Sociedad
Preocupación sobre la privacidad a raíz del uso de los datos en la lucha contra el coronavirus
Experts piden que la respuesta tecnológica de los gobiernos en el covid-19 tenga las «garantías» suficientes para la población
Según Renta, el coronavirus hará que los europeos tengan que decidir si prefieren la «seguridad» o la «privacidad». «Los atentados cambiaron la percepción de privacidad y seguridad. El coronavirus cambiará el equilibrio entre privacidad, salud y circulación de las personas. La próxima catástrofe cambiará nuestra percepción entre privacidad y alguna otra cosa. Es una batalla de democracia y derechos fundamentales», argumenta.
Para el profesor de protección de datos de la UOC Eduard Blasi, no utilizar la tecnología para combatir el covid-19 sería desperdiciar las «ventajas que nos permite el presente». «Si la tecnología nos permite salvar vidas es positiva, siempre que se haga respetando la privacidad», asegura a Blasi.
En la misma línea, el experto de CEPS considera que la tecnología puede ser «útil» para frenar el coronavirus, siempre que se haga de una manera «proporcionada» y sólo con la finalidad de proteger la salud pública. Con todo, alerta que «la tecnología sola no solucionará todos los problemas y decirlo es muy peligroso y mentira».
«No hay vacaciones para el control de la privacidad en Europa»
La protección de datos no es un derecho absoluto y por eso se tiene que equilibrar con otros derechos, como por ejemplo la protección de la salud pública. En este caso, se pueden abrir «excepciones» en el derecho, dice Renta, en favor de la salud de toda la sociedad.
Sin embargo, la clave en las iniciativas que hasta ahora se han impulsado en Europa es que los datos son agregados y anónimas, con lo cual cumplen la normativa. Eso es lo que defiende la Asociación de Operadores Europeos de Redes de Telecomunicaciones (ETNO por sus siglas en inglés), que remarca que en la iniciativa europea también están implicados los reguladores de la privacidad.
ETNO remarca que la propuesta de la Comisión Europea, que ha pedido a las compañías que faciliten los datos para controlar la expansión del coronavirus, no implica dar «ningún teléfono individual o identidad» y que los datos «son agregados y anónimas».
«No hay vacaciones para el control de la privacidad en Europa», asegura su director de Estrategia y Comunicación, Alessandro Gropelli, que sostiene que «no hay que pedir el consentimiento» de los usuarios para hacer esta transferencia de datos porque no se dará información individual.
En cambio, tanto el experto de CEPScomo el responsable de Políticas de la Asociación Europea de Derechos Digitales (EDRi), Diego Naranjo, ven «esencial» pedir el consentimiento de los usuarios para transferir los datos a las autoridades. «El consentimiento es crucial porque son datos sensibles», defiende Naranjo.
El análisis del covid-19 a nivel europeo
Gropelli asegura que los ejecutivos de las compañías de telecomunicación respondieron con «entusiasmo» a la petición del eurocomisario de Mercado Interno, Thierry Breton. «Haremos todo lo que pueda ayudar también a nivel europeo», dice el director de Estrategia y Comunicación de ETNO, que remarca la iniciativa de la Comisión puede ser «útil» para compartir «conocimiento sobre cómo gestionar el brote».
Según Gropelli, en Lombardía se detectó que un 40% de la gente se movía por la mañana y por la noche y eso «ayudó» al gobierno italiano a decidir que se tenían que parar todos los puestos de trabajo excepto los esenciales para frenar los contagios.
Por su parte, el EDRi apuesta para crear una «sola aplicación» a la Unión Europea que «armonice» la recogida de datos que están haciendo los estados y que «tenga todas las garantías». «Mientras sean datos anónimos y agregadas no tendría que haber ningún impacto en la protección de datos», afirma Naranjo, que cree que analizar los datos de los ciudadanos puede ser «muy valioso» para saber la propagación del virus, siempre que se haga respetando los derechos fundamentales y de manera «proporcionada».
El EDRi cree que los problemas podrían surgir con la aparición de aplicaciones móviles para hacer este control del virus porque pueden ser «más intrusivas». También alerta que en ningún caso los datos recopilados pueden acabar en manos de las fuerzas de la orden, los servicios de inteligencia o de inmigración.
Para el sector de las telecomunicaciones, el análisis de datos a nivel europeo es un campo qué se puede trabajar en el futuro siempre que «se cumplan los requisitos de privacidad». De hecho, creen que explorar el uso de este tipo de datos puede ser positivo para hacer frente a «grandes retos» como el medioambiental.
Desde el EDRi avisan de que estas medidas de recopilación de datos tienen que ser temporales y no pueden ser una «excusa» para utilizarlas en el futuro. Con todo, Naranjo alerta de que no se puede caer en un «tecnosolucionisme», es decir, que siempre se tenga que buscar una solución tecnológica a los problemas. «Las consignas de la OMS de lavarse las manos y hacer distanciamiento social no requieren ninguna tecnología», apunta.
La respuesta digital del gobierno español
El gobierno español trabaja en dos iniciativas tecnológicas contra el coronavirus. Por una parte, prepara el desarrollo de una aplicación de autodiagnóstico para los usuarios que quieran comprobar sus síntomas. Para utilizarla tendrán que dar acceso a la geolocalización de su móvil pero no se recogerán sus movimientos.
Se trata de una aplicación que sigue la línea de la impulsada por el departamento de Salud (Stop Covid-19 Cat), que permite el autodiagnóstico y, a través de la geolocalización, permite hacer un mapa territorial con el número de contagios según las zonas.
Aparte de la aplicación, el gobierno español hará un estudio de movimiento de los ciudadanos para analizar los recorridos. A diferencia de la aplicación, este estudio sigue los movimientos, pero mujer los datos de manera agregada y anónima y sólo podrán tener acceso las autoridades sanitarias.
Para Blasi, el gobierno español ha hecho un «ejercicio de transparencia bastante correcto» con respecto a la comunicación de lo que hacen con los datos. «Como los individuos no son identificados, no tiene implicaciones a nivel de privacidad», observación.
En caso de que las autoridades sanitarias necesitaran más concreción en los datos para frenar el coronavirus, el profesor de la UOC asegura que se podría hacer sin incumplir la normativa. «Las autoridades de control han dicho que la protección de datos no se tiene que utilizar como un freno», subraya Blasi, a pesar de enfatizar que hace falta que estos datos tengan una «limitación en la finalidad y en el tiempo».
Ante este uso excepcional de los datos que pueden hacer a las autoridades públicas, el profesor de protección de datos de la UOC asegura que la normativa a nivel del Estado está «preparada» e incluye «casuísticas» en las cuales se puede incluir la de la actual pandemia.
«En uno o dos años podemos tener una sociedad hipercontrolada»
Aunque las iniciativas tecnológicas contra el coronavirus que se están planteando en Europa son mucho menos intrusivas que las desarrolladas en los países asiáticos, especialmente en China, el jefe de política de regulación, innovación y economía digital de CEPS alerta que la crisis por el coronavirus puede hacer que las autoridades públicas tengan «tentaciones» de seguir recopilando más datos de la población.
«El problema no es tanto ahora durante el confinamiento, sino después, en el momento en que nos ponemos en el problema de cómo empezar a vivir otra vez fuera», apunta Renta ante la posibilidad de que ofrece la tecnología de controlar si alguien va al trabajo contagiado de covid-19 o con fiebre, por ejemplo
Según el experto de CEPS, es posible que los gobiernos tengan a partir de ahora la «tentación» de tener más control sobre la población bajo la excusa que se reduce la privacidad para «garantizar otros derechos fundamentales».
«En un año o dos años podemos tener una sociedad hipercontrolada. Es un riesgo, pero también muy eficiente si miramos como lo hacen en China. Es mucho más seguro, pero el precio que se tiene que pagar es muy alto», dice Renta.
Según el experto de CEPS, hoy por hoy los europeos no están «preparados» para «pagar este precio», pero avisa de que «el miedo hace hacer muchas cosas».