciones de aforo, aquellos que han reprogramado sus bodas para el final de verano y principios de otoño temen no poder celebrarla para las 200 personas que habían planeado.

Según una encuesta del portal de ayuda a la organización de enlaces Zankyou, el 82% de los novios tiene miedo de que haya bajas entre los invitados a sus bodas.

Andrea, de Barcelona, y Eva, de Ciudad Real, con bodas previstas para otoño, han explicado a Efe que son conscientes de que hasta el último momento no tendrán confirmaciones reales sobre los asistentes a sus enlaces.

Las bodas, al menos durante un tiempo, no volverán a ser como antes. Habrá menos besos y abrazos y por descontado también menos invitados», ha afirmado en Efe Cristina González, de la Finca el Campillo.

González ha señalado que los proveedores de bodas, principalmente servicios de servicio de comidas y salones de acontecimientos, están estos días intentando prever qué puede pasar en los próximos meses y como pueden amortiguar las consecuencias.

«Nuestra previsión son pérdidas de en torno a un 30 por ciento, contando que habrá menos bodas este año y que acudirá menos gente,» ha añadido.

«Veremos cómo nos amoldamos, pero habrá que tomar medidas, seguramente, por ejemplo, colocando a menos personas en cada mesa|tabla», ha apuntado.

También Rafa Echeverría, de Quilicuá servicio de comidas, ha señalado que las bodas no se están cancelando sino posponiendo, por lo cual «todavía se puede salvar la temporada», aunque ha reconocido que habrá pérdidas porque sí que se caerán los invitados a los enlaces.

«Lo que sí que sería catastrófico es que ya se tuviera que posponer todo en 2021,» ha señalado al empresario.

El 7 de marzo, el último sábado antes del estado de alarma, se celebraron en España las primeras y, de momento, últimas bodas de esta temporada, que arranca para la mayoría de proveedores en marzo y acaba en octubre.

Aunque este año la temporada es otra historia, con más bodas que nunca en jueves, domingo, e incluso entre semana en agosto.

El 21 de marzo tenían que casarse Daniel y Carolina, en un enlace con 200 invitados a los cuales se ha pospuesto a septiembre, aunque todavía no se atreven a comunicar la fecha definitiva a sus invitados.

Teniendo en cuenta que las parejas tardan unos 12 meses por término medio en organizar su gran día y se gastan una media de 20.500 euros, la crisis sanitaria que ha paralizado el país representa un «imprevisto» de no pequeñas consecuencias, según han señalado a Efe los responsables de Bodas.net.

Aunque más allá de ilusiones personales, los que temen las consecuencias económicas son todas las empresas que viven de las 27.000 bodas que se celebran al año, incluidas marcas de moda nupcial, floristerías, fotógrafos...

Anna, organizadora de bodas de Just Married, ha explicado a Efe que aunque las ceremonias se pospongan el sector sigue haciendo frente a gastos fijos.

Nuestros pagos son a plazos. Eso significa que los plazos de bodas pospuestas quedan también pospuestos y los ingresos que teníamos previstos no llegarán hasta no sabemos cuando», ha añadido.

Hoy por hoy, la mayoría de proveedores de bodas han pospuesto las bodas de marzo, abril y mediatos de mayo.

Continúan en marcha oficialmente las de junio y julio, aunque todo el mundo, empezando por los novios, se mantiene en la expectativa de tener que cambiar de fecha y ha pedido a sus agencias de viajes que también dejen abiertos sus vuelos para unos viajes de novios que inevitablemente se verán afectados por|para la globalización de la pandemia de COVID-19.